El sur de Albania es mucho más que las ruinas de Butrint y las masificadas playas de Ksamil. En la carretera de montaña que va desde Sarandë a Gjirokastër, entre frondosos bosques y montañas de media altura se esconde uno de los mayores tesoros naturales de Albania. La misteriosa surgencia de agua conocida como Blue Eye (Syri i kaltër en albanés) se ha convertido en los últimos años en una visita imprescindible en Albania, tanto por su belleza natural como por las leyendas y misterios varios que la alimentan. ¿Será para tanto? Viajemos a las entrañas de la tierra para comprobarlo y conocer todos los secretos del famoso ‘Ojo Azul’ de Albania.
Índice de contenido
Cómo llegar a Blue Eye: acceso en coche desde Sarandë, Ksamil o Gjirokastër
Poco más de 20 kilómetros separan este paraíso natural de la ciudad de Sarandë, urbe referencia del sur de Albania, punto y final de la Riviera Albanesa. Añade otros 15 kilómetros más si accedes desde la zona de Ksamil, meca del turismo de sol y playa que hace frontera con Grecia. Hay gente que incluso realiza la excursión desde la isla de Corfú.
En cualquier caso, es la divertida carretera SH99 que va desde Sarandë a Gjirokastër -pasando por la localidad de Muzinë y posteriormente por el puerto de montaña Muzina Pass- la que nos conduce entre tupidos bosques y paisajes de tonalidades verdes hasta el cruce de acceso al manantial Blue Eye en Albania.
Una notable señalización a pie de carretera nos indica que estamos ante uno de los principales lugares de interés de Albania. Eso sí, esto no quita que según tomemos el desvío, digamos adiós al asfalto y tengamos que saludar, muy a nuestro pesar, a una polvorienta pista de tierra y arena. Welcome to the real Albania!
Presa del río Bistricë y ticket de acceso a Blue Eye
Desde este cruce hasta el aparcamiento situado al lado de la surgencia hay algo más de 2 kilómetros. Entre una gran nube de polvo, sorteando baches con pericia y dando más botes que Pocholo en una noche de verano en Ibiza, se asciende por la pista en coche, topando enseguida con la presa artificial construida para aprovechar el enorme caudal del río Bistricë.
Allí, en un puesto de control con barrera con tintes comunistas, un buen hombre que apenas chapurrea inglés nos dará el alto y nos invitará a pagar el ticket de entrada a Blue Eye.
Da igual lo que le preguntes: está entrenado para decir y repetir, cual automata, ‘fifty leks‘ y ‘two kilometers‘. No hay más preguntas, señoría. Así pues, un simbólico pago de 50 lek por coche + 50 leks por persona adulta nos da licencia para cruzar el frente de la presa. En nuestro caso, como la peque no paga, el precio de la entrada a Blue Eye fue de 200 leks.
Teóricamente es una buena forma de controlar el acceso en coche a este enclave natural ubicado en las inmediaciones de la montaña Mali i Gjerë. Y queremos suponer que el poco dinero que recaudan con este canon de acceso está dirigido a sufragar o financiar diferentes trabajos de acondicionamiento que se realicen en la zona. Al menos eso es lo que esperamos, porque en nuestro caso, nadie nos dio un justificante o ticket de acceso, y esto nos hace malpensar que nuestra pequeña aportación fue directamente a uno de los bolsillos del guarda de la barrera. ¿Por qué decimos y denunciamos esto? Porque a la vuelta, con una nutrida fila de coches esperando acceder, nos fijamos que sí estaba dando tickets de entrada. Hablar inglés poco, pero pillín, un rato.
Pista de tierra en mal estado
La pista se vuelve cada vez más impracticable, directamente proporcional a nuestros nervios turísticos. Dudamos varias veces si aparcar el coche en una esquina y realizar el trayecto a pie.
El calor y el polvo que levantan los coches con los que nos cruzamos nos quita rápidamente la idea de la cabeza. Nuestro coche de alquiler se retuerce como un jabato en cada curva y ‘primerazo’. El trayecto en coche por la pista no es complicado pero el piso está realmente mal. Con la paciencia de conducción racing al límite, decidimos aparcar el coche en un recodo a la sombra.
Nos bajamos del coche y caminamos cual forasteros por el Far South de Albania. A 200 metros topamos con el final de la pista, que desemboca en un concurrido aparcamiento dividido en dos espacios. Reímos por no llorar. Ley de Murphy Albania edition.
Desde la cabecera de la presa no hay más de 2 kilómetros -infernales- hasta el aparcamiento de Blue Eye. Si amas tu propio coche, apárcalo y camina. El recorrido pica hacia arriba, siendo los mayores inconvenientes el calor, el terreno árido y el polvo que levanta el ir y venir continuo de los coches. Porque para ser una pista de tierra en estado lamentable, por el tráfico que tiene parece una autopista. Aquí se demuestra que uno no ama su coche tanto como lo predica :).
Visita imprescindible en el sur de Albania
Cruzamos el improvisado parking, repleto de coches, y topamos con un río que discurre entre altos árboles y cuya corriente y caudal llama mucho la atención. El curso inicial del río Bistrice baja muy pero que muy rápido.
Como no podía ser de otra manera, con una terraza estratégicamente situada sobre el río, a la fresca, hay un bar-restaurante para comer en Blue Eye, para calmar la sed y apetito de la gente que se anima a hacer turismo por el sur de Albania.
Pensábamos que la ruta a Blue Eye exigía una mínima caminata, pero un letrero bien visible nos desmonta ipso facto nuestra fantasía senderista. ¿30 metros? ¿Really?
Cruzamos el torrente por un puente de madera y enfilamos un sendero por el bosque que se aproxima a otro curso de agua paralelo, más pausado que el anterior. Son los diferentes brazos y cursos de agua del río Bistricë, que se forma tras la unión de aguas subterráneas de diferentes surgencias de la zona. Entre la densa vegetación del enclave, resalta el color del agua de este afluente, suponemos que producto de los materiales y el terreno calcáreo de la zona.
La surgencia de agua más bonita y pura de Albania
Se ve mucha gente al final del sendero. Un minuto basta para llegar a The Blue Eye, calificada como la surgencia de agua más bonita de todo Albania. Vamos, paseo más sencillo, imposible. No problem por tanto para visitar Blue Eye con niños, con gente mayor, etc.
Es el manantial de agua más famoso de Albania, y razones no le faltan. Lo mires por dónde lo mires, ese continuo surgir de agua ‘azulada’ hipnotiza a cualquiera.
A día de hoy, y aunque parezca mentira, esta misteriosa surgencia kárstica continua sin ser explorada del todo. Profesionales y muy atrevidos espeleobuceadores han conseguido luchar contra la corriente y adentrarse en este agujero del que se han explorado cerca de 40 metros de profundidad, pero nadie sabe con exactitud qué sorpresas adicionales podría deparar esta puerta natural hacia el más allá.
No tiene que ser fácil bucear en la oscuridad, en un mundo desconocido, e ir contracorriente de un caudal de 7 metros cúbicos (7000 litros) por segundo aproximadamente. Palabras mayores el caudal del principal afluente del río Bistricë.
¿Por qué se le denomina ‘The Blue Eye’ (‘El Ojo Azul’)?
El nombre anglosajón de ‘The Blue Eye’ (¿por qué tenemos que poner nombres en inglés a todo?) le viene del tono azulado que toman las aguas desde la misma boca de la surgencia. Depende del ángulo de dónde lo mires, el fondo del agujero adquiere un tono de azul muy oscuro, cercano al negro, como si fuera la pupila de un ojo.
En cambio, los materiales del subsuelo alrededor del agujero, hacen que diferentes tonalidades de azules se propaguen, como rayos, en diferentes direcciones, como si de un misterioso iris se tratara. Sí, ciertamente poético. Quizás se inventó aquí el famoso storytelling aplicado al turismo.
Significar que el agua fluye a 10º de temperatura constante, lo que no es óbice para que salgan inconscientes valientes -hasta debajo de las piedras- con ganas de bañarse e inmortalizar el momento en su cuenta de Instagram.
Creemos haber visto letreros que indicaban claramente que está prohibido bañarse en la boca de la surgencia, pero por lo que vimos en 15 minutos de visita, la gente no respeta nada.
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No queremos dar ideas, pero vimos a gente saltar a la boca de la surgencia desde el mirador de madera situado sobre el propio agujero, siendo devueltos por la corriente a la faz de la Tierra en cuestión de microsegundos. Lo dicho: inconscientes que se saltan las normas de un enclave natural a la torera.
Suponemos que es el morbo y la adrenalina de zambullirse en un mundo oscuro y desconocido. Hay gente más discreta que se baña aguas abajo, donde el flujo de agua toma rápidamente cuerpo y forma; o quien se atreve a meter los pies en la poza de gélidas aguas que se forma en las inmediaciones de la surgencia. El caso es hacerse la foto de rigor, ¿verdad?
Curiosidades que agrandan el misterio y la leyenda del manantial Syri i kaltër
Así de sencilla y rápida es la visita a este enclave natural convertido en lugar de culto turístico en todo viaje por Albania que se precie.
Desde luego, el rincón natural es curioso, la vegetación y frondosidad de la zona son exuberantes, y también contribuyen a ese halo de misterio las diferentes leyendas que han surgido -valga la redundancia- en torno a esta surgencia:
- Se rumorea que durante la época comunista, el acceso a Syri i kaltër estaba solo permitido a las altas esferas del régimen comunista, junto a familiares y simpatizantes. Al parecer, solo la ‘élite’ podía disfrutar y bañarse en exclusiva en estas aguas de extrema pureza.
- La corriente de la surgencia es tan fuerte que no cualquier buceador puede adentrarse en el pozo. Se requiere de mucha experiencia, destreza y saber estar. Se dice que el primer ‘buzo’ que intentó explorar la cavidad salió asombrado por la fuerza de la corriente en el interior de la cavidad, lo que le obligaba a sujetar fuertemente la máscara de buceo con las manos, para no ser despojado de ella.
- En 2004, cuando una empresa realizaba un estudio para intentar aprovechar y explotar estas preciadas aguas subterráneas, el agua dejó de manar, durante varios días, de la surgencia de Blue Eye, quedando la cavidad y la poza completamente seca. ¿Casualidad? ¿Un aviso desde el más allá? Who knows…
Que en 2017 la surgencia kárstica siga sin ser explorada del todo ya es una leyenda en sí mismo. Todo parece indicar que Blue Eye no quiere intrusos en sus entrañas, indagando en sus secretos más ocultos.
Turismo responsable para preservar un enclave natural único y frágil
Nos sorprendió -negativamente- la cantidad de turistas que habían venido a visitar Blue Eye. Era pronto por la mañana pero había ya mucha gente, y mucho coche, en la zona. Y vistos los coches que dejamos en la cola a la vuelta, apostados en la barrera de entrada, suponemos que durante el día, y por la tarde, la cosa irá a peor.
Había que hacer cola para sacarse la foto junto a la cavidad. También estaba complicado hacerse un ‘selfie’ sin gente en el balcón de madera del nivel superior, desde donde se tiene la mejor visión del colorido manantial. Es verdad que no hay mucho espacio y que un traspiés te envía al infierno pozo de aguas gélidas, pero dada su fácil accesibilidad, se percibe que este sitio puede correr serio peligro si no se controla un poco más el acceso al mismo y el civismo de la gente.
Dado el auge que empieza a tener como atracción turística, consideramos fundamental que sean algo más estrictos con la regulación y afluencia de gente en la zona: a nivel de acceso en coche, la venta de entradas y el objetivo al que se destina el dinero recaudado, cumplimiento de las normas de comportamiento cívico que prohíben tirar basura, bañarse, etc. No podemos olvidar que estamos en un enclave natural que posee una rica y variada biodiversidad, tanto a nivel de plantas como de animales.
¿Y si un buen día Syri i kaltër se cansara del turismo de masas y decidiera dejar de manar el agua más pura de Albania, secarse para siempre, como dicen que ya ocurrió hace años? Por un turismo responsable. Porque The Blue Eye en Albania siga hipnotizando con su gélida y misteriosa mirada azul a turistas responsables venidos de diferentes rincones del mundo. Sean ‘rojos’ o no ;).
Información práctica:
- Cómo llegar a Albania: consejos de transporte por tierra, mar y aire
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- Precio entrada a The Blue Eye: 50 leks por coche + 50 leks por persona adulta
- Hay al menos un bar-restaurante donde se puede comer comida típica de Albania junto al aparcamiento de acceso a la surgencia.
- Rincón visitado en Julio del 2017
- Mapa con la ubicación de la surgencia Blue Eye en Albania
Saludos!
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En Teth hay otro blue eye, igualmente de aguas gélidas y desgraciadamente también masificado y poco cuidado. Me decepcionó un poco teniendo en cuenta lo precioso que es el valle. Pero los albaneses no son de respetar a rajatabla las normas, seguramente estarán cansados de haberlo hecho durante demasiados años algunos de los lugares hoy históricos o turísticos estaban vetados para la inmensa mayoría de la población, y muchas veces para todos porque no se podía ni llegar a ellos. La conciencia ecológica aun no la tienen muy arraigada pero llegará, y espero que en menos años que los que nos ha costado en otros sitios. El turismo de montaña ha crecido de forma espectacular y poco a poco van calando los valores. VisitamosAlbania por primera vez hace 8 años y hemos ido cuatro más. El cambio ha sido brutal, en algunos casos a peor, como la zona costera, un crecimiento sin control, masificado (lo tranquilo que era ksamil cuando no había carretera para llegar!) Pero a pesar de todo, es un país que adoro. Con un poco de paciencia se llega a todos los sitios y encuentras muy buena gente por el camino.
Hola Sonia! Mil gracias por tu comentario y por aportar tu visión -de primera mano- del asunto. Justo tuve conocimiento del ‘Blue Eye de Theth’ al escribir el artículo qué ver en Albania, pero desgraciadamente, a nosotros no nos dio tiempo de visitar ni Theth ni Valbona. Con este Blue Eye de la zona sur yo me llevé bastante decepción, y volví preocupado, porque me temo que en años venideros, la cosa puede ir a peor si no se establecen unas políticas y normas mínimas que regulen el medioambiente, y sobre todo, el comportamiento humano, sea local o turista. Yo también confío en que la conciencia ecológica vaya calando y se vayan protegiendo y cuidando más los espectaculares paisajes naturales de Albania, junto con su gente, el verdadero alma del país. Nuestra sensación en las zonas de costa de Durrës, Vlorë y Ksamil fue también horrorosa, especialmente en la primera. Qué suciedad, qué dejadez… Qué pena.
Así todo, ¿te confesamos una cosa? Nosotros también estamos deseando volver a Albania. Creo que este país y su gente tienen un magnetismo especial, y el viaje en coche que hicimos por el país nos ha marcado muy mucho. Se está empezando a hablar ya bstante de Albania a nivel de turismo, con lo que habrá que apresurarse para disfrutar sin agobios y de forma natural de algunas zonas que nos quedaron por visitar.
Un lujazo contar con aportaciones sinceras de gente que conoce el país tan bien como tú. Faleminderit!