Dark dinner en el restaurante Andra Mari, una experiencia gastrosensorial


Cuando un encuentro gastronómico ha sido mimado y cocinado a fuego lento, añadiéndole poco a poco ingredientes misteriosos, con toques de intriga a partes iguales,  y todo ha sido removido suavemente y con mucha paciencia, los platos resultantes y el evento en general, tienen muchas probabilidades de salir bien.

Con esta receta de base, allí me planté yo, Laura, en el parking del restaurante Andra Mari, un restaurante del que guardamos un gratísimo recuerdo, bastante reciente además, tanto por su cocina como por el trato recibido. Vengo a este evento al que hemos sido invitados, ‘a ciegas’, sin conocer de forma física al resto de comensales, ni a los 7 bloggers gastronómicos ni a las dos personas que han resultado premiadas en el innovador concurso promovido por el equipo de Gure Sukalkintza con las que voy a compartir mesa. Sí, en los últimos días me he ‘cruzado’ con ellos virtualmente una vez se desveló la lista de asistentes, algunos me suenan de Twitter, Facebook, Instagram y de otras redes sociales, pero siendo sincera, no los conozco y no se qué me deparará esta misteriosa velada…

Dark dinner o cena a ciegas en Restaurante Andra Mari
Dark dinner, una gastroexperiencia diferente en el Restaurante Andra Mari

Siendo más de las 20 horas en un frío jueves de Noviembre, no hay mucha gente en el parking, por lo que nada más aparcar el coche, me junto con dos personas que claramente tienen que ir a la gastroexperiencia. Blanco y en botella, son asistentes a la gastroexperiencia, mis compañeros de velada.

Con mucho mistery en el cuerpo, entramos al Restaurante Andra Mari, donde nos esperan Josemi Olazabalaga, chef del restaurante Aizian, Ángel, Community Manager de Gure Sukalkintza, y Roberto Asua, gerente del restaurante. Mientras el resto de asistentes va llegando, se rompe el hielo de las presentaciones con un poco de txakoli y un aperitivo. You know: no txakoli, no party.

El pelotón foodie bloguero al completo lo conforman Blackie de 27 The Black City, Eneko Sukaldari, Patrizia de The CookRocker, Igor Cubillo de LoQueComaDonManuel, Gorka de Pitxiflú, Ion Ander de Gastionomía, Superjau de Gastrourdiales, Endika, Goizalde de Cocinando con Goizalde y yo, representado a este txoko. Roberto nos deleita con un completísimo tour por la amplia y misteriosa bodega del restaurante Andra Mari, un sitio de culto dentro de este caserón galdakaotarra. Con cada detalle histórico y anécdota que cuenta Roberto, la leyenda y misterio de esta bodega se hacen todavía más grandes.

Visitando la bodega del Restaurante Andra Mari

Roberto contando la historia y las anécdotas de la bodega del restaurante (Foto cedida por Gure Sukalkintza)

Alucino especialmente con los comedores privados de la bodega (esos son txokos y no esto…), con la especie de mausoleo vitivinícola que tienen algunas bodegas aquí, especialmente riojanas, y con la puerta en forma de kupela de sidra, ¡qué puntazo!

Puerta en forma de kupela en la bodega del restaurante Andra Mari

Puerta en forma de kupela en la bodega del restaurante Andra Mari

Bodega Restaurante Andra Mari de Galdakao

Temperatura y luz constante, vino en reposo absoluto en la bodega del Andra Mari

Comentando todavía las curiosidades de la bodega, subimos las escaleras que dan acceso a la recepción y barra del Andra Mari…’¡pero si está todo oscuro, muy oscuro! ¿Se ha ido la luz?’ A mis ojos les cuesta acostumbrarse a dicha oscuridad, pero mi mente, y la del resto de comensales trabaja rápido: ‘Esto tiene pinta de que va a ser una velada muy íntima, y por la prácticamente nula iluminación, podría ser una experiencia gastrosensorial en formato dark dinner, una cita cena a ciegas’; degustar platos con los ojos tapados, vaya 

intercambio de casa HomeExchange con Lonifasiko

Ambiente misterioso durante la dark dinner o cena a ciegas

Ambiente de mistery total durante la dark dinner o cena a ciegas (Foto cedida por Gure Sukalkintza)

Nuestras cábalas se confirman cuando nos conducen hacia la mesa, muy bien ambientada por unas románticas velas, ya que encima de cada plato tenemos…¡un antifaz! No hay capa ni espada al lado de la silla, por lo que no nos vamos a disfrazar de ‘El Zorro’, pero está claro que esos antifaces nos van a privar de uno de los sentidos privilegiados, sino el más privilegiado, que tiene el ser humano, la vista. ‘Con los ojos tapados, ¿seré capaz de saber que estoy comiendo, y si no me gusta? ¿Y de comer sin mancharme? ¿Vamos a estar todo la cena, por ejemplo dos horas, sin ver? Ay ama, ay ama… no sé si voy a poder aguantar toda esta pressing e intriga…‘.

Mesa completa en la dark dinner del restaurante Andra Mari

Mesa completa en la dark dinner del restaurante Andra Mari (Foto cedida por Gure Sukalkintza)

Sentados en la mesa, nos explican la mecánica de la gastroexperiencia y dark dinner  que vamos a vivir. El procedimiento es el de colocarse el antifaz y degustar un plato, acompañado de un vino. Una vez haya acabado todo el mundo, fuera antifaces, caras de sorpresa y sonrisas, y a escribir en un cuestionario qué plato creemos que era, qué ingredientes llevaba, y nuestra impresión sobre si nos ha gustado, qué nos ha sugerido, etc. Con el cuestionario finiquitado, vuelve a la mesa el chef que ha preparado el plato, explica el plato y se comenta la jugada en vivo y en directo, sin pelos en la lengua, ni antifaz en la cara. Las caras de asombro son mayúsculas en algunos casos tras ver el plato y escuchar atentamente la explicación del chef, aunque hay gente que no anda muy desencaminada. Así, mismo y jugoso procedimiento con seis platos, 2 elaborados por el mencionado Josemi de Aizian, otros dos por Zuriñe García, chef del Andra Mari, y otros dos por Guillermo Revillas, líder gastronómico del Aretxondo.

Josemi, Zuriñe y Guillermo, chefs del Aizian, Andra Mari y Aretxondo

Josemi, Zuriñe y Guillermo, chefs del Aizian, Andra Mari y Aretxondo, ¡equipo de cracks! (Foto cedida por Gure Sukalkintza)

Sin entrar en detalles de qué se acertó, se intuyó pero no se llegó a escribir, o las múltiples erratas que cometimos muchos de nosotros, yo la primera, hay que resaltar que la experiencia sensorial fue una pasada. Es complicado, pero quedó claro una vez más que comemos con la vista, con nuestros ojos, y en esta velada, al llevarlos tapados, sentidos como el olfato y el gusto, e incluso el tacto (sí, sí, ¿por qué no tocar un plato o meter el dedo en su salsa?), cobran una relevancia especial, intentando suplir a nuestros golosos globos oculares que tantas alegrías y tristezas nos dan al cabo del día.

Experiencia gastronómica sensorial en el restaurante Andra Mari de Galdakao

Dark dinner o cena a ciegas, una experiencia gastronómica sensorial en toda regla (Foto cedida por Gure Sukalkintza)

Para haceros la boca agua, he aquí el menú y vinos que se degustaron en esta dark dinner especial en el Andra Mari, hoja que a nosotros no pudimos ver hasta el final de la cena.

Menú degustado durante la dark dinner, y código QR con encuesta sobre la experiencia

Empezamos con un muy correcto foie, bastante sencillo de adivinar el condimento principal del plato, por olor, textura y sabor, aunque lo del acompañamiento de merengue fue muy difícil, por no decir imposible.

El plato estrella de la noche fue para mí el de tallarines de chipirón. Sí, era como pasta pero tenía cierto sabor a pescado, ¿será posible? Un puntazo de plato, con un sabor muy fino, exquisito, y con una salsa cuyo color…no se veía. Al hilo, se me ocurre que tapar los ojos a los extranjeros que vienen a Euskadi, para que prueben sin pudor los chipirones en su tinta que tanto repelús les dan, puede ser una buena idea ;-).

Tallarines de chipirón con ali oli de calabaza y velo de su tinta

Tallarines de chipirón, un plato creativo y sorprendente donde los haya (Foto cedida por Gure Sukalkintza)

También me gustaron los platos más ‘clásicos’ (por decir algo), por ejemplo los hongos salteados y el bacalao. Los hongos, cortados en generosas láminas, con esa decoración de queso crujiente, manchego, que no Idiazabal, en forma de corona, se coronaron en la noche como un plato idóneo para los amantes del sabor puro del boletus.

Láminas de hongo salteado con crujiente de manchego

Láminas de hongo salteado con crujiente de manchego (Foto cedida por Gure Sukalkintza)

En cuanto al bacalao, el plato resaltaba, desde la sencillez, la calidad de la materia prima, con una fina crema con claro sabor a mar. Con el antifaz, ni me enteré de que el bacalao llevaba piel, era tan fina, ¡todo pa’dentro! Con los ojos descubiertos, ¿me habría comido la piel del bacalao? Probablemente no ;-).

Bacalao con moluscos y tirabeques

Bacalao con moluscos y tirabeques (Foto cedida por Gure Sukalkintza)

Respecto al plato de carne, hay que comenzar diciendo que no suelo comer demasiada carne habitualmente, y menos carnes rojas o de sabor fuerte. Sin embargo, hay que admitir que el rabo de buey que yo asocié inicialmente con carrilleras, estaba rico, muy tierno, parecía mantequilla. Y sí, aunque el 99% de la gente que me conoce gastronómicamente no se lo crea, fui capaz de terminarlo, enterito.

Rabo de buey deshuesado con crema de cebollet y ajo

Rabo de buey deshuesado con crema de cebollet y ajo, carne tierna a más no poder (Foto cedida por Gure Sukalkintza)

El postre, un bombón de chocolate y naranja con crema de caramelo, a pesar de no ser muy amiga de los postres de chocolate, estuvo muy apetecible, y muy fresco, entró genial para dar por finalizado el dark gastrofestival.

En cuanto a vinos, hubo de todo un poco, pero claramente estaban todos bien encaminados a maridar perfectamente con cada uno de los platos. Los dos vinos dulces de Pedro Ximénez, acompañando uno al entrante de foie y hongos, el otro al postre, estaban ricos, maridaban bien, pero admito que no son vinos santo de mi devoción, me basta con uno o dos sorbos, luego me empalagan. Me hizo más tilín el blanco fermentado en barrica que acompañaba a los tallarines y al bacalao, perteneciente a la D.O. Costers del Segre, aunque he de decir que he probado blancos fermentados en barrica que me han dicho más, especialmente alguna referencia riojana. El vino de la noche fue en mi opinión el tinto gerundés Clos d’Agon Tinto 2006, un vino caro, con mezcla de cuatro variedades de uva y 18 meses en barrica. Nuevas formas de hacer vino, diferente a lo que estamos habituados por estos lares, pero la sorpresa gusta, es un vino con mucho cuerpo.

Vinos que se degustaron durante la dark dinner en el restaurante Andra Mari

2 vinos dulces de uva Pedro Ximénez, un blanco fermentado en barrica de Lleida y un tinto de Girona (Foto cedida por Gure Sukalkintza)


Todavía comentando anécdotas de los platos y compartiendo inquietudes sobre el mundo de los blogs y las redes sociales, sirven el café, que se acompaña de una larga sobremesa, de la que muy a mi pesar, tengo que marcharme al de un rato, que toca volver a la ciudad armera de Eibar en coche, rememorando por la A-8 todos y cada uno de los instantes vividos. ¡Qué gastroexperiencia más maja oye!

El resumen de la velada y las impresiones son claras: Platos espectaculares, y una experiencia gastronómica sensorial curiosa e innovadora, de las que gustan y recuerdas con agrado, por su carácter rompedor y diferencial. Además, esta experiencia me ha hecho disfrutar de la comida de otra forma, concentrándome en sentidos que muchas veces quedan relegados a una segunda o tercera posición por Sauron, el ojo que todo lo ve. Claramente, con los ojos tapados, los platos se disfrutan de otra manera, te concentras más en lo realmente importante: aromas, texturas y sabores. El olfato nos daba algunas pistas, el tacto complementaba en lo que podía, pero la clave del plato la daban finalmente nuestras papilas gustativas, ahora algo mejor ejercitadas tras esta experiencia. Todo ese cúmulo de sensaciones han hecho que esta gastroexperiencia haya sido increíble: más pura, más humana, más completa, más sensorial…, más experiencia.

Esta primera dark dinner a la que he asistido también me ha servido para darme cuenta de lo difícil que es comer con los ojos tapados. A pesar de que tuvieron el gran detalle de poner platos hondos, para que nada se desparramase, trocear un producto a ciegas, o untar un poco de salsa, se convierte en toda una odisea gastronómica. Animo desde aquí a la gente que cree que estoy exagerando, que hagan un día la prueba en casa, ya veréis qué risas. Sorprendentemente, gracias a la amplitud de la mesa y al cuidado de los comensales, no se tiró ni rompió ninguna copa.

Degustar un plato a ciegas es más complejo de lo que parece

Degustar un plato a ciegas es más complejo de lo que parece

Por último, felicitar la labor de todo el equipo que nos atendió, empezando por la amable camarera, pasando por los tres mencionados chefs, por Roberto, que hizo también de sumiller, y terminando por Ángel, que está haciendo una genial labor de promoción y difusión en Internet y redes sociales del proyecto Gure Sukalkintza, con resultados muy positivos, ¡bravo! A todos ellos, y a todo el personal directa o indirectamente involucrado en los equipos de los tres restaurantes, eskerrik asko eta zorionak, an excellent gastrojob!


Valoración @Lonifasiko: 4,9/5


Información práctica:


On egin!

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4 comentarios sobre “Dark dinner en el restaurante Andra Mari, una experiencia gastrosensorial”

  1. Muchas gracias Laura por haber asistido a nuestra #gastroexperiencia, por haberte tomado un tiempo en plasmar tus palabras en “papel”, y por narrar de esta forma lo que has vivido.

    Esperamos contar con vosotros en próximas ocasiones, seas tú, Miguel o los dos. Nuestras mentes ya están preparando nuevas actividades.

    Una saludo y hasta la próxima ;-).

    Gure Sukalkintza Cocina Vasca en Bizkaia

    1. Muchas gracias a vosotros por contar conmigo, ha sido un placer compartir la gastroexperiencia con vosotros y otros bloggers gastronómicos. Estaremos encantados tanto Miguel como yo de formar parte de futuras experiencias. Seguid así porque lo estáis haciendo muy bien tanto en el plano 1.0 como en el 2.0.

      Un saludo y hasta la próxima 😉

  2. Estupendo relato de lo acontecido. Preciosas fotos.
    Un placer haberte conocido y esperemos que no sea esta la última ocasión de compartir mesa. Efectivamente soy testigo de que terminaste la carne y de que no derramaste ni una sola gota de vino.
    Un abrazo. Jon Ander.

    1. Gracias Jon Ander por tus palabras y como bien dices espero que tengamos mas ocasiones de compartir mesa.
      Que sepas que a más de uno le tendré que decir que sea tu comentario para que se lo crea de verdad.

      Un saludo, fue un placer conocerte y hasta la próxima.

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