Entre Granada capital y la Costa Tropical, existe un paraíso tan terrenal como ancestral. Todo es más tranquilo, más remoto y más auténtico en La Alpujarra de Granada. La luminosa cara sur de Sierra Nevada es una tierra de batallas y leyendas, de pueblos blancos de arquitectura singular, de gente honrada que ha sabido convivir con una orografía tan compleja como bella.
Una ruta en coche por los pueblos más bonitos de La Alpujarra Granadina es la excusa perfecta para enterrar las prisas y olvidar el estrés en profundos barrancos, el hilo conductor que necesitas para descubrir, entre tinaos y terraos, un territorio que tiene un pacto secreto con el slow travel.
Índice de contenido
Ruta por los pueblos más bonitos de La Alpujarra Granadina
La Alpujarra es una región histórica de Andalucía, cuyas tierras comparten las provincias de Granada y de Almería. Así, se suele hablar de La Alpujarra Granadina y de La Alpujarra Almeriense.
Los dos territorios tienen muchos elementos característicos en común (arquitectura, paisajes, tradiciones, etc.), pero también hay diferencias reseñables.
En este sentido, esta ruta se centra exclusivamente en La Alpujarra Granadina, una peculiar comarca formada por 25 municipios (más pedanías) situada al sur de la provincia de Granada.
Situados geográficamente, vamos allá con esta ruta por algunos de los pueblos más bonitos de La Alpujarra de Granada, una ruta en la que también vamos a toparnos con algunos de los pueblos más bonitos de España. Este viaje por La Alpujarra promete. ¿Te vienes?
Lanjarón
Ser el primero de la lista siempre tiene su parte buena pero también conlleva su parte mala. Es lo que le ocurre a Lanjarón, pueblo que probablemente hasta ahora no ubicabas del todo bien, pero que asocias, irremediablemente, a una conocida marca de agua mineral natural. Te suena de algo, ¿verdad?
Su cercanía a la autovía A-44 que conecta Granada capital con la Costa Tropical, y el hecho de ser un pueblo relativamente grande y “sonoro” respecto a otros pueblos de la Alpujarra Granadina, hace que mucha gente no le preste demasiada atención y pase de largo de Lanjarón. Craso error.
Lanjarón es la puerta de entrada a La Alpujarra Granadina. Es el sitio idóneo para hacer un primer alto en el camino: para reponer fuerzas y degustar productos típicos; para disfrutar de su balneario de aguas termales; para informarse en su oficina de turismo sobre qué ver en La Alpujarra Granadina; y sobre todo, para empezar a comprender la relevancia que tiene el agua en toda la cara sur de Sierra Nevada, y en especial, en Lanjarón. Por algo se le conoce con el apelativo de ‘El pueblo del agua‘.
Un sencillo paseo por las calles de la localidad basta para descubrir, en muchos casos, por accidente, los numerosos manantiales y fuentes de agua que tiene Lanjarón. Cada una, con su decoración, con su motivo y con su historia. El agua es patrimonio en Lanjarón.
Al igual que lo es la placeta Virgen del Carmen, una plaza interior o patio común peatonal, con una preciosa fuente y lavadero, rodeado de casas blancas encaladas y de un colorido vergel de flores y plantas que saben y huelen a la Andalucía más pura y tradicional.
Si el agua es el hilo conductor de la historia de la localidad, también lo es, a su manera, el barrio del Hondillo, una de las visitas imprescindibles en Lanjarón.
El pasado histórico de la localidad palpita con fuerza en cada puerta, patio, callejón y recoveco de este entramado de casas situado en un extremo de esta alargada localidad. Es en el barrio del Hondillo donde Lanjarón se convierte en pueblo; es ahí, y sólo ahí, donde Lanjarón se gana con creces estar en la lista de los pueblos más bonitos de La Alpujarra de Granada.
Partiendo de la plaza de la Constitución, junto al ayuntamiento y la fuente-monumento ‘Fuente Viva’, emblema de la localidad, basta con empezar a caminar por la estrecha calle Hondillo para viajar a tiempos pasados.
El fotogénico paseo por el casco histórico de Lanjarón discurre recto entre irregulares casas blancas, hornacinas religiosas, callejones imposibles y un sinfín de floridos patios y singulares ‘tinaos‘.
Un ‘tinao‘ es una especie de patio cubierto o soportal, a veces privado, a veces común a varias viviendas, que tienen algunas casas a modo de entrada. Es un elemento de construcción que forma parte de la arquitectura popular típica de La Alpujarra. Muchos de ellos tienen nombre propio y son ideales para estar a la fresca en verano.
Hay tinaos en el barrio del Hondillo en Lanjarón que son auténticas joyas, siendo inevitable no fijarse o asomarse -siempre con respeto y educación- a ellos.
De vuelta de nuevo a la parte más nueva y moderna de Lanjarón, no dejes de visitar las ruinas del castillo de Lanjarón o castillo “de los moros”, fortaleza medieval que se yergue sobre un promontorio frente al pueblo.
Asómate sin prisas a alguno de los miradores situados a la entrada del pueblo, en el paseo que desemboca junto al balneario de Lanjarón, frente a la oficina de turismo. De forma más improvisada, también merece un alto en el camino la vista desde el restaurante Venta El Buñuelo, a la salida de la localidad.
Es en este sitio donde uno comienza a visualizar y a asimilar lo abrupto del paisaje circundante. Es el punto de no-retorno. El lugar donde te das cuenta que acabas de cruzar la puerta mágica hacia La Alpujarra Granadina.
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Pueblos del barranco de Poqueira
Una sucesión de curvas nos lleva rápidamente desde Lanjarón hasta la zona de Órgiva. Dejamos a un lado la capital de La Alpujarra y tomamos la carretera A-4132, una sinuosa serpiente de asfalto que va a ser el hilo conductor de esta ruta en coche por La Alpujarra Granadina.
Esta carretera de montaña asciende a media ladera hasta encajonarse, entre frondosa vegetación y paredes cada vez más verticales, en el mismísimo barranco de Poqueira. Estamos metidos de lleno en la abrupta cuenca y paisaje excavados por el río Poqueira, uno de los ríos que fluye por la cara sur de Sierra Nevada.
Es en la margen izquierda de este barranco, por ser las pendientes algo más suaves, y por su orientación suroeste, donde se asientan, en fila india de escalada, a diferente altitud, tres pueblos de La Alpujarra que no te puedes perder: Pampaneira, Bubión y Capileira.
Estos tres singulares pueblos, por su peculiar ubicación y por haber sabido preservar, prácticamente sin alteración alguna, su trama urbana, arquitectura, costumbres y tradiciones, forman parte del Conjunto Histórico del Barranco de Poqueira. Esta figura protege y pone en valor el patrimonio histórico y la conservación de los valores típicos alpujarreños en esta subzona de La Alpujarra.
Por si esto fuera poco, Pampaneira, Bubión y Capileira también figuran entre los pueblos más bonitos de España. Tela marinera alpujarreña con el barranco de Poqueira, un motivo más que suficiente, por sí sólo, para visitar La Alpujarra.
Situemos rápidamente, de un vistazo, los tres pueblos: en la base del barranco, tras cruzar por carretera el puente sobre el río Poqueira, nos saluda la pintoresca Pampaneira. Varias curvas de herradura después, tras tomar un desvío a la izquierda por la A-4129 y emprender un empinado ascenso, aparece a media ladera Bubión. Por último, en la parte habitada más alta del barranco, a más de 1300 metros de altitud, Capileira pone el broche perfecto a una ruta en coche por los pueblos del barranco de Poqueira.
Consejo importante para visitar La Alpujarra Granadina
Si no te queda otra opción que visitar La Alpujarra Granadina en un día, nuestra recomendación es que te centres en estos tres pueblos del barranco de Poqueira. Son los más conocidos, los más pintorescos, y una vez has conducido hasta Pampaneira, aunque luego haya que subir algunos kilómetros, Bubión y Capileira quedan muy a mano. Si no te apetece conducir y quieres andar sin preocupaciones, que sepas que también existe la posibilidad de visitar La Alpujarra desde Granada capital, una completa excursión de día que incluye la visita a estos tres pueblos y que bien puede merecer la pena.
Vamos con la visita a los pueblos del barranco de Poqueira, donde sin duda están algunos de los pueblos más bonitos de Granada. Comenzamos de abajo a arriba, de menor a mayor altitud: nuestra experiencia y fotos tras visitar Pampaneira, Bubión y Capileira.
Pampaneira
Al igual que ocurre en el resto de pueblos del barranco de Poqueira, al turista le cuesta adivinar cuál es la mejor entrada o vía de acceso para visitar Pampaneira, y ligado a ello, dónde aparcar.
Exceptuando algún transporte especial o tarea de carga y descarga, Pampaneira es 100% peatonal, o mejor dicho, es un entramado de calles imposible para los coches.
Hay un aparcamiento bastante grande -para el poco espacio que tiene el pueblo- en la parte baja de la localidad. Tras rebasar una de las primeras curvas de herradura que bordean Pampaneira, se accede a él a través de un callejón a mano izquierda, justo antes del primer paso de cebra y de la curva que da acceso a la plaza principal del pueblo.
Si te pasas este parking, otra opción es aparcar el coche en alguno de los pequeños e improvisados “parking-terrazas” situados sobre cada curva de herradura que va realizando la carretera, ya en la parte alta de Pampaneira.
Da igual por dónde comiences tu visita a Pampaneira. El shock urbanístico que van a sufrir -y al mismo tiempo disfrutar- tus ojos, tus sentidos, está más que asegurado. Pampaneira es un festival de arquitectura caótica, calles imposibles, recovecos inimaginables y pendientes de porcentajes desorbitados. Luego dicen de Eibar… Pampaneira es el desafío de los desafíos urbanísticos.
Una trama urbana que tiene al agua como protagonista de lujo: fuentes, lavaderos históricos, y acequias o canales de desagüe, conducciones de agua históricas, bien trazadas y ahora cuidadosamente acondicionadas, que discurren alegremente, animadas por la ley de la gravedad, por las calles del municipio.
Un singular decorado donde el fluir del agua aporta frescura, luz y vitalidad. El agua se convierte en poesía en las calles de Pampaneira.
La iglesia de la Santa Cruz, la tienda de chocolate de la Abuela Ili, bares y bodegas que apuran al máximo sus coquetas terrazas, y un sinfín de talleres de artesanía que destilan orgullo y alegría a través de filas interminables de multicolores jarapas.
Si Pampaneira ostenta el título de ser uno de los pueblos más bonitos de La Alpujarra, de Granada, y de España, parte de ese honor se lo debe a sus gentes y a sus calles, donde destaca, siempre, una sobremanera: es la famosa calle Verónica de Pampaneira, probablemente, una de las calles más singulares del mundo.
Por encima de los 1000 metros de altitud, Pampaneira es un acicate a la curiosidad viajera, un reclamo turístico de primer orden. Creo que no nos equivocamos al decir que Pampaneira es el pueblo más conocido y visitado de La Alpujarra granadina, lo que a menudo se traduce en cruzarse con hordas de turistas por sus calles.
Sin embargo, entre cánticos de agua, cervezas, tapas y jarapas, Pampaneira es capaz de motivar al turista para que tienda a dispersarse entre callejuelas y soportales de aire bohemio.
Es tan fácil como alejarse de la bulliciosa plaza y de las terrazas de la entrada del pueblo; tan sencillo como buscar ese rincón escondido, esa luz y esa perspectiva que sacan tu lado más creativo de la fotografía de viajes. Anímate a encontrar tu propio espacio y momento en las calles de Pampaneira, ¡es una mina!
Como anécdota de nuestra visita a Pampaneira con niños, siempre recordaremos lo que le dijo a Izaro una señora de más de ochenta años en un taller de artesanía de Pampaneira, mientras no paraba de mover con brío un viejo telar de madera: “Ay hija, lo del tiempo, aquí, es relativo”. La Alpujarra es franqueza y humanidad.
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Bubión
De los tres pueblos que cuelgan del barranco de Poqueira, Bubión es el segundo de a bordo en orden de ascenso, situado a medio camino entre Pampaneira y Capileira, cúspide urbana del barranco.
El hecho de estar en la mitad de dos de las visitas imprescindibles de La Alpujarra Granadina, hace que a nivel turístico Bubión no sea tan conocido. Es más, mucha gente pasa de largo, sin apenas reparar en sus encantos, que bien escondidos, pero los tiene.
Me atrevo a decir que el “problema” de Bubión es la empinada carretera y la falta de espacio, de entradas y de referencias claras para detener el vehículo en ese discurrir. Si no paras el coche a propósito al principio del pueblo, es probable que tires para arriba y te acabes dando de bruces con la típica señal de fin de pueblo, camino ya a Capileira.
La carretera pasa por la parte más alta y menos bonita del pueblo, y ello hace que gran parte del caserío de Bubión, que se desploma hacia Pampaneira en sucesivas terrazas sobre una empinada ladera, no se perciba bien desde el coche, dando una primera sensación de pueblo sin encanto, con una carretera que mira a Sierra Nevada, un par de bares, un supermercado y poco más.
Por ello, nuestro primer consejo para visitar Bubión es que según veas las primeras casas y el cartel de “pueblos más bonitos de España” a la izquierda, aparques el coche y continúes la pie.
Lo primero es asomarse al humilde mirador de Las Eras, junto a un bar con terraza y un pequeño supermercado, un lugar desde donde uno toma conciencia del entramado urbano de Bubión y del barranco de Poqueira.
Una vez se adivina el punto de acceso al “núcleo” del pueblo desde la carretera, tan sólo hay que dejarse caer por las luminosas calles de la localidad; hasta abajo del todo, pasando por su tranquila plaza, la iglesia y el lavadero del pueblo.
Saludar a Capileira y volver a subir por el otro extremo. No verás mucha vida ni mucho movimiento de gente en sus calles. Descubrir Bubión sin rumbo fijo es un plan de lo más relajante.
Una inusual calma y “ruralidad” que invitan a dejarse llevar y a fijarse en los mil y un detalles de la arquitectura típica de La Alpujarra.
En este sentido, Bubión vive en cierta manera eclipsada por Pampaneira y Capileira. No tiene nada que ver, y quizás ahí reside su verdadero encanto: es un pueblo mucho más tranquilo, menos turístico, con alojamientos más económicos, y que conserva, mas intacta si cabe, su verdadera esencia y ADN rural.
Bubión es un sitio con muy buena luz. Un buen sitio para perderse entre terraos, reflejos del atardecer y chimeneas típicas de La Alpujarra.
O para sentarse a tomar una buena cerveza en una de las terrazas situadas a pie de carretera. Viendo cómo se esconde el sol en el barranco de Poqueira. Viendo cómo no dejan de subir y de bajar coches. Ay, no sabéis lo que os perdéis.
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Capileira
Subimos un peldaño más, camino al pico Veleta. Situado a más de 1400 metros de altitud, Capileira es el pueblo más alto del Conjunto Histórico del Barranco del Poqueira. Un pueblo de alta montaña, de postal. O un pueblo de postal, de alta montaña. El orden es lo de menos.
Al igual que ocurre con Bubión, la carretera olvida a mano derecha algunas casas y negocios, mientras que el principal núcleo poblacional, de poco más de 500 habitantes, se desliza con elegancia y simpatía ladera abajo, siempre por la vertiente izquierda.
Como en el resto de pueblos de La Alpujarra Granadina, los terraos y sus características chimeneas forman parte de un entramado de casas que armoniza a la perfección con el paisaje de alta montaña.
Herencia de la arquitectura morisca, los “terraos” (o “terrados”) son tejados de cubierta plana, recubiertos de launa, una arcilla o tierra especial, típica de la zona, bastante impermeable, que tiene ese curioso color gris azulado.
Los primeros pasos al visitar Capileira son tan abruptos ni se deslizan por cuestas tan empinadas como en Bubión o en Pampaneira. De hecho, prácticamente sin darnos cuenta, aterrizaremos en una luminosa y agradable plaza rectangular que ejerce de centro neurálgico de la localidad, con una sencilla iglesia, bares con terraza y algún que otro restaurante donde comer platos típicos de La Alpujarra.
Quizás sea el aire de montaña, la altitud o la propia luz, pero los espacios son algo más amplios en Capileira.
En ningún momento vas a tener la sensación de agobio que quizás te toque experimentar en algunos rincones de Pampaneira, con un caos urbano y turístico mucho más sombrío y concentrado.
Es la parte baja de la localidad, muy tranquila y sin apenas tránsito de gente, la que alberga los rincones y fotos más interesantes de Capileira.
No cometas el error de acomodarte en alguna terraza y no descender ni explorar más allá de la plaza.
Capileira no es apta para personas con problemas de movilidad, pero callejear por Capileira es una forma rápida de licenciarte en elementos y construcciones típicas de la arquitectura alpujarreña. Y además, se te pone el culo duro, ¡gratis!
Pendientes inverosímiles, vigas de madera con más años que toda tu familia, escaleras discordantes y accesibilidad bajo cero.
Ésas son las estrictas normas de un entramado urbano concienzudamente enrevesado, totalmente condicionado por una orografía compleja donde las haya.
Dada su estratégica ubicación en la cabecera del barranco de Poqueira, Capileira es el punto de partida idóneo de numerosas rutas de senderismo por el Parque Nacional de Sierra Nevada.
Para los más atrevidos y para l@s que quieran caminar y explorar un poco más el entorno natural, se puede realizar una parte del Sendero Sulayr (GR-240), una ruta que desciende entre terrazas desde Capileira hasta el puente Chiscar, sobre el mismo cauce del río Poqueira.
La ruta es preciosa, y es una forma de conocer de primera mano el río que da nombre a este barranco de La Alpujarra tan conocido. La ruta no plantea dificultades técnicas y está muy bien señalizada. Eso sí, tiene cierto desnivel y la bajada acaba siendo bastante potente, con lo que a la vuelta, toca subir, toca sudar. Imprescindible llevar buen calzado, a poder ser, botas de trekking o zapatillas de senderismo.
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Trevélez
Probablemente hayas escuchado hablar de Trevélez (no acentuar como si fuera Trévelez) por dos motivos: por su famoso jamón y por estar considerado como uno de los pueblos más altos de España.
A este último respecto, incluso hay una especie de placa-monumento, a la entrada del pueblo, que no se corta en afirmar que Trevélez es el pueblo más alto de España. ¿Te suena la historia, la eterna disputa? Lo cierto es que hay pueblos de Teruel que son más altos que Trevélez, con Valdelinares a la cabeza.
Más que la altitud, casi 1500 metros, la sensación al llegar a Trevélez a través de la carretera A-4132 es la de que estás llegando a un sitio muy muy remoto; un sitio en el que mucha gente las habrá pasado canutas en épocas no tan lejanas, llegando a vivir largas temporadas completamente aislados por la nieve y el frío.
Trevélez es un pueblo de alta montaña, difícil de acentuar y todavía más difícil de catalogar. Anclado en la confluencia de varios ríos y valles, bajo la mole del Mulhacén, una vital orientación sur le salva de mayores penurias y lamentos.
Al parecer, son ésas las características que dotan a Trevélez de las condiciones idóneas para madurar y secar jamones. Antes de que proliferaran en el mercado los jamones de Jabugo, de Guijuelo y de la dehesa extremeña, en Trevélez había más secaderos de jamón que casas.
El pueblo está dividido en tres barrios o mesetas, y recorrer sus barrios bajo, medio y alto tiene un punto de gymkana turística. Quizás no tiene un encanto arquitectónico tan notable como el resto de pueblos blancos de La Alpujarra aquí reseñados, pero la singularidad y el encanto de Trevélez recaen en otros aspectos.
Hay muchas razones para visitar Trevélez: su altura, su carácter remoto de lugar del fin del mundo, su jamón, sus apacibles gentes, y sobre todo, el bello entorno de montaña que rodea a la localidad.
Si no fuera por el tipo de vegetación y por el clima, si a ti te llevan con los ojos vendados y te sueltan en el mirador de Trevélez, podrías pensar tranquilamente que estás en los Pirineos.
Te recomendamos descubrir Trevélez comenzando el paseo por la parte baja del pueblo, donde desemboca la carretera tras cruzar un puente entre grandes fábricas de jamón, junto a una explanada llena de bares y restaurantes. Es la estampa más visible, que no la más bonita, para el turismo en Trevélez.
Es en la oficina de turismo habilitada en esa zona donde te sugerirán amablemente seguir la ruta de los barrios de Trevélez, un sencillo paseo semi-circular, bien señalizado, que te permite descubrir todos los rincones reseñables de esta localidad alpujarreña.
Distintos monumentos, historias y elementos de arquitectura típicos de La Alpujarra jalonarán este paseo que no duda en salvar fuertes pendientes hasta el mirador de Trevélez, conocido como “Era El Fuerte”, una antigua era situada en el punto más alto, valga la redundancia, del barrio alto de Trevélez.
En esta antigua era, soleada como ninguna, era donde se ponían a secar los diferentes productos que se trabajaban en las fértiles vegas y tierras de la zona. Rozando los 1500 metros de altitud, es el punto culminante de Trevélez, con unas vistas de infarto sobre el singular paraje de alta montaña sobre el que cabalga la localidad. En este mirador natural Trevélez pasa a engrosar, por meritocracia, la lista de los pueblos más bonitos de La Alpujarra Granadina.
El descenso por la otra vertiente de la ladera desemboca en la singular plaza del barrio medio, donde encontramos la mítica panadería de pueblo, y un bar cuya terraza al sol invita a tomarse una buena cerveza y una rica tapa de jamón de Trevélez.
Con la ruta de los barrios finiquitada, de vuelta en el barrio bajo, nos dejamos caer por la carretera A-4132. A escasos 300 metros, tras pasar junto al restaurante Piedra Ventana (donde se come muy bien), llegamos a un puente de piedra sobre el río Trevélez.
Nada más cruzar el puente, el río forma una especie de piscina natural, ideal para pegarse un chapuzón y refrescarse en días de verano. Desde este punto se obtiene otra interesante perspectiva de Trevélez y sus mesetas o barrios, con la omnipresencia de Sierra Nevada y los consabidos secaderos de jamón.
Mientras que Lanjarón y los pueblos del barranco de Poqueira destacan sobremanera por su peculiar arquitectura, Trevélez apuesta por aferrarse a un entorno espectacular, sin duda uno de los paisajes de montaña más bonitos de La Alpujarra.
Esa simbiosis con la naturaleza es lo que le confiere un toque remoto al pueblo, lo que le imprime un carácter -de montaña- muy especial. La honradez y la nobleza de sus gentes, bajo el hechizo del Mulhacén, hacen que Trevélez sea una de las visitas imprescindibles en La Alpujarra Granadina.
Consejos para visitar Trevélez
Dependiendo de la ruta en coche que hayas elegido para visitar los pueblos de La Alpujarra Granadina, significar que la carretera A-4132 sigue su curso por el lado opuesto del barranco surcado por el río Trevélez, dando una vuelta considerable que tras muchos kilómetros desemboca en la zona de Almegíjar y Torvizcón. La orografía de este gran barranco y valle donde se asienta Trevélez hace que la carretera lo bordee a media ladera de principio a fin, sin pasos intermedios que lo crucen.
Con esto te queremos decir que si tu idea es volver hacia la zona del barranco de Poqueira, lo mejor es desandar el camino desde Trevélez y volver por la misma carretera de acceso, ya que la ruta completa por la carretera A-4132 se aleja mucho y podría terminar con tu paciencia al volante.
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Lanjarón, Pampaneira, Bubión, Capileira y Trevélez. Podría ser la delantera del Granada F.C., pero no es nada más que nuestra humilde y muy personal selección de pueblos blancos más bonitos de La Alpujarra Granadina.
Probablemente no están todos los que son, pero sí estamos convencidos de que son todos los que están.
Te aseguramos que si nos ponemos a mirar con lupa, todos y cada uno de los 25 pueblos de La Alpujarra Granadina esconden rincones, gentes, restaurantes, calles y lugares con encanto que merecen estar en esta lista.
Nosotros nos hemos quedado con cinco pueblos que consideramos visitas imprescindibles en La Alpujarra de Granada, pero seguro que nos hemos dejado injustamente algún pueblo por el camino, por las tortuosas carreteras alpujarreñas.
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