Degustar un postre tranquilamente

11 manías gastronómicas muy personales sobre la mesa


Sabéis que nos van las gastroexperiencias, de todo tipo: desde comer comida casera en la tasca de un pueblo hasta comer un suculento menú degustación en un restaurante de estrecha Michelín, pasando por ventilarnos un burek en un puesto de comida callejera en Eslovenia. Por ello, sin pretender ser tan malos como Chicote ni aspirar a colarnos en el jurado de MasterChef, hoy, desde un punto de vista más personal y maniático que nunca, compartimos con vosotros 11 detalles que nos molestan y pueden llegar a condicionar, incluso estropear, una comida o cena.

Que conste que no queremos utilizar este post como alegato ni arma arrojadiza contra el colectivo de los camareros, ¡ni mucho menos! Es más, somos grandes admiradores de estos sufridos trabajadores del mundo de la hostelería, excelentes profesionales que la mayoría de las veces nos atienden con exquisita profesionalidad, consiguiendo redondear la experiencia gastronómica vivida.

Manías gastronómicas en la mesa de los restaurantes

Nuestras manías gastronómicas en la mesa de restaurantes

¡Vergüenzas fuera! Aquí van, en orden aleatorio y sobre la mesa, nunca mejor dicho, nuestras 11 manías gastronómicas más relevantes:

  1. El maître o camarero es la única deidad autorizada para servir vino. Esa fase inicial de la comida en la que se nos muestra la botella de vino elegida, se descorcha en nuestra presencia, se nos sirve una pequeña cantidad en la copa a la espera de aprobación…, el conocido como ‘protocolo del vino’, nos gusta. A partir de esa primera copa, somos autosuficientes y preferimos servirnos el vino nosotros mismos, a nuestro ritmo. En algunos sitios un poco chic, incluso en bodas, se ha puesto de moda que sea el camarero quien te sirva el tesoro de Baco, como detalle de atención y clase. Pues bien, no nos gusta, preferimos hacerlo nosotros, solitos. Y lo que ya riza el rizo es que te estés sirviendo tú mismo el vino, venga el camarero y quiera terminar la faena él. ¿Cómorrrrr?

    Sea blanco o tinto, el vino ya me lo sirvo yo

    Sea blanco o tinto, el vino ya me lo sirvo yo

  2. Escoger la bebida antes de pedir la comida. Nos fastidia que el camarero, al mismo tiempo que nos trae la carta, nos espete con cara marketiniana un ‘¿Qué vais a tomar para beber?‘. Si fuera un ‘¿Vais a tomar, u os apetece tomar algo mientras os decidís’?, todavía pasaba, pero no suele ser el caso. ¿Por qué nos molesta este detalles? Porque muchas veces, la bebida, especialmente si se trata de vino, la pedimos en base a lo que vamos a comer. No vamos a pedir de entrada un crianza navarro, que nos puede apetecer y mucho, cuando luego en la carta, puede que nos llame la atención el rodaballo a la parrilla. Cada cosa a su tiempo, así que somos de los que preferimos que nos dejen la carta de vinos, y cuando nos tomen nota de la comida, decimos qué vamos a beber, ¡como si es agua!
  3. Descoordinación en los tiempos de los platos. Estamos convencidos de que el orden de los factores, en una comida, puede llegar a alterar el producto. Sabemos que en ciertas culturas y países, tienen el hábito de sacar todos los platos al mismo tiempo. Eso es así y aunque lo intentes, no lo vas a poder cambiar. Pero no nos referimos a eso, nos referimos al típico restaurante de España, en el que por mucho que le especifiques que primero saque un entrante para compartir, luego el segundo entrante también para compartir, te sacan los entrantes a la vez. ¿Qué parte del ‘compartir’ no hemos entendido bien?De la misma forma, no entendemos que un comensal esté comiendo, y el otro, mirando a las musarañas, o lo que es peor, al plato del otro. Siempre está el educado y loable detalle de esperar a que traigan la comida del otro, pero hay platos que no pueden esperar, se quedan fríos. ¿Tan difícil es sacar los platos de todos los comensales de forma sincronizada?

    Hay entrantes que llevan en su ADN ser compartidos

    Hay entrantes que llevan en su ADN ser compartidos

  4. Miradas furtivas y descaradas en torno al plato. Un buen camarero tiene que tener arte y disimulo para saber cuándo un comensal ha terminado con su plato. No hace falta darse un paseíllo lleno de miradas descaradas cada 37 segundos. Y de poder elegir, asegúrate y espera, que recoger un minuto más tarde, cuando el comensal se ha reclinado en su silla y está disfrutando como un niño de la digestión, no va a ningún sitio.
  5. Postre y café, ¿juntos y revueltos?. En nuestra filosofía gastronómica, primero se come el postre, y cuando se termina, y sólo cuando se termina, si apetece, se toma el café. No nos gusta que en algunos sitios el café se pida con el postre, y además, lo traigan junto a él. En café termina por quedarse frío y es una falta de respeto hacia el mundo de los postres. De nuevo, cada cosa, a su debido tiempo.

    Degustar un postre tranquilamente

    Disfrutemos primero del poste; luego, ya vendrá el café…

  6. Discusiones entre compañeros en público. Que dos camareros o compañeros de faena discutan en público y el comensal perciba ese mal rollo existente entre ellos, nos provoca ganas de escondernos bajo el mantel y salir por la puerta en plan superhéroe gastronómico, sin pagar por tal espectáculo, por supuesto. Los malos rollos, voces, portazos, patadas y puñetazos, nunca mejor dicho, en la cocina, y sin armar mucha cancha, que en algunos sitios, se oye, y luego se sabe todo. Nos acordamos de una discusión vivida en un bar-restaurante de Galicia, entre lo que probablemente eran padre e hija…¡la madre del cordero!
  7. ‘La Dolorosa’ viaja en alta velocidad. No concebimos que el personal del local nos traiga la cuenta sin haberla pedido nosotros antes. Sienta mal, nos hace percibir esa sensación de ‘nos están echando’. Nos da igual que haya otro turno de comida y tengan gente esperando, la cuenta la pedimos nosotros, cuando queramos. Y no, no somos de los que alargan tertulias en el aire hasta echar raíces en el suelo del restaurante, pero es un detalle.

    Pagar la cuenta de una comida

    Pagar ‘La Dolorosa’, ese momento requerido por el cliente

  8. Nada de quejas y penurias personales u organizativas ante el comensal. Cuando algo va mal en una gastroexperiencia, léase tardan en servir, algo no estaba en su punto, se han olvidado de tomarnos nota…, en ocasiones hemos llegado a escuchar frases como ‘lo siento pero es que hoy no damos abasto’, ‘una compañera está de baja y me ha tocado cubrir todas las mesas a mí porque el jefe no contrata a nadie’, ‘hoy no sé qué les pasa en la cocina, están dormidos’. A ver, podemos empatizar, entender e incluso compartir esos problemas que nos comenta el camarero, pero sinceramente, estamos pagando por un servicio gastronómico que no está a la altura de las circunstancias, y tu priridad, debería ser darle la vuelta a esa sensación negativa del comensal, sin atosigarle para ello con penurias. Porque…¿quieres que te contemos nosotros las nuestras? Porque todos tenemos penurias…
  9. ¿Está prohibido rebañar el plato? Hay platos que llevan salsas irresistibles, y punto. No nos importa que el segundo plato esté a punto de caramelo en la cocina; somos muy agradecidos, y si está rico, nos gusta dejar el plato bien limpio. Por ello, nos molesta que nos quiten el plato cuando justo estábamos cogiendo el último trozo de pan para realizar el último unte. ¿Tanta prisa hay?

    Irresistibles salsar para untar

    Pagar ‘La Dolorosa’, ese momento requerido por el cliente

  10. Fiarse de la opinión y feedback del comensal. Esta frase es técnicamente diferente al mítico ‘el cliente siempre tiene la razón’. No nos gusta ver caras de asombro extremo o escuchar expresiones tipo ‘No me lo explico, no puede ser, nunca nos ha pasado…’ cuando el comensal dice que el plato estaba frío, salado, la carne poco hecha, o el arroz, pasado. Los cocineros, ya sea una abuela de 81 años o una joven promesa de la alta restauración, son humanos, y como tal, también pueden cometer errores.
  11. ¿Los productos fuera de carta son gratis? Si un restaurante tiene productos, normalmente de temporada, que el camarero ofrece amablemente fuera de carta, es lógico que el comensal quiera saber el precio de los mismos, no vaya a pedir esa lubina de anzuelo que tanto le ha llamado la atención, y luego se tenga que quedar a fregar platos para poder pagarla.

    Productos fuera de carta

    Productos fuera de carta

¿Coincidís en alguna con nosotros u os ha parecido que somos demasiado maniáticos en la mesa? Puede que sí, puede que no, pero lo que sí os podemos asegurar es que cuando alguna de estas situaciones tiene lugar, la gastroexperiencia ya no es todo lo exquisita que podría haber sido. Venga, no os cortéis y dad rienda suelta a vuestras gastromanías en los comentarios del artículo, prometemos no reirnos, sólo sonreir ;-).

SaludoX!

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16 comentarios sobre “11 manías gastronómicas muy personales sobre la mesa”

  1. Si os habeis dejado alguna, no la encuentro!! Completisima relación de despropósitos que quien y quien menos ha sufrido, aunque… Si, se me ocurre alguna, como que no te hagan caso entre plato y plato tras esperar media hora, o ni siquiera para traerte la cuenta cuando la pides (un simpa he hecho en mi vida y fue por eso!). Creo que sois muy normales y mira, la única vez que he ido a un estrellas Michelín me tocó la de la camarera cabreada porque llevaba sin librar no sé cuántos días, etc. (:
    Un abrazo!
    Alicia

    1. Hola Alicia! Sí, los ejemplos que comentas podrían entrar perfectamente en la lista, y es que esperar mucho en la mesa, no es plato de buen gusto. Al igual que tú, opinamos que el hecho de pedir la cuenta y tener que esperar más de 5 minutos a que nos la traigan a la mesa, es algo que nunca llegaremos a comprender. Por tu comentario, y por otro que han dejado un poco más abajo, los restaurantes de estrella Michelín también tienen sus “manías” y sus “cosas”, y es que aquí no se libra nadie :). Gracias por el aporte, y un fuerte abrazo, pedazo viajera!

  2. Además de compartir vuestras 11 manías al 100%, a mi me molesta sobremanera algo que nos ha ocurrido en restaurantes de alto copete, concretamente, 3 estrellas michelín, ese del “garrote”.
    Lo normal incluso en restaurantes de andar por casa, es que si me ofrecen un aperitivo para entretener la espera de nuestra comanda, sea gratuito… Lejos de ser así, sin darnos una carta de precios ni nada por el estilo, cual fue nuestra sorpresa cuando vimos en la dolorosa 36€ por el aperitivo… Que digo yo, que con lo que Se paga por los menús allí, deberían tenerlo previsto e incluido en el precio, o advertirlo cuando te lo ofrecen… Esa es una manera de estropear una comida de 10… Los detalles… En peores tascas nos han invitado a café y chupitos, y en algunos otros, con muy buen ojo, nos dieron un vale de descuento por 20€ para la próxima comida… Eso si es marketing para volver…

    1. Hola! Sólo por curiosidad, ¿qué era o qué llevaba ese aperitivo de 36€? Como bien dices, esos son los detalles que marcan la diferencia, en este caso negativa, y simplemente por ese detalle, nosotros no volveríamos a ese restaurante, por muy bien que hubiéramos comido. Y lo triste es que eso ocurra en un restaurante de ese teórico calibre, muy mal. Gracias por pasarte por el blog y por compartir tu experiencia, nos vemos!

  3. Sin tocar. Lo que más me molesta es eso de las palmaditas en la espalda en plan ¿Todo bien? Me ha pasado un par de veces. Algunos se toman unas confianzas…
    Me encanta la lista de manías. Lo tendré en cuenta si un día abro un restaurante :)))
    Salut!

    1. Hola Daniel! Jajaja, muy bueno lo de las palmaditas en la espalda! Sí, que te pregunten si todo va bien, una vez, sin que sea con cada plato, pasa, pero eso de las palmaditas en la espalda y los ‘casi-abrazos’, en un sitio que no te conocen, como que no…
      Si abres un restaurante algún día avisa, podemos escribir más gastroposts, e incluso probar los platos :P. SaludoX!

  4. No cambiaría ni una sola coma de tu entrada en cuanto a las manías en la mesa. Creo que coincido con todas ellas, especialmente con el hecho de que aún sin sentarte ya quieren que les digas qué vas a beber. Lo de que te traigan la cuenta sin pedirlo, también cae muy mal, pero peor aún es cuando les dices que por favor te traigan “la dolorosa” porque tienes prisa, por ejemplo, y desaparecen como por arte de magia. Una vez esperamos más de 15 minutos y nos levantamos para irnos. Cuando estábamos en la puerta, apareció la cuenta.

    Por cierto, creo que en estos días estaban de aniversario. Felicidades y que sigan sumando muchos éxitos y muchas buenas comidas 🙂

    1. Muchas gracias Mauxi por tu comentario y felicitación! Nos alegra saber que no somos tan raritos en la mesa, y esto viene a demostrar que no son ‘manías’, detalles que por lo visto, mucha gente valora en un restaurante. Lo que comentas de que tarden en traer la cuenta una vez la has pedido, podría ser la manía número 12, sin dudarlo ni un segundo; es otro punto en el que coincide mucha gente. Mil gracias por pasarte, por el aporte y saludoX!

  5. Me encanta la expresión “gastroexperiencia” y estoy totalmente de acuerdo con los puntos que comentáis. Y aquí os señalo algunos más:
    – Pedir un vino de 300€, que te lo sirvan escondiendo el corcho, que esté picado y que el somelier me tome por ignorante dudando de mi gusto y mi olfato para no abrir otra botella.
    – Pedir la cuenta una, dos, tres, cuatro veces… y que se sorprendan de que te vayas tranquilamente por la puerta cuando llevas una hora esperando que te hagan caso. No hay como abrir la puerta para que la cuenta aparezca de inmediato.
    – Que después de pagar y dejar la propina que consideras apropiada con la gastroexperiencia (un 10% en este caso) recibida en un restaurante de nivel, salga corriendo el maitre pidiendo explicaciones de por qué no has dejado más propina.

    1. Buenas Antonio! Mil gracias por esas aportaciones vividas durante tus gastroexperiencias por el mundo. Se repite la de pedir la cuenta y que no te la traigan, pero que duden tanto de la opinión de un cliente sobre un vino cuando menos ‘sospechoso’, y que no se conformen con la propina que dejas, eso ya pasa de castaño oscuro. Está claro que tú también tendrías mucho que escribir sobre detalles y ‘manías’ alrededor de una mesa. Gracias por compartirlas en el txoko, saludoX!

  6. Siento llegar tan tarde a este post. Acabo de descubriros y estoy leyendo a mansalva. Menos mal! Por fin alguien pone por escrito todas esas prácticas que yo pensaba que eran manías mías, pero no, es de sentido común. Eskerrik asko! Y amén con todo lo que habéis dicho, también el del comentario del aperitivo y el de Todo bien? No te arriesgues, porque a lo mejor me da por sacarle faltas y entonces qué cara me pones.
    Me habéis dado idea para escribir sobre el tema en mi Patio. Pasaros cuando queráis.
    Tenéis un fan más.

    1. Aupa, eta ongi etorri! Nunca es tarde si la dicha es buena, especialmente si se trata de ver que no somos los únicos “maniáticos” en la mesa de los restaurantes. Esperamos leer en tu patio ese artículo que se te acaba de ocurrir, seguro que estará divertido :). Eskerrik asko eta ondo segi!

  7. Arratsaldeon familia. Os acabo de conocer y ya comparto con vosotros la mayoría de las opiniones. Provenimos del mundo de la hostelería y tengo que decir que estoy al 100% con vosotros.
    Como expropietario y sukaldari (jefe, según los que me pagaban,) estoy completamente de acuerdo con las formas que hay en muchos restaurantes, sobre todo en los que la cifra sube de 30€menú. Nosotros salíamos mucho, cuando teníamos libre. Hacíamos escapadas de dos días y luego vacaciones… Hasta que llegó Iñigo y hemos tenido que parar. Ahora las salidas son algo más cortas y planificadas. Pero gastro-enologicas hemos hecho unas cuantas. Por eso y con vuestro permiso os he agregado en el G+.Estaré en contacto con vosotros para comentar secretillos gastronómicos. Además estamos cerquita.
    Saludos de un donostiarra.

    1. Aupa Luis! Bienvenido al blog, gracias por pasarte por este txoko! Leídos tus gustos, background y vivencias, creo que vamos a coincidir en muchos aspectos :). Es más, de entrada nos alegra que alguien como tú, con experiencia entre fogones y en el mundo de la hostelería, comparta estas “manías”, es muy significativo.

      Como bien sabes y estarás experimentando, con niños también se puede viajar; a otro ritmo, y con mucha paciencia, pero se puede ;-). Ondo izan eta eskerrik asko Luis!

  8. Hola, desde luego son muy buenas. Pero a mi las cosas que menos soporto son las formas de actuar del equipo de sala. Ya sea, discutir, disculparse por qué no le pagan o no saber atenderte como corresponde. Supongo que el pertenecer al sector es lo que tiene. El resto es cosa de espectativa predispuesta con anterioridad que se soluciona preguntando y siendo comunicativo.
    Un abrazo

    1. Buenas Gema! Sí, que los “malos rollos”, sean a nivel de equipo o personales, hagan acto de presencia durante un servicio es lo más lamentable que hay. Y seguro que tanto a ti como a mí, nos ha tocado ver alguno que otro. El comensal no tiene culpa de nada ni tiene que ser el hombro donde llorar las penas o el saco donde descargar la ira. Respecto a la gestión de expectativas, de acuerdo en que en ocasiones es debido a la falta comunicación, verbal, visual y corporal, pero como comensal, soy de los que valoro al personal que cuida ese tipo de detalles y “entiende” al comensal, y los tempos de comida, desde el minuto cero, aparte de estar debidamente formado e informado de todos los platos y vinos de la carta. Muy buen aporte, gracias!

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