Situado en el extremo oeste de la comarca de Enkarterri, flirteando con las vecinas provincias de Cantabria y Burgos. el valle de Karrantza está situado en una zona eminentemente rural, un oasis verde y natural que ejerce de punto más occidental de la provincia de Bizkaia. Oficialmente se le denomina Karrantza harana (‘valle’ en euskera), pero todo el mundo lo conoce como Karrantza “a secas”, y también los hay quienes siguen utilizando la terminología castellana de valle de Carranza, en la comarca de Las Encartaciones.
Auténtico tesoro natural, sigue siendo una de las zonas turísticamente más desconocidas de Euskadi. A continuación te descubrimos casi todos sus secretos, con una interesante guía sobre qué ver y qué hacer en el valle de Karrantza/Carranza con niños.
Índice de contenido
Cómo llegar al valle de Carranza
Karrantza es el municipio más extenso de Bizkaia. No en población lógicamente, pero sí en tierras, ya que aglutina y agrupa en su seno 49 barrios repartidos por todo el valle, muchos de ellos con su propia iglesia, fiestas populares, etc.
Por su ubicación, la mejor forma de llegar a Karrantza es el coche. Hay servicio de transporte público, tanto autobuses como trenes hasta Concha, pero para moverte luego por el valle, te aconsejamos encarecidamente que dispongas de un vehículo. Son tres las vías de comunicación y acceso principales al valle de Karrantza, tres llaves maestras que abren las puertas de este pequeño paraíso natural:
- Acceso por la autovía A-8 desde Laredo/Colindres. Tras acceder de forma rápida a estos destinos veraniegos cántabros, hay que tomar la salida número 173 y remontar la N-629 dirección Burgos, camino del conocido Puerto de Los Tornos. Antes de llegar a Ramales de la Victoria, hay que tomar el desvío a mano izquierda, que nos conduce, entre las moles calizas de Ranero y El Mazo, hasta el barrio de Concha, centro neurálgico del valle.
- Acceso por Balmaseda ó Zalla. A estas dos últimas localidades se llega de forma muy rápida y cómoda desde el Gran Bilbao, a través del conocido Corredor del Kadagua. Bien sea por Zalla o por Balmaseda (las dos carreteras acaban confluyendo), hay que remontar la entretenida carretera BI-630 que serpentea hacia Karrantza, subiendo el pequeño pero matón Alto de la Escrita. Como curiosidad, destacar que este puerto, y esta carretera en general, circula varios kilómetros por tierras cántabras, en concreto por el valle de Villaverde de Trucios, pero en seguida retorna a Euskadi tan pronto como se empieza a divisar el esplendor y riqueza natural del valle de Carranza.
- Acceso desde tierras burgalesas por la N-629 y Puerto de Los Tornos. Desde Burgos, a través de localidades como Oña, Villarcayo o Medina de Pomar, tras pasar el famoso puerto de los Tornos, la carretera desemboca en la localidad de Lanestosa. Desde allí, por una carretera secundaria y tras subir un pequeño puerto, es posible llegar hasta Concha. La otra opción es continuar desde Lanestosa hasta Ramales de la Victoria, para a continuación girar a mano derecha, uniéndonos al primer itinerario.
Para esta escapada en familia, por comodidad y para que la peque durmiese en el coche un rato, optamos por la opción de conducir por autopista primero, y autovía después, por la A-8, hasta Laredo. Las tardes de los viernes de verano tienden a ser de tráfico intenso dirección Cantabria, pero si pasas Bilbao antes de las 17 horas, no hay ningún problema. Desde Eibar y Gipuzkoa en general se llega muy rápido a Laredo, donde hay que tomar la salida 173 dirección Burgos. ¿Burgos? Sí, como comentábamos en la tercera opción, esta carretera llega a Villarcayo y luego a Burgos capital a través del temido Puerto de Los Tornos. Tranquilos, Karrantza está mucho más cerca. Reseñar que el acceso más habitual a Karrantza desde Gipuzkoa y la zona de Bilbao se realiza por Balmaseda, aunque te advertimos que la carretera desde Balmaseda a Karrantza no es apta para gente que se marea. Despacito y buena letra si optáis por esta vía.
Visita a la ilustre villa de Lanestosa
Como comentaba anteriormente, si desde la zona de Laredo queremos ir directos a Karrantza, antes de llegar a Ramales de la Victoria habremos de tomar un cruce a mano izquierda. En nuestro caso, y por aprovechar ya parte de la tarde del viernes, teníamos un plan alternativo: visitar la villa de Lanestosa. Muy pocos kilómetros más allá de Ramales de la Victoria, la caprichosa carretera nos deposita en un verde y fértil valle salpicado de casas de indianos. Lanestosa fue la segunda villa fundada en el antiguo señorío de Vizcaya, tras Balmaseda.
La importancia de la villa radica en su estratégica situación, ya que fue, ha sido, y es, paso natural desde la meseta castellana hacia el Cantábrico. Si no nos creéis, se lo preguntáis a Carlos V. En otra época, esta suerte de ubicación natural implicaba aduana, comercio y trueque, disputas… Ambientillo del bueno vamos. Es por ello que se le concedió el título de villa, un título y categoría honorífica de la que no pueden presumir muchos pueblos.
Por lo demás, Lanestosa es una población pequeña, tan pequeña como que sólo tiene 1,25 kilómetros cuadrados de extensión. Curiosa jugarreta del destino geográfico-administrativo: Lanestosa, el municipio más pequeño de Bizkaia linda con Karrantza, el municipio más extenso de la provincia.
El casco histórico de Lanestosa permanece prácticamente inalterado desde la gloriosa época que vivió la villa, que dada su pequeña extensión, tampoco pudo crecer mucho más.
Las Encartaciones, tierra de indianos
Sin embargo, lo que creció fue el número de individuos que allá por el siglo XVIII, ante la falta de oportunidades en la zona, decidió emigrar hacia América. Son los conocidos como indianos. Algunos, no todos, lograron hacer grandes fortunas en su periplo por las Américas, retornando a su vejez a sus pueblos natales, entre ellos Lanestosa, Carranza, etc. Los que trajeron los bolsillos bien llenos, no dudaron en construir unas casas espectaculares de arquitectura peculiar, queriendo dejar entrever que eran gente… De otro rango social. Ojo, su objetivo no era dar envidia. Es más, la mayoría de ellos fueron muy generosos para con su pueblo, financiando muchas de las obras que se hicieron en la localidad. Este movimiento de indianos en el caso de Lanestosa es extensible a todo el valle de Karrantza y a la comarca de Enkarterri, tierra prolífica en indianos. Sólo algunos tuvieron suerte.
Casas rurales en Karrantza: Dónde dormir
Tras disfrutar de una agradable tarde entre nestosanos, cogemos el coche y cruzamos al valle de Karrantza, entre verde praderas, por el exigente puerto de Ubal, donde me dicen que entrena en bicicleta la gente de Enkarterri Triatloi. Tras bajar a Concha y quedar sorprendidos por el peculiar edificio de su ayuntamiento, ascendemos de nuevo entre curvas hacia el barrio de San Esteban, cogiendo un desvío a mano izquierda para llegar entre prados al barrio de Los Lombanos. ¿Qué se nos ha perdido en este pequeño barrio? La razón se llama Casa Rural Aingeru, una casaza que será nuestro centro de operaciones para esta intensa escapada en familia por el valle de Carranza. El acceso a la casa no está señalizado, ni en la carretera principal ni a posteriori, por lo que es probable que sea necesario preguntar a alguien que te encuentres en el camino. Si no les suena lo de Aingeru, pregunta por “la casa de Belén, en Los Lombanos” ;).
La casa dispone de 2 habitaciones y de 2 apartamentos completamente equipados, y es regentada con alegría y brío por su propietaria, Belén, una dicharachera que conoce de pé a pá todo el valle de Karrantza. Y a sus gentes, claro. Que en Karrantza se conozcan todos debe ser algo bastante común, aunque es algo que a nosotros nos ha llamado mucho la atención. La casa tiene todo lujo de detalles y comodidades, y está decorada con verdadero gusto y paciencia; tanto muebles, paredes, colores, cuadros, etc. Nos pusieron una cuna de viaje para la niña sin problemas, y la casa dispone de WIFI gratuito en la planta baja, aunque la señal llega bastante flojilla a las habitaciones de arriba.
La sala de estar es súper coqueta, creando un espacio cómodo y distendido que incita a la conversación. Disfrutar en buena compañía este salón es un lujo, y no nos imaginamos lo que tiene que ser en invierno, con el fuego bajo encendido y una buena botella de vino. ¡Ya nos gustaría experimentarlo!
Bajo petición, ofrecen cenas en la misma casa rural. Son cenas sencillas, esmeradamente caseras y generosas, más que suficiente para irte a la cama a descansar, o a seguir la velada en el salón. Ondoloin!
Visita a Karpin Abentura, plan perfecto para ir con niños
¡Qué bien se duerme en Karrantza! Colchones muy cómodos, rodeados de un remanso de paz y silencio que hacía tiempo no experimentábamos. El canto mañanero de un gallo y el pío-pío de los pajaritos a primera hora preceden a un desayuno slow, encargado de darnos fuerzas para afrontar una jornada intensa conociendo este verde valle.
Comenzamos con la visita al parque Karpin Abentura (sí, con ‘b’ de ‘burro’), un centro de acogida y recuperación de animales, especialmente fauna silvestre, situado en una enorme finca del barrio de Biañez, al otro lado de la carretera principal que atraviesa el valle. Tiene aparcamiento gratuito en las inmediaciones, y para hacer tranquilos la visita, recomendamos acudir al parque cuando abren, a las 11 de la mañana, evitando las horas centrales del día, especialmente en verano. Los niños de hasta 3 años tienen entrada gratuita al parque, mientras que los niños entre 4 y 16 años pagan 6€. El precio de la entrada para los adultos es de 9,5€.
Con la entrada te dan un mapa explicando el recorrido y las especies de animales que se van a poder ver durante el mismo. El recorrido está muy bien ideado y señalizado y cabe destacar que es 100% transitable con cochecito o sillita de niños. Tanto niños como adultos alucinan con los animales que se ven durante el recorrido, que discurre entre verdes laderas que asoman al valle.
Personalmente, nos quedamos con el lince, las panteras negras, el cocodrilo mexicano, las diferentes especies de monos, el oso pardo y las avestruces. Aunque es lógico, la pena es que los animales están enjaulados, y si bien disponen de mucho espacio para moverse dentro de su recinto, es muy difícil sacar fotos decentes.
En algunos recintos puede que no veas al animal en cuestión. Se esconden. Yo también lo haría, especialmente si aprieta el calor. Otros en cambio, son unos exhibicionistas.
Se trata en muchos casos de animales que han sido interceptados en operaciones contra el tráfico ilegal de animales; también los hay que han sido heridos por el hombre en cacerías o gente que los tenía como mascotas y los ha abandonado. Todos han sufrido algún tipo de situación negativa y Karpin Abentura les ha dado una nueva oportunidad, una nueva vida. Por ello, más allá de ver los animales, nos gustó el mensaje de trasfondo de educación y respeto hacia los animales que el parque quiere transmitir de forma didáctica y lúdica a sus visitantes. Genial iniciativa, infinitamente mejor que la tristeza que emanan los zoológicos.
El parque tiene una zona denominada Terrasauro, que no es otra cosa que una pequeña zona donde hay réplicas de diferentes especies de dinosaurios que habitaron el Planeta Tierra hace millones de años. Bastante aburrido para los adultos y niños muy pequeños que no saben de qué va la vaina, puede resultar interesante para niños algo más creciditos, especialmente el show final del Tiranosaurio Rex.
Yo siempre he sido más de Velociraptor, pero bueno, para gustos fueron hechos los dinosaurios. Por cierto, el meteorito que aniquiló a los pobres dinosaurios, esa enorme bola de fuego que impactó en la península de Yucatán, está en el Karpin :).
Si te apetece leer nuestra visita y review completa, con todo lujo de detalles e info práctica, a Karpin Abentura en familia, puedes hacerlo aquí.
El misterioso Romualdo Chávarri y la iglesia de San Andrés de Biañez
Entre fotos, paradas, y pataletas de la peque porque quería ver durante más tiempo a los simpáticos monos gibraltareños, tardamos más de 2 horas en hacer el recorrido.
Desde allí, descendemos en coche hasta el núcleo de Biañez. Obviamos su iglesia de llamativas torres rojas, para dirigirnos a la “otra iglesia del pueblo”, la antigua iglesia de San Andrés de Biañez. Allí nos espera Leyre, que con mucha paciencia, haciendo frente al hambre y ganas de enredar que muestra ya Izaro, nos cuenta de forma resumida la fascinante y misteriosa historia de Romualdo Chávarri. Don Romualdo fue uno de los afortunados indianos que comentábamos antes. A base de trabajo y sacrificio, amasó tal fortuna en su periplo por las Américas, que a la vuelta, construyó una nueva iglesia para los parroquianos de Biañez. Todo, a cambio de quedarse él con la iglesia de San Andrés, para ser enterrado junto a su familia en la cripta del templo, bajo el altar. Lo más cerca posible de Dios, vamos.
Ésa es una de las dos historias que rodean de magia y misterio a esta sencilla iglesia del siglo XV-XVI. La otra historia tiene que ver con el retablo: A raíz de retirar el retablo de madera de la antigua iglesia, se descubrió que detrás, había otro retablo, un retablo pintado. Este tipo de hallazgo no es muy habitual, y de hecho, es el retablo pintado más grande de toda la cornisa cantábrica. Ahí es nada. Predominan los motivos relativos a la Crucifixión y a La Última Cena, pinturas de origen incierto que los expertos sitúan en torno a los siglos XV-XVI. Las pinturas han sido parcialmente restauradas en los últimos años, pero sin duda es un tesoro histórico-artístico que nadie imaginaba encontrar en una iglesia rural de Karrantza. Gracias Leyre por darnos ese baño de historia tan interesante, ¡y a contrarreloj!
No diga dónde comer en Carranza, diga Casa Garras
Con el hambre de historia muy bien saciada, es el turno de saciar el apetito foodie que acecha desde hace algún rato en nuestros estómagos. Para ello elegimos el restaurante Casa Garras, el más conocido entre los restaurantes en Karrantza. Situado junto a la plaza del ayuntamiento en Concha, aquí comenzó nuestra historia de amor con la cocina de Txema Llamosas. Una experiencia gastronómica envidiable gracias a la buena mano y atención de los miembros de la familia Llamosas, quienes regentan el local desde varias generaciones atrás.
Degustamos dos menús diferentes de auténtico lujo, a un precio relativamente asequible para la calidad que ofrecen los mismos. Para no perdernos nada, no dudamos en compartir los platos en una comida espectacular que tardaremos en olvidar, acompañada de una atención exquisita por cierto. He aquí otro de los motivos gastronómicos por los que salimos entusiasmados con la cocina y atención del restaurante Casa Garras.
Si quieres conocer todos los detalles del festín gastronómico y seguir salivando un buen rato, te recomendamos leer la gastroexperiencia completa en este otro artículo.
Vista Alegre Baserria, pasión artesana en la elaboración de productos lácteos
Tras charlar y felicitar por la gastroexperiencia a Pili, la maitré, con el tiempo justo para que el café y el chupito de licor faciliten la digestión, cruzamos el puente a mano izquierda en Ambasaguas y nos encaramamos ladera arriba hasta el barrio de Matienzo. Allí, tras preguntar varias veces y perdernos otras tantas, finalmente nos rescata del limbo rural el propio César, uno de los amables propietarios de Vista Alegre Baserria (‘caserío’ en euskera). De nuevo hay que mencionar el hándicap de la falta de señalización, que hace realmente difícil encontrar estos caseríos desperdigados en el vasto valle. Con poca luz y mal tiempo, estoy convencido de que algún visitante podría desistir en su empeño de visitar esta quesería de Karrantza.
César nos explica de entrada cómo hace unos años decidieron cambiar su modelo de negocio, pasando de vender leche de vaca para la industria lechera, a producir ellos su propia leche y productos lácteos derivados. Todo de forma artesanal y certificada, apostando por la producción ecológica y la calidad del producto final. Tras ponernos unas calzas para poder visitar el backstage de forma higiénica y sin contaminar, nos enseña la sala donde envasan la leche y los yogures, el mismo sitio donde también producen diferentes tipos de queso de leche de vaca. Esta zona del caserío sólo se puede visitar, por motivos de higiene y esterilidad, los sábados por la tarde y domingos por la mañana; cuando no están produciendo. Por tanto, vimos la sala impoluta, pero nos imaginamos todo el trajín y buen hacer que tiene que haber ahí entre semana para sacar productos tan frescos y ricos al mercado, con especial mención para la leche y los yogures. Nos llevamos a casa algunas muestras. Productos kilómetro cero deliciosos.
Si estamos en un caserío, ¿por qué no vemos animales? Seguramente ésa era la pregunta que rondaba la mente de Izaro nada más bajarse del coche. César leyó bien su mente, ya que tras el paseo por la “fábrica”, nos llevó a comprobar in situ el modo de vida diario en un caserío vasco, especialmente en lo relativo al cuidado de los animales. Es en este particular tour cuando comprobamos de primera mano de dónde viene la excelente materia prima con la que hacen todos sus productos
Vemos el recinto donde ordeñan las vacas, y ya que estamos, visitamos también la zona donde tienen al gallo y a las gallinas. De propina, bajamos a uno de los extensos verdes prados que rodean el caserío, desde donde se tiene una panorámica impresionante sobre el valle de Karrantza. Allí pasean tranquilamente, con bastante menos estrés que todos y cada uno de los lectores de este blog, vacas, ovejas y cerdos.
Con la peque extasiada todavía con tanto primer plano de animales en lo que va de día, volvemos al coche y bajamos dirección Concha, donde tomamos algo y la peque puede deleitarse con su dosis de columpios. Desde allí, exhaustos, ascendemos con el piloto automático hasta nuestra casa, donde nos pegamos una ducha y cenamos tranquilamente lo acordado con Belén durante el desayuno de la mañana. No hay mucha conversación de por medio en la cena. Cada uno está repasando y absorbiendo mentalmente todo lo vivido en un sábado realmente vibrante, de los de quitarse el sombrero viajero. La cena sólo hace que acrecentar nuestro sueño, y caemos rendidos ante Don Morfeo de Las Encartaciones.
Visitar la cueva de Pozalagua, la atracción turística del valle
Se ve que dormimos de cine, incluso mejor y más profundamente que el primer día, ya que esta vez no escuchamos ni gallos ni pájaros. Nos dieron casi las 9 a.m. en la cama, una hora poco habitual en ‘Madrugator’ Izaro. Ducha, mismo y sencillo desayuno slow, y con mucha pereza de por medio, y a pesar de tener todo el domingo por delante, toca hacer las maletas. “Jó, ahora que nos habíamos hecho a esta pedazo de casa…:(“, pensó pensamos los tres.
Descendemos de nuevo en coche a la carretera principal que cruza el valle y esta vez giramos a la izquierda dirección Cantabria. Tras pasar el barrio y los famosos baños termales de El Molinar, a los pocos kilómetros una visible señal rotulada con el texto “Cuevas de Pozalagua” nos hace tomar un desvío a la derecha.
La carretera asciende por fuerte pendiente hasta el barrio de Ranero. Lo cruza por el mismísimo centro y prosigue su duro ascenso durante 2 kilómetros más por una estrecha carretera en buen estado. La carretera finaliza en una explanada asfaltada que tienen un enorme parking, habilitado también para autobuses. A mano derecha, la antigua cantera reconvertida ahora en auditorio veraniego y el edificio que alberga las taquillas y protege el acceso natural a la Cueva de Pozalagua. A mano izquierda, el Centro de Interpretación del Parque Natural de Armañón. En el centro, el Bar Aizko, donde se puede tomar y comer algo. Ya veis que el sitio está preparado y completito a más no poder.
La historia de esta cueva es realmente curiosa. Fue descubierta en 1957 “gracias” a una voladura en la antigua y contigua cantera de dolomía. Esta cantera, lamentablemente, siguió funcionando durante muchos años, lo que produjo serios daños en algunas de las preciosas formaciones que alberga la cavidad.
Caprichos subterráneos de origen incierto: Estalacticas excéntricas
A pesar de ello, esta cavidad es magia subterránea en estado puro. Es una de las cuevas con mayor concentración de estalactitas excéntricas a nivel mundial. En Karrantza. Aquí al lado.
Esta relativamente pequeña cueva es una visita imprescindible en Karrantza, una experiencia que deja maravillado a niños y a adultos por igual. Mención especial a su conocida sala Versalles, donde el espectáculo y flirteo de las estalacticas excéntricas alcanza su punto álgido. Apoteosis subterránea en estado puro.
Visitas guiadas a Pozalagua: Precios y horarios
Las visitas guiadas a la cueva de Pozalagua comienza a las 11.30 de la mañana. No está permitido sacar fotos en su interior, y las entradas de la visita guiada, que dura aproximadamente tres cuartos de hora, cuestan 7€ para los adultos, y 4€ para los niños de 8 a 16 años. Mencionar que hay packs de entradas combinadas para visitar Karpin + Pozalagua. Los pequeños no pagan entrada, y la visita se puede hacer con niños, que no bebés, sin problemas, ya que hay pasarelas metálicas bien habilitadas. Lo difícil suele ser mantener a los críos en silencio mientras se atiende a la guía, pero eso es otro cantar. Hay que tener en cuenta que la humedad roza el 100% dentro de la cueva y que la temperatura se mantiene constante a 13 grados, durante todo el año. Hace rasca. Por tanto, aunque seas vasco, nada de ir en manga corta o sandalias. El menda fue de valiente en pantalón corto y acabó poniéndose un jersey y salió medio resfriado.
Habíamos estado en dos ocasiones anteriores en la Cueva de Pozalagua: la última hace ya más de diez años atrás, y teníamos un muy vago recuerdo de la misma. Así, fue como visitar la cueva por primera vez. Quedamos embriagados por la magia de Pozalagua, refrendando que es un auténtico tesoro subterráneo en el paraíso kárstico del monte Ranero. En general, hay que decir que toda esta zona es muy conocida en el mundo de la espeleología, ya que muy cerca de Pozalagua también se esconde la famosa sima y enorme sala interior de la Torca del Carlista.
Área protegida del Parque Natural de Armañón
De una punta de la explanada a otra, para acceder al mirador voladizo construido sobre el centro de interpretación del Parque Natural de Armañón. Las vistas sobre el grandioso valle de Karrantza y los montes de Ordunte son de quitar el hipo. ¡Qué verde es este valle salpicado de mil y un caseríos y núcleos poblacionales!
Tras sacar cincuenta mil fotos desde cien mil ángulos distintos y grabar algún que otro vídeo, accedemos a las instalaciones del parketxe de Armañón, situado bajo el mirador. Mediante paneles explicativos, se explican los motivos de la constitución del entorno como parque natural, contando al visitante las características principales del parque y del valle de Carranza en general. Es difícil que alguien se lea todos los paneles, ya que llevas su tiempo. Lo que es fácil es que la gente se preste a descubrir el valle a vista de pájaro. Mediante el uso de las nuevas tecnologías, el visitante, moviendo los brazos cual pájaro, puede navegar virtualmente por Karrantza harana. Entretenida aplicación, para todo el mundo ;-).
Rutas de senderismo para todos los públicos
Al ser parque natural, el personal del parketxe te dará amablemente información sobre las diferentes rutas de senderismo que es posible realizar en la zona. Las hay para todos los niveles, tanto exigentes como ideales para practicar senderismo en familia. Por falta de tiempo, no pudimos realizar ninguna ruta al completo, simplemente bajamos a inspeccionar el comienzo de una de las rutas que desciende hasta un mirador bajo el monte Ranero, en el límite de Cantabria. Simplemente pudimos constatar que están muy bien señalizadas y que su dificultad no es alta.
Asignatura pendiente para otra visita al valle, con más tiempo y a mejores horas: nada de empezar a caminar al mediodía o cerca de la hora de la comida, cuando más casca el sol.
Casa rural Gailurretan, ¿la casa rural perfecta?
Tras dar de comer a la peque, tomar una cañita con un rico pintxo de tortilla y comprar medio queso de oveja en el bar antes mencionado, donde también dan bocadillos y raciones, volvemos a Concha para enfilar la carretera que asciende hacia el barrio de Lanzas Agudas.
El objetivo de llegar a este barrio es gastronómico. La historia se repite. De nuevo nos cuesta bastante encontrar la casa rural a la que nos dirigimos. Fuertes pendientes y curvas de herradura para llegar hasta el barrio de Lanzas Agudas. Se llega a un punto donde la carretera termina, frente a un conglomerado de casas. Allí, por fin, nos encontramos con un cartel tallado en madera donde leemos Casa Rural Gailurretan.
El sitio impresiona desde fuera. La piscina está más que apetecible para pegarse un chapuzón antes de comer. Pero centrémonos, que veníamos exclusivamente a comer en Gailurretan, a degustar las delicias gastronómicas que elabora con sumo cuidado su propietaria Maika. Entramos a la terraza por la parte trasera de la casa, una especie de balconada hacia el valle, cuidadosamente decorada y ambientada. Una auténtica potxolada de sitio. Comer en la terraza al aire libre tiene que ser un lujazo, pero por estar más tranquilos y sin ruido, optamos por comer en el pequeño pero coqueto comedor que tienen, desde el que también puedes disfrutar de las mismas vistas.
Cocina casera en un lugar idílico
Espectacular comida. Espectacular atención. Podemos afirmar que en Gailurretan cuidan al máximo los detalles, también en la cocina, donde trabajan muy bien los productos autóctonos de la zona; materia primera de calidad a la que le dan un toque de cocina innovador y sostenible. Se puede hablar perfectamente de slow food.
Tras la relajada comida que acompañamos de un rico txakoli producido en Enkarterri, no nos podemos resistir a degustar el café fuera, en la terraza natural. Nos costó marcharnos de allí. Gailurretan emana un karma especial que invita a tomarse tranquilamente una copa y a petrificarse allí para siempre. Hemos estado posteriormente alojados en esta casa rural y podemos decir que es la casa rural perfecta para ir de turismo rural en Karrantza. Lo tiene todo.
Virgen del Suceso, patrona de Karrantza
Tras departir un rato animádamente con Maika y felicitarle por su buen hacer, cogemos el coche y emprendemos poco a poco la vuelta a casa. Esta vez volvemos por el interior, por Zalla y Balmaseda, para evitar el tráfico que suele haber los domingos de verano desde Cantabria en sentido Bilbao. La carretera hasta Zalla y Balmaseda es sinuosa, pero yendo sin prisa, es una carretera que se puede disfrutar, de las de “¿Te gusta conducir?”. En plena ascensión al Alto de la Escrita, te recomendamos realizar una parada en el barrio El Suceso. El motivo no es otro que la visita a la Virgen del Suceso, la amatxu y patrona de Karrantza.
Estamos en un entorno y barrio peculiar, un pequeño barrio que en su núcleo central tiene una iglesia y… ¡Un coso taurino! Sí, hace años debía ser bastante habitual disponer de un espacio o plaza en el centro del barrio, donde los ganaderos podían bajar y dejar allí sus animales. Lógicamente, de ahí surgieron las novilladas que con el tiempo fueron cogiendo fama. Es una plaza muy pequeña, pero por sus características y por estar pegada a una casa y a una iglesia, es bastante conocida en el mundo taurino vasco.
Ascendemos entre árboles y merenderos por una verde campa que nos conduce hasta la cima de la loma. Allí se alza, omnipresente, la blanquecina imagen de la Virgen del Suceso, dominando visualmente todo el valle de Karrantza.
A pesar de cierta vegetación que rodea la cima, las vistas desde este risco, con pronunciada caída hacia el Sur, son de diez. Es un sitio donde merece la pena sentarse un rato a admirar el paisaje que nos rodea, y en nuestro caso, recibir el último soplo de aire fresco y natural de Karrantza.
Y aquí acaba nuestro periplo y escapada en familia por Karrantza, un valle que no dudo en calificar como el valle más escondido y desconocido de todo Bizkaia, un pulmón verde y tesoro natural al oeste de la comarca de Enkarterri o Las Encartaciones. Esperamos que este plan de viaje os haya dado buenas ideas para qué ver y qué hacer en el valle de Karrantza/Carranza con niños.
Gracias a Enkartur por darnos la oportunidad de disfrutar en familia de estas actividades y conocer de primera mano el valle de Karrantza.
Información práctica:
- Escapada realizada en Agosto del 2013
- Alojamiento en el valle de Carranza
- Web oficial de Turismo del Valle de Karrantza
- Comarca de Enkarterri en 48 horas
- Mapa con los puntos de interés visitados en Karrantza
SaludoX!
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Muy pero que muy completo el post, enhorabuena por vuestra capacidad de organizacion. Ya tengo a quien acudir como guia turistico. Por cierto, el globero eibarres de Enkarterri no os informo de ningun “secret spot”?
hasta la proxima
Buenas Dk!
Se hace lo que se puede, ahora en familia, cuesta más organizarse y se lleva otro ritmo de viaje, pero se puede seguir disfrutando de pequeñas escapadas cercanas como ésta, lo principal y más importante es animarse a salir. Si necesitas cualquier tema, tanto de Karrantza como de algún otro sitio en el que haya estado, no dudes en volver a pasarte por aquí o contactarme.
Ya hemos ido descubriendo algún que otro “secret spot” durante el finde :), aunque seguro que todavía quedan muchos en el valle de Karrantza, y especialmente en el resto de Enkarterri. La verdad es que las sugerencias de Iker y las que nos dieron en la oficina de turismo de Balmaseda nos han venido de perlas, de todas formas, todo es cuestión de volver al valle a buscar más “secret spots”. SaludoX!
Estuve un par de años con mi aita de turismo rural por Euskadi. Ahora, al no tener carnet ninguno de los dos paseantes, se nos hace un poco complicado. Me acuerdo de las vacas, los cerditos, las gallinas, la leche recién ordeñada que nos dejaba la dueña para desayunar… ¡Gracias por hacerme recordar tan buenos momentos! Un abrazo, familia 😀
Marta, sí es verdad que el coche facilita mucho la vida en este valle, y más sabiendo que está formado por 49 barrios, algunos de ellos muy desperdigados y alejados de Concha, la ‘capital’ del valle, pero el acceso principal al valle se puede realizar también en tren, ya sea desde Bilbao o Santander.
Me alegra ver que el post te ha traído tan buenos recuerdos de esta tierra que tanto te gusta. Ya sabes, para la siguiente visita a Euskadi, valle de Karrantza, sin olvidarte de una ‘must visit’ a la cueva de Pozalagua. SaludoX!
¡Sí Señor! Una muestra de que no hace falta ir muy lejos para desconectar y descubrir cosas nuevas.
Correcto Risto, y precisamente por eso soy cada vez más fan del concepto ‘escapada’, porque significa no irte muy lejos, pero sí descubrir txokos cercanos, conocidos y no tan conocidos como es el caso, que son auténticos tesoros. Gracias por pasarte, saludoX!
Amen!
Poco mas que decir sobre lo ya descrito en el post…no queda otra que: Visit Enkarterri
Hola Gallas! Hombre, siempre hay algo que decir, y seguro que algo por descubrir, tanto a nivel del valle de Karrantza como a nivel de Enkarterri. Pero sí, estoy contigo en que hay que practicar más el #visitEnkarterri! Eskerrik asko por el comentario, saludoX!
Admirable crónica y maravillosa visita a mi valle, que pocos sabrán aprovechar y escurrir tan bien, no se os habéis dejado casi nada!, un abrazo y gracias por este homenaje al valle..
Gracias @alada por tus palabras, es un honor que alguien del valle de Karrantza se pase por este txoko y tras leer el artículo nos dedique esas líneas tan afectuosas. Estamos convencidos de que hicimos una ruta y fin de semana bastante completo, visitando los puntos clave del valle, pero sí es verdad que nos hubiera gustado dedicar algo más de tiempo a algunos sitios, por ejemplo hacer una pequeña ruta de senderismo por el Parque Natural de Armañón, etc. Sea como fuere, lo vemos como una oportunidad para volver pronto a Karrantza y disfrutar de nuevo de ese maravilloso paraíso verde que tenéis y de la siempre cálida acogida de sus gentes. Gracias y hasta pronto!
Me ha gustado mucho vuestro reportaje, soy Karrantzana y he pasado fines de semana con mi familia. Conozco bien mi valle y para mi es lo más grande. Lanestosa, la he pisado mucho, tenia un amigo que murió en el precioso municipio. Un beso
Hola Teresa! Nos alegra mucho que te haya gustado nuestro reportaje, y más viniendo esas palabras de una Karrantzana como tú. Es muy bonito percibir, tanto desde fuera como desde dentro, el cariño y el orgullo que tenéis por vuestro valle; es algo que tenéis que conservar siempre, es más, incluso poner en valor y proyectarlo poco a poco, con cautela, hacia el exterior, ya que ofrece numerosas posibilidades de desarrollo para el valle de cara al futuro. La villa de Lanestosa nos gustó mucho, pintoresca y con mucho toque histórico por su privilegiado enclave entre montañas, un sitio para volver con más calma, para pasar el día y comer allí mismo, que seguro que hay buenas opciones. Lo dicho, gracias por tu amable comentario y hasta pronto!