Viajar con niños

La caprichosa memoria selectiva de los niños y el síndrome del padre viajero frustrado


Izaro acaba de cumplir 6 años. Es una niña con mucha suerte. En muchos aspectos de la vida. Por descontado, también en la faceta de viajar y conocer lugares nuevos de forma relativamente frecuente. Sin embargo, como padre al que le gusta viajar y conocer lugares nuevos, últimamente asola mi cabeza un enorme dilema viajero: por mucho que nos esforzamos en enseñarle, con todo nuestro cariño, sitios nuevos, sean urbanos o naturales, cercanos o lejanos, y por mucho que nos empeñamos en intentar que se acuerde de los detalles, de los nombres de los lugares que visita, nos estamos dando cuenta de que es una batalla perdida; al menos de momento, al menos en nuestro caso. Si alguna vez has tenido la ocasión de viajar con niños, ¿tú también tienes la sensación de que tienen una peculiar y caprichosa memoria selectiva durante los viajes? No serás tú también de los que sufres el síndrome del padre viajero frustrado, ¿verdad? Yo es que a veces me pongo malo…

Elba playas Fotos
¡Qué cansancio, qué cruz!

El impredecible cerebro de un niño cuando viaja

Me gustaría que algún neuropsicólogo o pediatra inquieto me explicara cómo funciona el cerebro de un niño pequeño (menor de 6 años aprox.), especialmente durante y después de un viaje, escapada o excursión.

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¿En qué irá pensando?

¿Se ha hecho algún experimento al respecto? Supongo que sí. Lo que yo tengo cada vez más claro -sin tener un PhD en esta complicada materia- es que a los niños les da igual el nombre de la playa cuya arena pisaron la semana pasada, la ciudad europea que visitaron recientemente o el nombre del país al que viajarán por primera vez este verano. Su cerebro no es capaz -de momento- de memorizar muchos nombres, funciona por simple asociación de contexto, estímulos, recuerdos y experiencias.

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La importancia de las experiencias

Lógicamente, el no saber leer en condiciones tiene mucho que ver. Pero incluso sabiendo leer lo básico, por mucho que tú les ‘machaques’ con el nombre de ese sitio del que quieres que se acuerden, es altamente probable que ellos lo ignoren. No lo hacen queriendo, pero lo cierto es que te acaban ignorando. Otra losa más para tu colección de frustraciones de padre viajero.

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La importancia de saber leer bien

La culturilla general que se adquiere al viajar

“La letra con sangre entra” reza el dicho popular. ¡Mentira! Hasta hace bien poco, en cada viaje en coche, en cada cima que ascendíamos, en cada castillo que visitábamos, aparte de intentar engalanar el momento con leyendas y cuentos de fantasía, me empeñaba en repetir varias veces -bien alto y claro- el nombre del sitio de la visita en cuestión. Lo hago de forma instintiva.

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La obsesión de recordar el nombre de los lugares que visitamos

¿Con qué fin? Supongo que como a mí me encantan la geografía y los mapas, de alguna manera quiero que mi hija herede ese hobby y adquiera indirectamente esa curiosidad yculturilla’ general que te da el viajar; un aprendizaje constante e inherente que estoy convencido que aporta muchísimo en la formación, carácter y valores personales que se forjan en la persona. Sin duda es uno de nuestros grandes motivos para viajar.

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Viajar y aprender

Una cosa es la teoría; otra es la práctica. Lo digo porque me estoy dando cuenta de que mi actitud -y obsesión- puede llegar a ser contraproducente. El cerebro de un niño funciona a la velocidad de la luz, de forma un tanto anárquica y poco racional, por lo que cuanto más empecinado estoy en que mi hija se acuerde de los nombres de los sitios que visitamos, menos nombres recuerda ella; incluso se aturulla, la aturullo. Es una ley de Murphy viajera inversamente proporcional.

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Acordarse de nombres en otro idioma, todavía más difícil

El síndrome del padre viajero frustrado

Al principio resultaba hasta gracioso que tu hija no se acordara bien de los nombres, pero con el tiempo, esa sensación ha empezado a coquetear peligrosamente con el síndrome del padre viajero frustrado.

Síndrome del padre viajero frustrado
Síndrome del PVF (Padre Viajero Frustrado)

¿En serio que no se acuerda que ayer volvimos de pasar un fin de semana en Cantabria? ¿Tampoco que en Semana Santa hemos estado en Francia? No pido que se acuerde de  Dordoña-Périgord ni de los jardines de Eyrignac, pero de La France… Lo dicho, frustrating.

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¿En qué estará pensando?

¿Será que soy un ‘chapas’? ¿Será que soy pariente cercano del ‘Abuelo Cebolleta’ y por tanto, mi hija se ‘rebela’ contra la dictadura geográfica? Seguro que todo esto tiene algo que ver, pero mi teoría de padre viajero va por otros derroteros: los recuerdos que los niños pequeños tienen de los viajes y lugares que visitan no van ligados a nombres sino a experiencias y momentos que viven durante ese viaje.

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Experiencias y momentos de aprendizaje

Así, no es de extrañar que mi hija no se acuerde que con tres años realizó un gran viaje por Eslovenia, pero sí se acuerde de cuando sus padres tuvieron que esconder dejar su sillita-paraguas entre matorrales en el bosque para continuar la ruta por los Alpes Julianos, para que los animales del bosque arreglaran la ‘avería’.

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Los animales y los niños, esa relación…

Viajar con niños: recuerdos ligados a experiencias y momentos

Tampoco se acuerda del nombre de Portovenere, pero bien que recuerda que en una de sus playas, un erizo de mar le clavó a su padre unas cuantas púas; “¿Te acuerdas cariño del Duomo de Florencia?” Su desafiante mirada en plan ‘tú estás loco, aita‘ lo dice todo. Pero se acuerda perfectamente de aquella casa con piscina en la Toscana; no del nombre del sitio, pero sí del contexto y de otros minuciosos detalles. Es flipante. Son flipantes.

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Las casas con piscina reavivan los recuerdos

Pero no, tampoco hay que irse tan lejos. ¿Para qué acordarse de Mutriku cuando sabe describir perfectamente aquella mañana en la que cogimos un montón de cangrejos y un pequeño pez en las rocas de la playa?

Playa La Barrosa Fotos
Un parque infantil ¿perfecto?

Es la visión de la vida que tienen los niños, donde como veis, los momentos y las experiencias también entienden de prioridades.

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Siempre hay prioridades

No recuerdan nombres ni topónimos locales, pero su memoria selectiva se encarga de hacer un hueco especial a parques infantiles -especialmente si tienen tirolina-, lagos con patos, restaurantes donde les dejaron pintar

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Restaurantes kid-friendly

 Castillos donde habitan brujas malvadas, plazas en las que hicieron nuevos amigos y amigas, que no hablaban el mismo idioma, pero con los que pasaron un buen rato jugando.

Izola Eslovenia casco histórico
Niñas jugando a las cartas

Memoria viajera selectiva: ¿qué recuerda un niño de un viaje?

Es la memoria selectiva de los niños al viajar, y poco se puede hacer para moldearla. Es más, ¿para qué tratar de modificar, mediante arengas geográficas, una selección natural que su cerebro ya ha procesado? También ocurre en los adultos, que muchas veces nos acordamos de lo que más nos gusta o queremos acordarnos, pero el caso de los niños es especialmente llamativo, extremo.


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Los parques infantiles

Por todo ello, yo ya he desistido. Bueno, a medias. En realidad sigo intentándolo a través de diferentes métodos y juegos. Dándole pistas pronunciando la primera sílaba del nombre del sitio del que estamos hablando, etc. Si con la segunda sílaba no acierta dónde hemos estado, respiro muy hondo y pronuncio, como buen padre armado de paciencia, el nombre del destino. Y no pasa nada. Bueno, nada más allá de una profunda inhalación y suspiro de 3,4 segundos que lo dice todo.

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Es difícil recordar todos los nombres

Esto no quita que de vez en cuando siga dejando caer algún ‘recadito’ geográfico, pero desde luego, como en todo, creo que no tiene sentido, ni merece la pena, insistir ni machacar a nuestros hijos. “Los nombres de los sitios, con sangre, no entran (en el cerebro de un niño)“. Cuando aprenda a leer bien, y siempre que tenga curiosidad, ya llegará esa etapa en la que asociar nombres de sitios con experiencias y vivencias, pero de momento, dejemos que su cerebro funcione de manera natural, de manera instintiva e irracional, sin alteraciones externas.

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¿Te acuerdas de aquel sitio en el que…?

Vamos, que no te frustres si a ti te ocurre lo mismo con tus hijos. Pasa hasta en las mejores casas. No es que tu retoño te ignore o quiera desafiar tu paciencia al no acordarse del nombre de aquel pueblo remoto que visitasteis en Portugal. En cambio, probablemente se acuerde de que estuvo montada en un tractor, que dio de comer pan a los burros o que una de sus amigas pasó el día con nosotros en aquella piscina con toboganes. Son así. Su cerebro funciona así.

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To the limit…

Alimentar de forma natural su curiosidad

Y la pregunta y consiguiente duda razonable es: ¿Se acordará Izaro de mayor del 1% de sitios que ha visitado cuando era pequeña? Y no hablo de destinos extranjeros con nombres impronunciables. Por encima de todo, prefiero que su memoria selectiva de viajes se cimiente bien en lo cercano, en lugares de Euskadi y de España que hemos visitado.

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Born in Euskadi

El objetivo no es asombrar a nadie citando ciudades, provincias o países visitados de carrerilla, ni inducirle a odiar la geografía. Mi único objetivo es que conozca bien lo que le rodea, esté orgullosa de ello y tenga curiosidad por conocer lugares nuevos, ganas de viajar.

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Ready, steady, go!

¿Tú también padeces habitualmente el maldito síndrome del padre viajero frustrado? Si te apetece desahogarte compartiendo tu experiencia de viajar con niños, tu opinión será más que bienvenida en este vomitorio de frustraciones paternas viajeras ;). Ya ves, los pequeños de la casa son así de… ¿Naturales? Non ti preocupare, cuando crezcan, nos lo agradecerán.

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Vivencias que les sirven como aprendizaje vital


Disclaimer: Perdón por lanzar estas teorías sobre el comportamiento y funcionamiento del cerebro infantil tan alegremente. Seguro que hay estudios y bases fundadas que reafirman o desmontan por completo estas impresiones personales extraídas de lo que nosotros percibimos en Izaro durante nuestros viajes. Es más, si algún experto en la materia quiere comentar y aportar, poner algo de orden y concierto en todo esto que he escrito tan airosamente, se lo agradeceremos muy mucho.


Saludos!

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20 comentarios sobre “La caprichosa memoria selectiva de los niños y el síndrome del padre viajero frustrado”

  1. Jajajajaja!! Yo no soy madre, ya lo sabes, pero sí hija que ha viajado con sus padres. Efectivamente, esa actitud de padre que insiste en detalles aburridos de nombres y geografías es muy pesado, aunque esos nombres resonarán en tu cabeza con los años. Se acordará de muchas cosas por las fotos y relatos de este blog, y de muchas otras que a ti te pasaron inadvertidas. Y no es por ser agorera, pero verás cuando llegue la pubertad
    Un abrazo!!!
    P.D. te lo agradecerá

    1. Vale Alicia, viniendo de ti, con tu background viajero, me has convencido, jajajaja! Si se acuerda de algunos nombres mirando las fotos y releyendo este blog, aunque pase olímpicamente de las explicaciones de su padre, me doy con un canto en los dientes ;). Gracias y un fuerte abrazo!

  2. Me siento tan reflejada en lo de frustrarse por los recuerdos de los niños de los viajes… La mía solo recuerda el último destino visitado… que se borra inmediatamente en cuanto visita otro nuevo… Sí es capaz de reconocer sitios y cuando ve una imagen dice “ahí estuvimos”, pero es incapaz de recordar a qué corresponde… Recuerda más lo que le gustó: recuerda el parque de Sofía donde estuvo montando en el columpio, recuerda que fue a Disneyland que fue hace un año porque adora el mundo Disney… Pero no recuerda que intentamos subir al Teide en febrero, o que estuvimos viendo castillos en Carcassonne en diciembre o que vimos árboles gigantes en California el verano pasado… En fin… supongo que es cosa de la edad y que sus intereses no son los nuestros, claro está.

    1. Hola Mari Carmen! A eso voy, me alegra ver que no soy el único, y que Izaro no es la única a la que le pasa esto. A los padres nos ‘fastidia’ porque tú les llevas a mil sitios, les explicas cosas y detalles con todo tu cariño… Pero como dices, es cuestión de intereses y prioridades, y ahora mismo, todavía siendo pequeños, está claro que miran para otro lado y prefieren otras cosas. Cambiarán, y nos lo agradecerán. No desistamos Mari Carmen! Gracias por compartir vuestra experiencia, un abrazo!

  3. Perdona… eres un chapas 100%… jejeje
    Tienes que dejar que la niña vaya procesando y eso va lento. Quizás no quiere todavía reconocer su saber viajero.
    Seguro algún día, cuando menos te lo esperes, te dejará boquiabierto con sus recuerdos viajeros. Esos que tiene tan escondidos y remotos pero que ella bien sabe que ha vivido y eso no se lo quita nadie 🙂
    Como sufrís los padres!!!

    1. Buenas! Sí, lo admito: soy un ‘chapas’. Y dudo mucho que a estas alturas de la vida, cambie. Puede que incluso vaya a peor, jajajaja! La palabra ‘frustración’ es quizás algo exagerada, pero yo también confío en que ese poso de experiencias y valores que van dejando los diferentes viajes, escapadas y excursiones, sean lejanas o cercanas. A ver cuándo nos sorprende con alguna ‘salida geográfica’ de las suyas, ¡algunas son de traca! Muchas gracias por el comentario!

  4. Jejeje pues yo para nada me siento frustrada con la falta de recuerdos o la selección de Helia. Hace poco lo comente: del viaje a Isla Mauricio no recuerda cuando dio de comer a la tortuga gigante aldabra, ni las playas de aguas turquesas…recuerda la fabrica de azúcar!!!! Y es ese detalle el que me encanta de viajar con ella, que presta su atención y descubre el mundo a su manera.

    Dudo mucho que Helia recuerde en un futuro algo mas que detalles de todos los países que visita, pero yo me quedo con mi memoria, con verla sonreír y con esa cara de sorpresa que pone cuando descubre algo nuevo.

    Genial post Miguel! Un abrazo a Izaro y Feliz sexto cumple!

    1. Hola Verónica! Eso mismo que tú ya tienes asumido tranquilamente, es lo que tengo que aprender a hacer yo, jajajaja! Tomármelo con paciencia, no ser un ‘chapas’ y relajarme en ver cómo disfruta y se acuerda de detalles que puede que a ti se te hayan pasado completamente por alto. Lo de ‘frustración’ es algo exagerado, pero es que hay días, hay momentos en los que… ¿Ves? Inspirar aire y expirar, si es que me tengo que relajar ;). Gracias por el comentario y un abrazo familia!

  5. Jajaja. He de reconocer que alguna vez me he sentido así. Y sí, soy una madre chapas (dicho por mis propias hijas)

    Tenemos que pensar que estamos plantando semillitas en sus pequeñas cabezas que algún día florecerán. Yo lo estoy viendo por mis hijas. Cuando empiezan a dar materia en el cole, de repente surgen recuerdos que ni siquiera ellas sabían que existían. Hasta se hacen las chulitas porque han estado en ese lugar que sale en los libros :D. Así que, yo creo que no lo estamos haciendo tan mal ¿no?

    Pero, aun así, creo que es más importante las experiencias que calan dentro, las vivencias en familia, todos los valores que les aportan el viajar…

    ¡Hala! ¡A seguir dando la chapa! Y ¡muchas felicidades Izaro!

    1. Hola Loli! Mis semillas no acaban de germinar, y mira que las riego en cada viaje, jajaja! A ver si el tiesto y la tierra que hemos elegido no es la buena xD. No, ahora en serio, yo también confío en que con el tiempo afloren esos detalles y recuerdos, valoren lo que están viendo y viviendo, y sean conscientes de la suerte que tenemos de poder hacerlo. Como dices, que se vayan moldeando todos esos valores que conforman el carácter y la forma de ser de la persona, importantísimo. Bajaremos el pistón pero seguiremos dando la ‘chapa’, no lo dudes! Gracias familia, un abrazo!

  6. Me he sentido muy reflejada en tu artículo!! Si te sirve de consuelo ahora que el mayor ya es adolescente y viajar mola entre sus amigos, empieza a enlazar sus recuerdos con cosas que estudia, vuelve a ver fotografías y pregunta sobre lugares que hemos visitado…. y eso compensa la frustración, te lo aseguro. Animo!!!

    1. Hola Ana! Gracias, me alegro de no estar ‘solo’ en este mundo de frustraciones viajeras :). Menos mal que como comentas, según crecen se van dando cuenta, y en el fondo, van valorando, todo lo que han ido viendo, descubriendo y aprendiendo durante sus viajes. Incluso seguro que les da para ‘fardar’ entre sus amigas y amigos, ¡como son! 😉 Muchas gracias por compartir tu experiencia personal, saludos!

  7. Es probable que pueda llegar a ser frustrante, pero yo tengo ahora dos adolescentes y aún tienen esa guisa de memoria restrictiva. Pero siempre aprenden y saborean cosas. ¡¡Eso es lo principal!!

    1. Hola Ángel! Así que me va a tocar vivir esta sensación, impotente, ¿durante varios años? Me lo imagino, y de adolescentes, quizás vaya a peor, no ya por la memoria selectiva, sino porque puede que no les interese un comino lo que vean, es decir, que te ignoren de verdad. Qué cruz… Nos quedaremos con el poso de las experiencias y vivencias, que tarde o temprano, activará la tecla y aflorará en ellos, de forma espontánea, en la manera que ellos desean o decidan. Gracias por compartir tus vivencias viajeras familiares, saludos!

  8. Estoy de acuerdo contigo en que se acuerdan mas de anecdotas y experiencias que de nombres, pero no me siento para nada frustrada por eso. Ademas, gracias a los dosieres de viaje que le preparo despues en casa recordamos los viajes, los nombres de los sitios y eso ayuda bastante. Yo también soy una enferma de mapas, banderas…e intento que aprenda cosas basicas de los paises…pero es verdad que consigan memorizar lleva su tiempo. Mi niño tambien tiene 6 años.

    1. Hola overseas! ¿Dosieres de viaje? Madre mía, eso suena muy bien, y supongo que les ayuda un montón a retener nombres de lugares, ¡muy buena idea! Como decía anteriormente, la palabra ‘frustración’ es demasiado negativa y exagerada para describir esas sensaciones que me asaltan tras visitar algunos lugares e intentar ‘jugar’ con Izaro a recordarlos. Está claro que es difícil ponerse en su lugar e intentar comprender cómo funciona su mente. Confío en que poco a poco, mediante juegos, fotografías, aprendizaje de lectura, y técnicas creativas como las tuyas, vaya reteniendo y acordándose de nombres. Sí, necesitan tiempo, y yo necesito más paciencia y comprensión. Mucha más ;). Gracias por compartir tu historia viajera familiar con nosotros, saludos!

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