Dónde comer pescado a la parrilla en Euskadi

Milikuena restaurante en Abadiño: dónde comer chuleta y pescados a la brasa


¿Qué tendrá este pequeño y clásico restaurante que siempre está lleno? Nos lo preguntábamos una y otra vez. Habíamos intentado comer en el Restaurante Milikuena tres veces en los últimos años, y siempre que nos acercábamos a preguntar, o llamábamos por teléfono para reservar, nunca tenían sitio. Varias fuentes cercanas y fiables nos dijeron más de una vez aquello de: “No te vayas de este mundo sin… Probar la chuleta del Milikuena“. El Día de Reyes 6 de Enero, tras recorrer mentalmente el mapa gastronómico de Euskadi, y con la idea de no pagar un dineral, decidimos llamar y probar suerte. “Tengo una última mesa, os intentaré hacer un hueco en el comedor principal“, nos dice una chica con marcado acento del Este de Europa. ¡Bingo,  vete arrancando el coche cariño que por fin vamos a comer en Milikuena de Abadiano/Abadiño!

Dónde comer en Abadiano
“Milikuena”, un restaurante muy conocido en la zona

Habíamos pasado por allí muchas veces, y allí seguía, inamovible, al comienzo del barrio de Muntsaratz de Abadiano (Abadiño en euskera); al pie, nunca mejor dicho, de la transitada carretera que une Durango con la bella villa de Elorrio. Es la casa Milikuena (“de los Milikua” en euskera), suponemos que un antiguo caserío, reformado, que resiste al paso del tiempo y que ha ido cogiendo en su fachada ese tono “gris-polvo” que caracteriza a muchos edificios situados al lado de carreteras con mucho tráfico.

Restaurante Milikuena Opiniones
Un antiguo caserío a pie de carretera

Mítica parada y fonda en el barrio de Muntsaratz

Para el que no conoce el restaurante, la entrada no es muy evidente. Sí, se entra por esa pequeña puerta central que veis en la foto, la que da hacia la carretera, bajando un par de escalones, a ras. Entras directamente a la zona de barra, al bar Milikuena, que aunque no tiene espacio para mucha historia, también funciona como bar. A mano izquierda, a través de una pequeña puerta, encontramos la entrada al comedor.

Vigas de madera de antiguo caserío y un aspecto y ambiente bastante más agradable que el de la zona de barra. Aunque es lógico siendo festivo, vemos muchas mesas ocupadas, pero tal y como nos prometió, han hecho un esfuerzo para hacernos un hueco, “malamente” y en diagonal, para no ponernos en la zona de terraza exterior, donde al parecer, con ayuda de calefactores, también sirven comidas. Ideal para los fumadores, nosotros, en invierno, al calorcito.

Pan casero artesanal
La importancia de comer con buen pan

Otra cosa de la que nos habían avisado pero que no nos la habíamos creído: En todas las mesas se recibe al comensal con un plato de jamón y una botella de vino tinto Rioja Bordón, abierta, el “vino de la casa”. No vamos a preguntar desde cuándo lleva abierta, pero siendo un restaurante y estando como estamos en el 2016… Un poquito de por favor. Es más, no queremos ser ni parecer caprichosos, tampoco aguafiestas, pero visto lo visto, hoy no nos apetece comer jamón, que dicho sea de paso, tampoco tiene una pinta espectacular. Y celebrar este día en familia merece algo más que un Rioja Bordón. Sorry.

Comer en Milikuena Abadiano
Con plato de jamón y tinto Rioja Bordón… Se hace el camino

A una de las camareras le sorprende mucho (creemos que incluso alucina) cuando le decimos que nos retire el jamón (para que no nos lo cobre) y nos traiga por favor la carta de vinos. Nos recuerda al típico restaurante de Portugal en el que te dejan las mantequillas para untar, y luego te las cobran. Viene la jefa, que de primeras insiste y nos aconseja mantener el vino, aludiendo a una excelente relación calidad-precio. Cuesta 10€, y la verdad es que no ponemos en duda dicha relación, pero hoy, queremos algo más especial. Y punto. Nos ofrece pocas referencias adicionales, todas en la onda y D.O. Ca. Rioja, eso sí, a precio bastante competitivo. Finalmente, nos decantamos por un clásico Campillo Crianza 2011, una eterna referencia y garantía que viene desde Laguardia, en el corazón de nuestra querida Rioja Alavesa.

Campillo Crianza 2011 Vino Tinto Rioja
Un crianza fino y elegante, infalible

Cocina vasca tradicional en Durangaldea

Nos trae a la mesa la botella abierta, hurgando en la herida de una de las manías gastronómicas que más nos escuecen. Nos miramos y decidimos sonreir en silencio, pasar del tema. Desgraciadamente, hoy es lo que toca, parece que los detalles importan más bien poco en lo que otrora fue un sitio de referencia para comer en Durangaldea, un restaurante sencillo donde degustar cocina vasca tradicional, con mayúsculas, sin complicaciones. Lo volvemos a decir. Estamos en pleno 2016, y la gente que va a pagar cierta cantidad considerable por comer, busca algo más, un plus, algo especial, un valor añadido.

Alegrando el paladar con este fino y delicioso vino que nunca nos ha fallado (junto con Viña Alberdi de La Rioja Alta, es uno de los Rioja crianzas más infalibles, finos y seguros que conocemos), nos cantan la carta del Milikuena a viva voz. Aquí lo de tener el menú en papel y dejar tiempo al comensal para pensárselo, tampoco se lleva. ¡Vaya día!

Carta Restaurante Milikuena
Carta “cantada”, es lo que hay

Comenzamos con una ración de fritos o croquetas, un clásico de la casa del que también nos habían hablado, muy bien por cierto. Vamos a pedir dos segundos contundentes, pescado y carne, por lo que con este único entrante basta. Es un señor plato de fritos que compartimos los tres; nosotros picamos, Izaro come. Fabulosa ración de croquetas caseras de jamón, deliciosas.

Comer en Abadiño croquetas caseras
Mano casera, ¡ven y cuéntalo!

A pesar de que las opiniones del Milikuena hablan siempre de su famosa txuleta, nosotros veníamos a Milikuena porque más de un pajarito nos habían dicho que también bordan los pescados a la parrilla. Para no llevarnos sorpresas, al reservar por teléfono preguntamos qué pescados tenían, y de nuevo, lo dicho por teléfono lo respetan. Entre lubina y rape para dos, nos quedamos con la lubina, sin ninguna duda. El besugo del Milikuena ha sido otra de las famosas viandas del Duranguesado, pero en época de Navidad, debido a los precios astronómicos que alcanzan ciertos alimentos, especialmente ciertos mariscos y pescados exclusivos, aquí optan por no comprar ni ofrecérselo a los clientes. Nos parece muy bien.

intercambio de casa HomeExchange con Lonifasiko

Pescados a la parrilla de campeonato, besugo inside!

La lubina salvaje para dos está requetebuena. Los pescados, cuando son frescos y buenos, no necesitan mucha historia, al menos no para seducir a nuestro paladar. Hecho en su punto a la brasa, sin que se quede seco, con ajos, algún trocito o toque de guindilla minúsculo y ese rico jugo que haya podido soltar el pescado. Brutal.

Lubina salvaje a la parrilla fotos
Buena pieza, ¡qué maravilla!

Al partir y servir el pescado, la carne se separa de la espina con increible facilidad, aflorando unos lomos de lubina salvajemente generosos. Para nuestra sorpresa, visto el percal, Izaro prueba un trozo limpio de lomo de lubina, y nos sorprende con un tajante dictamen gastronómico: “hau arraiña ikastolakua baiño askoz hobia da” (“este pescado es mucho mejor que el del comedor de la ikastola” en euskera). Chica lista, y eso que no tenemos queja alguna con ella en la mesa, ya que come, y especialmente prueba, casi todo lo que le sirvan. Comer en la ikastola, volveríamos sólo para vivir de nuevo y escribir en el blog sobre la experiencia :).

Dónde comer pescado a la parrilla en Euskadi
¡Qué carnaza!

Aprovechamos la lubina a base de bien, pero hay un hueco para la afamada carnaza del lugar. Lo mejor de todo es que la carne, o incluso sea cual sea el segundo plato que pidas (no llegamos a conocer la oferta del resto de segundos platos), la puedes pedir sobre la marcha, dependiendo de cómo te quedas con lo que has comido hasta el momento, en este caso, entrante y lubina. Es la misma camarera quien te aconseja y te permite esta flexibilidad gastronómica. Todo un detalle.

Aprovechar bien el pescado
“Es de bien nacido ser agradecido”. También en la mesa.

Comer la famosa chuleta del Milikuena

Con el plato de la lubina finiquitado, cuando nos preguntan qué tal vamos, optamos por pedir una chuleta pequeña, como para una persona. Suelen tener chuleta de ternera y chuleta “de viejo”, pero al insistir en que sea una chuleta pequeña, nos dice que sacará lo que haya. Ese comentario no nos inspira demasiado confianza, pero en fin, es lo que hay.

La carne que nos ha tocado en la lotería de la cocina del Milikuena viene en una pequeña fuente, ya troceada, con patatas fritas caseras y pimientos verdes. En nuestra visión carnívora más bucólica, al igual que en las sidrerías, imaginábamos ver la chuleta entera, simple y llanamente, sin aditivos innecesarios. Vemos que al menos no somos los únicos, que en todas las mesas el formato es similar. ¿Por qué “tapar” la carne si vas a comer una buena txuleta?

Dónde comer chuleta en Euskadi
Chuleta ya troceada entre patatas y pimientos verdes. ¿Algo que enmascarar?

No nos han preguntado cómo queremos la carne, ni nosotros se lo hemos dicho. Fallo de ambas partes. Viene por defecto muy-muy poco hecha, por lo que les decimos que nos la pasen un poquito más, al punto por favor. Vueltita en la plancha y volver a empezar.

Nos tocan varios trozos con bastante gizena (nervio, fibra), con algunas zonas de hueso con carne no demasiado aprovechable. La carne está bien, pero nada del otro mundo. Hemos comido chuletas infinitamente mejores en muchos sitios, incluso más abajo de Miranda de Ebro. El mito de la chuleta del Milikuena se desvanece, nos decepciona. Quizás tiene que ver que venimos del subidón gastronómico de la lubina salvaje, y pasamos a una chuleta de ternera corriente, que da la sensación de venir en forma de sobras o “petachos” de carne. Sí, con la carne, la palabra es decepción, absoluta. Tendremos que volver para pedir una señora chuleta de viejo en todo su esplendor y quitar el sabor amargo de esta gastroexperiencia. Queremos creer que desde luego existe en la actualidad una carne infinitamente mejor en Milikuena. Una pena que nosotros no la degustamos :(.

Comer txuleta de ternera en Euskadi
Algún trozo de carne se salva de la “quema”

La bendita sencillez de los postres caseros

La decepción carnívora hay que ahogarla en algo. El Campillo siempre ayuda, pero quizás un postre pueda echarnos un buen último cable. No uno, sino dos. Pensando en la peque, pedimos un postre clásico como la Comtessa, a base de helado de nata y chocolate. Cumple su función esperada, sin más.

Comtessa Postre Tarta Helada
Mítico postre que pedíamos cuando éramos txikis

En la parte de postres caseros, que tienen unos cuantos, optamos por probar las natillas caseras. Deliciosas, bien cuajadas, con buena textura y estupendo e intenso sabor bajo esa primera capa siempre misteriosa. Izaro termina descartando el helado y uniéndose a la gastrofiesta de las natillas. Como comentábamos antes, la niña nos ha salido lista :).


Natillas caseras fotos
Esa primera capa esconde mucha ternura dentro

Para terminar, pedimos un par de cafés y un chupito de licor de hierbas, muy dulce, bastante artificial. Es tiempo de recibir la “Dolorosa”. Viene en formato sencillo, por no decir arcaico e increíble. Una sola línea con el importe, otra línea con el IVA, y una tercera con el importe final a pagar. No vienen especificados los diferentes artículos que hemos consumido, sólo el montante total, que asciende a 72 €. Estamos de acuerdo con el precio y no es cuestión de protestar, especialmente porque la comida ha ido bien y la lubina nos ha conquistado, pero realmente, no sabes qué te han cobrado  por cada cosa. ¿Esto es normal en pleno 2016, aunque sea en una zona very rural de Euskadi? No, pero una vez más, nos miramos, sonreímos (tímidamente, la sonrisa se va gastando) y pagamos religiosamente. Somos de los que solemos dejar propina cuando comemos bien y nos atienden mejor. En esta ocasión,  y con permiso de Mari, Diosa de Anboto, creemos que no procede. Demasiadas sonrisas, muchas de ellas forzadas.

Restaurante Milikuena Teléfono
Abadiño, a los pies de los “Alpes Vascos”

Comer cerca de Durango: nuevos tiempos en el Restaurante Milikuena

Tras comentar nuestra experiencia con algunas de las fuentes que nos habían recomendado comer en el Restaurante Milikuena, nos comentan que los antiguos dueños se han jubilado en Septiembre del 2014, y que ahora, el restaurante y negocio lo dirige otro equipo, tal y como ya nos pareció al reservar por teléfono.

No habiendo estado en la etapa de oro anterior de este sencillo restaurante de Abadiño, no podemos comparar el antes y el después, pero desde luego, entre la información (de fiar) que nos habían dado, y la experiencia vivida, las piezas del puzzle gastronómico no encajan. El precio sí, la calidad no. Este nuevo equipo que gestiona el Milikuena tiene ante sí el gran reto de mantener el nivel y posicionar al restaurante Milikuena a la cabeza de la lista de deseos gastronómicos de muchos amantes de la cocina tradicionalfoodies de la zona. Visto lo visto, el reto se antoja complicado, no imposible, ya que hay margen de mejora y tiempo por delante.

Desde aquí, de corazón, les deseamos toda la suerte del mundo en esta nueva etapa y aventura gastronómica, porque mimbres hay. El servicio es correcto, sin ningún alarde, conocen y manejan buena materia, y el background histórico les hace aparecer como uno de los más clásicos y tradicionales restaurantes en Durangaldea. Dicen que quien tuvo, retuvo, y confiamos en ver de nuevo al Milikuena entre las principales opciones para comer en Abadiano/Abadiño, cerca de Durango, con permiso de los restaurantes Soloa Jatetxea y Abarketeruena Taberna.


Valoración @Lonifasiko: 4.1/5


Información práctica:

  • Dirección: Barrio Muntsaratz, 23 – 48220 Abadiano (Bizkaia)
  • Teléfono: (+34) 946 81 51 39
  • Comedor muy pequeño. Se aconseja llamar para reservar, especialmente durante los fines de semana y festivos.
  • Dispone de sitio para aparcar justo detrás de la casa-restaurante.
  • Gastroexperiencia disfrutada en Enero del 2016.
  • Precio: 72 € para dos adultos y una niña de 4 años incluyendo todo lo descrito en este post.
  • Durante la semana, ofrecen un menú del día en torno a los 10 €.
  • El restaurante también funciona como bar, siendo la zona de barra un espacio muy pequeño y antiguo. No es un bar para tomarte algo tranquilo y cómodo.
  • NO se puede pagar con tarjeta.
  • Otros restaurantes en Abadiño y alrededores:
  • Mapa con la ubicación del Restaurante Milikuena

On egin!


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6 comentarios sobre “Milikuena restaurante en Abadiño: dónde comer chuleta y pescados a la brasa”

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