– ¿Hay algún bar en el pueblo?
– Abajo, en Portugal (asintiendo con la cabeza y señalando con el dedo).
Esta breve conversación de besugos se daba en Rihonor de Castilla, último pueblo de Zamora en la infernal serpenteante carretera que repta desde Puebla de Sanabria a Bragança, en Portugal. Como veréis a continuación, la respuesta que nos espetó una muchacha del pueblo, con absoluta naturalidad, tiene su lógica y sentido común.
Rihonor de Castilla es un pequeño pueblo de montaña que pertenece al municipio de Pedralba de la Pradería, ubicado en las primeras estribaciones occidentales de la Sierra de la Culebra. No dejaría de ser otro pueblo de la comarca de Sanabria si no fuera porque ostenta en su haber una curiosa y única singularidad: forma unidad con el pueblo portugués de Rio de Onor. ¿Portugués? Sí, así es, en realidad, Rihonor de Castilla y Rio de Onor forman un único pueblo, denominado antiguamente Ruidenore, dividido artificialmente por una imaginaria línea fronteriza.
Un único pueblo que en un mundo ideal debería llamarse Rio de Onor, en honor al río del mismo nombre que vertebra el valle y discurre por ambas localidades. Sin embargo, las autoridades de los dos estados de la Península Ibérica decidieron en su día separar en dos la vida de los pocos habitantes de esta remota aldea de montaña. ¿Para bien, para mal? Who knows…
Ruidenore y su ancestral sistema comunitario
Administrativamente divididos, el tránsito de un pueblo país a otro se realiza como aquel que dobla una esquina o cambia de acera, sin enterarte.
Las dos vertientes comparten un ancestral sistema comunitario, donde actividades como la gestión de aguas, el uso de tierras de labranza, pastos comunitarios para el ganado y otra serie de recursos y actividades, se realizan de forma comunitaria. Suponemos que tendrán sus más y sus menos, pero es curioso que un sistema ancestral equitativo haya funcionado y llegado hasta nuestros días. Si las cosas funcionan bien por sí solas, durante años, ¿para qué tocarlas? Eterno dilema…
El rihonorés, un dialecto cuasi extinto del leonés
Sus habitantes hablan castellano y portugués, con una clara influencia del cuasi extinto rihonorés, una dialecto casi perdido del leonés. En este dialecto, la localidad conjunta es conocida con el único nombre de Ruidenore, denominándose “povo de cima” (pueblo de arriba) a la parte española, y “povo de abaixo” (pueblo de abajo) a la parte portuguesa.
El visitante apenas percibe cambios al recorrer uno u otro pueblo. Son pueblos donde la vida diaria discurre en silencio, con la agricultura y la ganadería como actividades principales. En los últimos años, por su enclave remoto y a la vez privilegiado, empiezan a llegar turistas curiosos como nosotros, gente que busca descanso y desconexión atraídos por las posibilidades que el turismo rural ofrece en la zona.
Rihonor de Castilla, último pueblo de Zamora
Rihonor de Castilla cuenta con una altiva iglesia situado en lo más alto del pueblo, desde donde se domina todo el valle trazado y fertilizado por el río de Onor, vigilando a su vecino y hermano pueblo portugués.
La arquitectura típica sanabresa y los detalles de auténtico pueblito bueno son los mayores alicientes en cuanto a qué ver en Rihonor de Castilla. Casas bonitas y renovadas se entremezclan con casas en venta, en estado ruinoso. Son los contrastes de un pueblo en el que habitan alrededor de 30 personas, en su mayoría, gente de edad avanzada, gente de buena fé que da los buenos días al turista con su cara más amable a la vez que perpleja por el hecho de vernos caminar por las calles de su pueblo.
También se empieza a percibir un humilde y débil proceso de ‘vuelta a casa’ o vuelta a los orígenes. Gente que un día se vio obligada a emigrar hacia otras zonas por motivos de trabajo, ha decidido volver a la tierra que la vio nacer; o gente que simplemente busca un lugar remoto donde airearse del caos urbanita en el que estamos inmersos la gran mayoría. El fenómeno de la despoblación causó estragos en su día en esta zona.
Como no, uno de los grandes protagonistas de Rihonor de Castilla es el río Onor, que da luz y color al último pueblo de Zamora. Aunque en un principio puedas creer que cruzando el río por la pasarela pasas de un país a otro, realmente no es así.
Rio de Onor, la vertiente portuguesa
La forma de cruzar esa teórica frontera entre España y Portugal, de acceder a Rio de Onor, es por carretera. Son apenas 100 metros los que separan la última casa de Rihonor de Castilla de la primera de Rio de Onor. No hay ningún resto de antigua aduana o puesto fronterizo, uno pasa de España a Portugal ‘como Pedro por su casa’. Es curioso que al entrar en Portugal no se vea el típico cartel de entrada en un país de la Unión Europea. En cambio, en sentido contrario sí se puede ver el cartel de entrada en España.
Realmente te das cuenta que estás en Portugal por las placas con los nombres de las calles.
La parte portuguesa de la antigua Ruidenore está totalmente adoquinada. Es por ello que ‘choca’ ver circular coches por su calle principal, que a su vez es la carretera que serpentea dirección a Braganza.
Sin querer desprestigiar a la parte española, Rio de Onor es mucho bonito que su ‘hermano de arriba’.
Quizás tenga que ver que está más asentado en la llanada del valle, lo que le hace aprovechar mejor la ribera más extensa del río.
Con un puente de piedra como núcleo central de pueblo, cerca de 80 habitantes pueblan las dos orillas del río, con casas que reflejan unas señas de identidad muy arraigadas.
Se ve más vidilla en este pueblo. Conversaciones y saludos de buenos días entre vecinos, corrillos de señoras vestidas a la antigua usanza, de negro y con pañuelo en la cabeza, que comentan el chascarrillo del día…
Sin embargo, no estamos muy cómodos caminando cámara en mano por el pueblo; da reparo poner el ojo en el visor cuando se trata de enfocar a personas. Denotamos, especialmente entre la gente mayor del lugar, cierta aversión (entendible por otra parte) a las cámaras y fotografías. Incluso una señora nos espeta algo en un portugués muy cerrado o rihonorés, al primer click que escucha cerca.
Al hilo, nos sorprende el número de mujeres, muchas de avanzada edad, que vemos en ambos pueblos. Es la firma constatación de que las mujeres son más fuertes y duras, viven más años que los hombres, también en el entorno rural.
Visto el ambiente, desistimos y decidimos no molestar más con la cámara, simplemente caminar y dejarnos llevar por sensaciones y pequeños contrastes de carácter rural y transfronterizo.
En la parte portuguesa, aunque parezca mentira, nos sentimos algo más forasteros, y nos lo hace saber todo el mundo, animales inclusive.
Por cierto, travel tip del día basado en propia experiencia: para aquellos ilusos que piensen que más allá de la carretera existe un camino, pista o sendero alternativo que conecta ambos concejos por la vertiente ancha del valle, sentimos decepcionarles y decirles que esto no es así. Aunque parece haber un camino que conecta las últimas casa de Rio de Onor con la zona de la iglesia de Rihonor de Castilla, el camino encara una pequeña vaguada surcada por el arroyo de Rugassores, donde a priori, nosotros no vimos ningún paso fácil.
Mirando en Google Maps, puede que más adelante, rodeando parte de la cabecera del valle se conecten ambos pueblos, pero no desde luego de forma fácil, siempre echándole algo de imaginación y haciendo alguna ‘pirula’ entre caminos y prados. Vamos, que en nuestro caso nos tuvimos que dar la vuelta y volver por la carretera. Más vale malo conocido que bueno por conocer parecer una familia de contrabandistas perdida en la frontera luso-española.
¿Dos pueblos diferentes? ¿Un único y unido pueblo que fue forzado a separarse por temas político-administrativos? Habrá opiniones para todos los gustos, pero lo cierto es que la línea fronteriza entre España y Portugal es imaginaria en este pequeño valle.
Huertas y tierras de ambas nacionalidades, gentes de antaño, un dialecto casi extinto y un río que vale más por lo que calla que por lo que habla.
Los misterios e historias que encerrarán y callarán estas aguas
Así es, ha sido y será siempre Ruidenore, una peculiar población llena de secretos y misterios transfronterizos.
Información práctica:
- Cómo llegar a Rihonor de Castilla y Rio de Onor. Desde Puebla de Sanabria por la carretera ZA-921 primero, y por la ZA-V-2639 después, son cerca de 16 kilómetros. Se pasa por el pueblo de Ungilde, donde se puede visitar su Escuela Micológica. Es una carretera secundaria de poco tránsito, con un piso lleno de “botes”, ideal para poner a prueba los amortiguadores del coche. Subidas y bajadas, curvas y revueltas continuas. No apta para gente que se marea con facilidad. Especial atención en invierno y con climatología adversa.
- La localidad está ubicada en el fondo de un valle, a 700 metros de altitud. Es una zona fría, donde corre bastante viento.
- Hay un único bar, ubicado en la parte portuguesa. Es una especie de bar-asociación del pueblo, con todo lo que ello conlleva. Desconocemos si preparan algo de comer.
- Se aconseja no fotografiar, de forma descarada y sin permiso, a personas del pueblo, especialmente en la parte portuguesa. La gente, con todo su derecho, se puede molestar.
- Excursión realizada en Abril del 2015.
- Mapa con la ubicación de Rihonor de Castilla y Rio de Onor.
SaludoX!
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Una nueva muestra de que las fronteras las establecen los mandatarios, y de que las personas son mucho más permeables y prácticas… En fin.
Esa carretera a Braganza la hice hace mil años, en el seat 127 de tres puertas, con mis tios, dos primas, y equipaje… ¡Eso si que eran viajes!
Saludos!
Buenas Guisantes! Efectivamente, por mucho que se empeñen en trazar líneas divisorias en mapas, en muchos casos no son más que líneas téoricas e intangibles que luego se diluyen en la realidad del día a día. Ese viaje que describes tuvo que ser un viaje épico, tanto por el estado de esta carretera hace mil años, como por el coche y lo “cargados” que ibais. Eran otros tiempos…pero ojo, no me importaría hacer un roadtrip tranquilo por esas carreteras ahora, y por qué no, subido en un coche antiguo ;-). Eskerrik asko!
Efectivamente, la parte portuguesa está mejor cuidada que la española. La respuesta no es difícil de encontrar. España se ha volcado con las zonas más ricas y Zamora no es una de ellas.