Sidi Bou Said en Túnez es el pueblo del blanco y del azul, del azul y del blanco. Muchos pueblos pintorescos y con encanto tienen sus peculiaridades, algunas veces a nivel de arquitectura de las casas, escudos, calles empedradas… En este caso, lo característico de este pueblo son los colores de todos los edificios, que por misteriosa iniciativa, que luego se convirtió en ley obligatoria, del pintor y músico Barón d’Erlanger, fueron pintándose de estos dos colores a principios del siglo XX. Claro, con el pueblo así pintado, la ley o norma, para seguir con la estética, dicta que todos los edificios de la localidad tienen que tener pintada la fachada completamente de blanco, y las puertas, ventanas, rejas y tejadillos, de color azul claro; ojo, del mismo tono de azul. ¿Quién dijo democracia cromática? Lo comprobamos en esta excursión a Sidi Bou Said desde Túnez, aprovechando una parada de nuestro crucero por el Mediterráneo.