Vistas sobre Alins desde la torre mirador de les Bruixes

Torre de les Bruixes, en busca de la morada de la ‘sorgiña piruliña’


Un nombre atractivo en un buen poste de señalización puede decir mucho. Eso fue lo que nos ocurrió en Alins, en un pueblo de montaña del Pirineo Catalán que visitamos hace poco.

Ya habíamos dado una vuelta por el pueblo, y aparentemente, aparte de la iglesia y del encanto propio que tienen todos y cada uno de los pueblos del Pallars Sobirà, con sus casas de piedra y tejados de pizarra, no había mucho más que hacer por allí.

No lo había hasta que camino del coche vimos un letrero de ruta de senderismo que rezaba ‘Torre de les Bruixes 15 minutos’. ‘¿Qué será eso?’ fue la pregunta que nos hicimos al unísono. ‘No lo sé, pero sólo por el nombre, tiene cierto morbo, y son sólo 15 minutos. ¿Probamos?

Torre mirador de les Bruixes, con el pueblo de Alins al fondo
Torre mirador de les Bruixes, con el pueblo de Alins al fondo

Hay que convencer a la peque, que estaba ya pensando en clave de bañito en la piscina, pero esta vez es fácil: hay una canción en euskera que se ha hecho muy famosa entre todos los niños en los últimos años, y que se denomina ‘Sorgiña piruliña‘, que bien podría traducirse como ‘La bruja piruja‘. Veis clara la jugada viajera, ¿no? 😉

‘Izaro, ¿quieres ir a conocer la torre donde vive la sorgiña piruliña?’ Con cara de asombro, no se lo piensa y asiente, no dice ni mú. Comenzamos a caminar, cruzando primero el puente sobre el precioso río Noguera de Vallferrera.

Río Noguera de Vallferrera, paisaje de postal

Río Noguera de Vallferrera, paisaje de postal

Frente al camping del pueblo, las indicaciones nos llevan hacia la izquierda, discurriendo el sendero a la par de un pequeño canal de agua por la que el agua pirenaica fluye rápida e impoluta, a la rica sombra, entre árboles.

Sendero inicial paralelo a un canal de agua

Sendero inicial paralelo a un canal de agua

El sendero salva algún que otro saliente de rocas con algo de dificultad para los más peques, pero que se salva fácilmente cogiendo a los peques en brazos, nada del otro mundo.

Salvando un mini escarpe rocoso

Salvando un mini escarpe rocoso

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El sendero enfila una última parte en llano, yendo a parar a un punto desde donde ya se divisa la silueta de la morada de la bruja, y desde donde parte la única ascensión de esta fácil excursión. Es una subida de cinco minutos por terreno algo resbaladizo, pero que está muy bien habilitada en todo momento con una sólida barandilla de madera. En varios zig-zags, y tras efectuar algún que otro pequeño descanso con la peque, que camina sóla guiada por la ilusión, se llega hasta la base de la torre.

Ascenso final a la torre mirador de les Bruixes

Ascenso final a la torre mirador de les Bruixes

Hemos tardado los mencionados 20 minutos, ni más ni menos. Las vistas que se tienen desde aquí sobre Alins y la cabecera del Vall Ferrera ya son magníficas, pero la peque sigue preguntando ‘…eta sorgiña piruliña?’. Inicialmente pensamos que no se puede entrar al interior de la torre, pero comprobamos que la puerta de metal de la entrada se abre fácilmente. En el interior de esta torre que se utilizó como almacén para guardar cereal y que por su ubicación también hizo labores de torre vigía, nos espera una escalera de caracol metálica, que en tres o cuatro vueltas, nos acerca a la azotea de la torre. Aunque las escaleras están en muy buen estado, son escaleras muy estrechas, por lo que subimos en aupas a Izaro, que se podría trastabillar fácilmente.

Escaleras de acceso a la torre mirador de les Bruixes

Escaleras de acceso a la torre mirador de les Bruixes

Siguiendo con el argumento principal de la excursión, justo a mitad de la escalera, provocamos un pequeño ruido metálico que llama la atención de la peque: ‘Izaro, parece que la sorgiña piruliña está queriendo escapar de la torre, no quiere que le veamos, ¡hay que subir rápido a la azotea, vamos!‘. Nos apresuramos con los últimos peldaños de esta torre de origen temporal incierto, pero una vez en la azotea, no hay ni rastro de la sorgiña piruliña.

Vistas sobre la Vall Ferrera y Alins desde lo alto de la Torre de les Bruixes

Vistas sobre la Vall Ferrera y Alins desde lo alto de la Torre de les Bruixes

Se ha ido Izaro, es más rápida que nosotros y ha salido volando con su escoba mágica, ocultándose entre aquellas nubes y montañas que ves. Pero mira, se ha olvidado otra de sus escobas aquí‘.

Vistas sobre Alins desde la torre mirador de les Bruixes

Vistas sobre Alins desde la torre mirador de les Bruixes

La peque está contrariada, pero acepta que la bruja ha sido más rápida que nosotros, y estudia la escoba de repuesto de la bruja. En en realidad una bandera de Catalunya que ha soportado muchos temporales y horas de sol :).

La bandera que sirvió para seguir con nuestra particular historia de la bruja

La bandera que sirvió para seguir con nuestra particular historia de la bruja

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Seamos sinceros: la torre carece de un notable pasado histórico o de una arquitectura que la haga espectacular, pero lo que no es discutible, incluso imbatible, son las impresionantes vistas que ofrece sobre las montañas de Vall Ferrera y el coqueto pueblo de Alins, tanto desde la base, como especialmente desde su parte superior.


Bajamos con cuidado por la escalera, cerramos la puerta metálica para que no entre ningún animalejo, y comenzamos el descenso por el mismo camino. La bajada es más complicada, porque la alternancia de piedras irregulares y desgastadas junto con la arenilla, son carne de cañón para un buen resbalón. Con cuidado, los niños mayores pueden bajar apoyándose puntualmente en la barandilla de madera. Con los más peques de la casa, es probable que haya que cogerles en brazos, lo que aumenta la masa y peso para el descenso, por lo que ojo dónde se pisa, despacito y buena letra.

Descenso de la torre mirador de les Bruixes

Descenso de la torre mirador de les Bruixes

Una vez abajo, la peque sigue preguntando por la bruja, y claro, hay que continuar con la historia mientras realizamos el camino de vuelta paralelos al canal de agua: ‘Mira Izaro, éste es el riachuelo en el que se baña todos los días la sorgiña piruliña‘. No está como para bañarse, pero nosotros no vamos a ser menos, así que nos animamos a meter los pies en las gélidas aguas de este bravo torrente de agua.

Aguantando el tipo en las gélidas aguas de este pequeño torrente pirenaico

Aguantando el tipo en las gélidas aguas de este pequeño torrente pirenaico

Con los pies bien frescos y tras pegarnos unas cuantas columpiadas (aparte de la historia de la bruja) en el maltrecho columpio del camping, terminamos este bonito paseo que no llega a la hora de duración entre ida y vuelta.

¿Convencidos de que un simple letrero y una pequeña historia alrededor de su nombre pueden servir para descubrir con niños, de forma totalmente inesperada, un bonito rincón pirenaico? No perdamos, nunca, la ilusión, detrás de cada viaje, escapadas, aventura, paseo y excursión, siempre hay una historia, sea real o imaginaria.

Saludos!



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