En cada nuevo viaje o escapada que hacemos me doy cuenta que muchos de los elementos, detalles y momentos que intento capturar mediante la fotografía, se repiten. De forma desordenada, pero al fin y al cabo, se repiten, una y otra vez, viaje tras viaje.
Durante nuestro reciente viaje al sur de Portugal, he llegado a la conclusión de que mi perspectiva miope de la fotografía de viajes está ciertamente ‘viciada’. Hay más cosas de las que pensaba, a las que por la razón que sea, e inconscientemente, les presto más atención que a otras. ¿Tanto como para calificarlas como obsesiones fotográficas viajeras?
No lo sé. Desconozco si estas ‘manías fotográficas‘ de las que os voy a hablar ahora pueden llegar a la connotación negativa de ‘obsesión’. Sin embargo, me guste más o me guste menos, la realidad es que no me puedo resistir, nunca, a fotografiar los siguientes 20 elementos, lugares y momentos. ¡Al lío!
Índice de contenido
Bancos solitarios
En los últimos viajes, me he enfrascado en la búsqueda del ‘banco perfecto’. Lógicamente no hablamos de temas financieros, ya que entre bancos y cajas de ahorro, dudo mucho que haya alguno bueno. Se dice que dicho banco es más difícil de encontrar que el Santo Grial, pero yo, sigo empecinado en encontrar ese banco idílico que lo tenga todo. Está complicada la cosa, aunque candidatos no me faltan.
Placas de calles
Muchas veces son un claro distintivo en el decorado de una ciudad, y van más allá de mostrar el nombre de la calle y orientar al foráneo. En ocasiones, incluso el simple hecho de que el nombre de la calle aparezca en otro idioma, y resulte gracioso, llama poderosamente mi atención. ¿Una obsesión absurda? Puede, pero no hay viaje del que me vuelva sin al menos una fotografía de este tipo de placas.
Ventanas
No lo niegues, tú también has mirado alguna vez a través de alguna ventana. ¿Tendencia voyeur? Para nada, pero tras esa ventana entreabierta que deja adivinar un salón y una vida ajena, tras los cuidadosos bordados de las cortinas y el marco de color intenso que contrasta con el blanco de la pared, nuestra mente intenta en ocasiones recrear historias de todo tipo. Me declaro fan de las ventanas con marcos de colores: rojos, azules y amarillos.
Aldabas
Donde esté una aldaba, ¡que se quiten los timbres! Son otra de las señas de identidad de muchos pueblos, en especial, del casco histórico de muchas villas. Antaño, incluso constituían un elemento ornamental y útil (al fin y al cabo, sirven para llamar) que podía significar cierto status, aparte de querer diferenciarse de los vecinos, por descontado. Por cierto, hay un pueblo en la provincia de Teruel, llamado Calaceite, con una calle medieval donde la preciosa forja de balcones y ventanas va acompañada de puertas con aldabas de formas realmente variopintas. De volverse loco.
Señales de tráfico y carteles
Aquí el idioma también puede jugar un factor determinante, pero en general, hablo de que últimamente me quedo atontado mirando señales de tráfico que se mimetizan con escenas urbanas, o con el paisaje de fondo. También hay señales de tráfico curiosas, señales de tráfico modificadas por gamberros, y señales que ciertos artistas aprovechan para darle un toque creativo y original a la ciudad.
Sea como fuere, me va todo lo que tenga que ver con el código de circulación, con obsesión enfermiza últimamente por las señales de ‘Stop’, un afán de prohibición que casa o desentona (depende cómo se mire) muchas veces con la escena o paisaje que contemplamos.
Atardeceres
Es el momento del día preferido por los fotógrafos, y también el mío. Especialmente si se visitan lugares despejados, con mucha luminosidad, en ocasiones basta mirar al cielo y al horizonte para saber que merece la pena sacar el pesado trípode y realizar un par de buenos disparos, con paciencia. También sin trípode, porque muchas veces, el atardecer se presenta casualmente, sin avisar.
Escudos
Asociamos la palabra ‘escudo’ a elemento heráldico en fachada de palacio o casa con cierta importancia histórica. Sí, es su concepción principal y me gusta entretenerme fotografiando todos los detalles de ese tipo de heráldica. Pero los escudos pueden ir grabados o pintados en mil y un sitios: esculturas, monedas, banderas, suelos, armas, etc. Esconde un escudo en algún rincón o elemento de tu pueblo, mi visión miope no descansará hasta encontrarlo.
Farolas
‘Pon una farola en tu vida‘. Y otra, en la esquina de esa foto que acabas de tomar. ¿A que viste? Es un elemento decorativo que siempre da juego, esté iluminada o apagada. Es realmente fácil salirse de los cánones de las farolas comerciales para llamar la atención del ojo fotográfico del turista.
Mercados
Si no has fotografiado la plaza del mercado de Eibar en tu vida, ¿qué haces metiendo el morro entre frutas y verduras del mercado central de Liubliana? Sinceramente, no lo sé, pero los mercados son puntos llenos de energía, donde transcurre la vida cotidiana de un lugar, donde las personas compran, gritan, sonríen, venden…, uno de los mejores lugares para captar con la cámara la esencia de un destino.
Comida/Gastronomía
Antes de que llegase Instagram ya tenía la mala costumbre de fotografiar los platos que degustaba en un restaurante. Hace años, los camareros y dueños de los locales alucinaban un poco cuando veían a alguien arrimarse tanto al plato con un gadget fotográfico. Hoy en día, es algo habitual.
Siempre solemos decir que también se puede viajar a través de la comida, e inmortalizar esos momentos culinarios es para mí una parte importante de cada viaje. Una pena que las cámaras no capten todavía aromas y sabores. Llegará.
Escaleras
Escaleras de piedra en mal estado. De madera. En espiral. Con apoyabrazos. No hay escalera que no me llame la atención. Me intriga sobremanera comenzar a subir peldaños de escaleras que no sé muy bien adónde me llevarán, ni con qué imagen o sorpresa me deleitarán. Las escaleras son un elemento excitante donde los haya, conducen hacia la sorpresa, hacia un mundo desconocido pero cercano.
Pintadas, graffitis y murales
Hay zonas de tu barrio que están llenas de pintadas, pero no te llaman la atención, forman parte de ese paisaje urbanita que recorres todos los días en tu camino al trabajo. Algunas pintadas son canallas, actos de rebeldía que reclaman la atención del transeúnte, con mensajes claramente provocadores. El umbral que separa una pintada gamberra de un graffiti ‘currado’ que titubea con el street art es muy difuso.
Dentro de esta obsesión englobo murales y dibujos correctos pagados por el ayuntamiento de turno, graffitis que quieren protestar y burlar la estricta vigilancia de la policía local, o simples mensajes en paredes, donde el idioma y la forma de expresión juegan una baza muy potente. En el fondo, lo que realmente me llama la atención es el hecho de que una pared inerte hable, de una manera u otra, a un peatón.
Bicicletas (y motocicletas)
Ponle una bicicleta a esa pared tan sosa de esa casa. ¿A que gana? No tiene por qué ser una bicicleta de carretera de más de 3000 €. Es más, las bicicletas con cierto toque vintage me ponen más, y si están apoyadas sobre una casa de pueblo, puedo llegar al orgasmo fotográfico. Si añades que la bicicleta tiene un color chillón e incluye una cesta, delantera o trasera, para transportar algo, mejor que mejor. Lo paso muy mal cada vez que visito Centroeuropa o los países nórdicos, llegando al borde del infarto en ciudades como Amsterdam, donde las ráfagas de disparos se suceden. Quien dice bicicleta, dice motocicleta. Y si es de la marca Lambretta, que tuvo fábrica en Eibar, mejor que mejor ;-).
Carreteras, caminos y senderos
Rectos y en curva, a poder ser, pronunciada. Algún día escribiré un post sobre carreteras rectas que conducen a faros, y otro sobre carreteras de montaña inverosímiles. No hago ascos a ningún trazado o camino que hable y me provoque en algún sentido.
Asfaltado, de tierra firme, alfombras verdes, senderos llenos de maleza… El caso es que se perciba una continuidad, una posibilidad de proseguir con tu historia, una inmersión temporal en ese horizonte no lejano que te incita hacia lo desconocido.
Buzones
¿Te acuerdas de la cantidad de cartas que recibías antes en tu buzón? Eran los tiempos esplendorosos del correo postal, antes de la irrupción del email. Si tenías que consultar y abrir tu buzón 1.0 todos los días, ¿por qué no hacerlo en un buzón chulo y diferente? Otro signo de diferenciación similar a las aldabas antes mencionadas.
Como buen vasco, mención aparte, por mi afición al senderismo y a la montaña, para los buzones de montaña. Son un elemento que he retratado desde bien pequeño. Esos buzones donde dejas una tarjetita confiando en que un alma caritativa la recoja y la mande de vuelta a tu casa o club de montaña, acreditando que tú estuviste allí. Siempre ahí, en lo más alto, soportando todo tipo de climatologías, impertérritos al paso del tiempo, en la más absoluta soledad. Este tema podría dar para muchas historias…
Automóviles, furgonetas, camiones y autobuses
Es una de mis últimas obsesiones, y va in crescendo. No hablo de fotografiar coches normales, hablo de retratar coches ‘diferentes’: coches clásicos, también coches deportivos que de alguna forma, llaman la atención en el sitio donde se encuentran aparcados, ya sea porque componen una estampa curiosa, por el color, por lo viejunos que son, porque no pegan ni con cola, etc.
Este vicio es extensible a otros medios de transporte de ruedas, como por ejemplo camiones, furgonetas y autobuses. Y quien dice automóviles, dice también matrículas, especialmente cuando estamos en otro país. Algún día escribiré algo sobre ‘Monstruos de carretera‘.
Gatos
De los animales domésticos, quizás sea el animal más misterioso. Los perros no llaman demasiado mi atención, en cambio, perseguir con la cámara el devenir errante de un gato es uno de mis vicios favoritos. Por cierto, nunca tendría un gato como mascota o animal de compañía, pero me gusta retratarlos en todos aquellos lugares a los que viajo. ¿Hay algo más misterioso que la mirada profunda de un gato apostado en medio una calle de Eslovenia?
Puentes
Quizás sea por mi afición a la geografía y al intento de aprenderme de memoria los nombres de todos los ríos y afluentes habidos y por haber. Este tipo de estructuras siempre me han llamado la atención. De piedra, de hierro, del siglo II, construido por los romanos, remodelado por los musulmanes, hecho añicos por las inundaciones del 83… Los hay de todos los tipos, épocas y materiales, pero en el fondo, sirven para conectar orillas y gente, para salvar distancias. Por ello, mi ojo fotográfico siempre quiere dar algún tipo de protagonismo a este tipo de estructuras históricas que tantas cosas tienen que contarnos.
Cascadas
Desde una cascada perfecta como la famosa Cola de Caballo de Pirineos, hasta un pequeño salto de agua de un riachuelo de la Gipuzkoa profunda. El agua es magia líquida en movimiento, y cuando veo que se desprende ladera abajo, sea de forma brusca o suavemente en forma de escalera, el ‘síndrome del dedo flojo’ ahoga mi cerebro fotográfico.
Castillos, fortalezas, torres y murallas
Mi pasión por este tipo de monumentos históricos va más allá de la fotografía. Más allá del siglo y estilo en el que fueron construidos, más allá de quien los habitó y defendió, el aire de historia, leyenda y misterio que envuelve a castillos, fortalezas, torres y murallas es otro de mis patentes vicios confesables. En otra vida, creo que me podría reencarnar perfectamente en rey conde, duque, noble o señor; O sirviente, o bufón, lo que me merezca con tal de vivir o acudir de vez en cuando a un castillo.
“Estoy muy obsesionado, ¿verdad querido Doctor? ¿Tiene remedio lo mío, qué (viaje) me recomienda Usted?”
Tras desnudarme con mis obsesiones fotográficas más personales, muchas de ellas en clave de street photography, hablemos de ti: ¿Cuál es tu mayor obsesión en la fotografía de viajes? ¿Qué lugar, detalle o momento fotografías con mayor frecuencia durante tus viajes, casi de forma inconsciente? Cuéntanoslo, así no me sentiré tan sólo (otra de mis obsesiones, no fotográficas) ;-).
SaludoX!
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Que raro que no te haya dado por fotografiar bicicletas 😀
Obsesión número 13 Miguel, las bicicletas no podían faltar en la lista. Gracias por el comentario!
Estás mal, pero todavía no has llegado al nivel de ver conos por todos lados 😛
Hola Víctor! Ésa podría ser perfectamente la obsesión número 21 de la lista, y te aseguro que sería de las más ‘raritas’… ¿Te pido yo la cita en el médico y vamos juntos? 😉 Gracias por comentar, que sigas fotografiando conos y mundo tan bien como hasta ahora!
Jaja, creo que esto del virus fotográfico obsesivo compulsivo está más extendido de lo que parece. A mí me encanta fotografiar puertas, sobre todo las que son de madera, antiguas, con algún color o característica especial. Y luego, de las tuyas me sumo a las de los atardeceres, las bicicletas, los senderos hacia ninguna parte… ¡Y engancha! Porque te vas especializando, volviendo selectivo y más exigente, ¿verdad?
Buenas MMar, ¡bienvenida al mundo de las obsesiones fotográficas! 🙂
Nos quedamos más tranquilos viendo que coincides en muchas de nuestras manías y obsesiones con la cámara, ¡si es que no somos tan raros! 🙂 Como solemos decir, el mundo está lleno de pequeños detalles y momentos, rincones e instantes que hay que vivir, pero que también hay que captar e inmortalizar con la cámara ;). Gracias por pasar por el confesionario fotográfico, saludoX!