Hay comarcas y zonas de Euskadi, también de España, en las que se come muy bien, per sé, y no descubrimos nada nuevo con esta afirmación. Los templos gastronómicos de dichas zonas los conoce de sobra, aunque sea de oídas, todo el mundo, pero ese tipo de restaurantes implica normalmente rascarse seria y dañínamente el bolsillo, las cosas como son. Sin embargo, existe una gama de restaurantes más económicos, de cocina tradicional enraizada, que sin pretender ser alta cocina para nada, destacan por su relación calidad-precio, una opción que nunca debiéramos obviar. Muchas veces aterrizamos en estos restaurante por el boca a boca, por recomendación de Foursquare, y otras muchas veces, accidentalmente, de pura casualidad tras preguntar al primer despistado al que ‘asaltamos’ en la calle, somos preguntones por naturaleza.
Así ocurrió hace unos meses en Durangaldea (Duranguesado en castellano), Durango y alrededores en esencia, cuando un domingo tonto a finales de Diciembre, tras dar un paseo por la vía verde de Arrazola, teníamos claro que no queríamos comer un bocadillo o un plato combinado pero tampoco queríamos rascarnos demasiado el bolsillo en un Akebaso o similar, un tipo de restaurante . Queríamos una opción intermedia, sencilla, comer bien sin grandes pretensiones, por lo que nos decantamos por repetir gastroexperiencia en el Restaurante Soloa Jatetxea, en pleno centro de Abadiño. ¿Pasamos al comedor?