Es significativo que la gente de Sevilla capital, cuando quiere comer bien, no tiene reparo alguno en coger el coche y hacerse unos kilómetros para sentarse a disfrutar en torno a una buena mesa. Probablemente sea una localidad desconocida para mucha gente no andaluza, pero si preguntas dónde comer en Sevilla provincia, la respuesta de muchas sevillanas y muchos sevillanos irá por los mismos derroteros. ¿Qué tendrán los restaurantes en Los Palacios y Villafranca (Sevilla) para tener tal fama gastronómica? Lo comprobamos en este recorrido personal por algunas de las mesas con más solera de esta singular localidad que brilla con luz gastronómica propia, a la vera de las marismas del Guadalquivir.
Índice de contenido
Restaurantes en Los Palacios y Villafranca: dónde comer bien
A la fama que tienen productos como el tomate o el arroz cultivado en Los Palacios y Villafranca, hay que añadirle que la hostelería de la localidad palaciega ha sabido interpretar adecuadamente, a base de trabajo conjunto sin fisuras, las señales, el feedback y las directrices que van camino de convertir esta habitual parada camino de Cádiz en destino gastronómico de primer orden en la provincia de Sevilla.
Y como el flamenco no puede faltar por estas tierras con tanto arte, de forma paralela al conocido Festival de la Mistela de Los Palacios y Villafranca, hemos tenido la magnífica ocasión de descubrir bares, bodegas, restaurantes y tertulias flamencas con más arte que un lienzo del maestro Palmero.
Iniciamos aquí nuestro recorrido gastronómico por los restaurantes de Los Palacios y Villafranca. Confiamos en que nuestra experiencia personal y sinceras reviews de los sitios visitados te den alguna que otra -muy buena- pista para saber dónde comer en la provincia de Sevilla. ¡Buen provecho!
Restaurante Manolo Mayo
Si preguntas dónde comer en Los Palacios y Villafranca, es probable que Manolo Mayo sea uno de los sitios más conocidos y recomendados, el que más le pueda sonar a la gente. Es el típico sitio que te puede recomendar incluso alguien de Sevilla capital. No en vano, Manolo Mayo es uno de los sitios con más solera de la zona, un restaurante (y hotel) con una larga y reconocida trayectoria entre fogones, en el ámbito de la hostelería en general.
A pesar de ser uno de los clásicos, las instalaciones y la cocina del restaurante Manolo Mayo ha evolucionado durante los últimos años, habiendo adquirido un toque gastronómico actual necesario en los tiempos que corren.
En el menú degustación expresamente elaborado para la ocasión, comenzamos destacando ‘el langostino que quiso ser jamón’, un divertido pincho de langostino servido como si fuera una pata de jamón, en un jamonero; un delicioso bocado a base de un langostino a la gabardina con un ligero toque de queso de cabra y mermelada de oloroso. Esto es un ejemplo de entrante sencillo al que se le da un guiño actual y divertido para sorprender al comensal.
En tierras andaluzas, no pueden faltar esas cremas y sopas frías, como por ejemplo un riquísimo salmorejo con daditos de atún rojo de almadraba, con huevas de trucha y helado de mango. Deliciosa combinación que hace olvidar las típicas virutas de jamón ibérico y muy acertado el toque dulce del helado de mango.
En cambio, no terminé de comprender, y por consiguiente, no terminaron de seducirme, algunos de los platos que sirvieron en el extenso menu degustación. Ni el milhojas de salazón y ahumados.
Ni los piononos de esturión con crujiente de camarones.
En este viaje hemos aprendido, entre otras cosas, que Sevilla es la provincia de España donde más arroz se produce. En este sentido, la fama del arroz de Los Palacios y Villafranca traspasa fronteras de municipios, límites provinciales y autonómicos.
Esa materia prima de calidad la aprovechan bien en el restaurante Manolo Mayo, donde tiene un excelente reflejo en su arroz de rape y langostinos con carabinero. Este plato de arroz meloso profundiza en las raíces de la cocina tradicional, y se acaba convirtiendo en un auténtico plato de cuchara, de los de degustar tranquilo, saboreando el punto perfecto del arroz y el potente toque de azafrán que lo engalana. Un plato untuoso, que deriva del verbo ‘no parar de untar’.
Si bien se antoja difícil superar el sabor de este arroz con acertado toque marinero, la pluma ibérica con jugo de manitas de cerdo que degustamos a continuación se afana en ello. Aquí es donde la cocina de Manolo Mayo vuelve al origen y ahonda en platos de carne sabrosos acompañados de fondos contundentes. Tradicionalmente ha sido uno de los mejores sitios para degustar platos de caza, y eso se nota en una cuidada y deliciosa salsa en la que degustas manitas de cerdo a base de untar pan. La salsa prácticamente se come a la pluma, pero el bocado se antoja maravilloso.
Destacar sobremanera el servicio de sala que ofrece Jesus Alonso Guadix, profesional de los pies a la cabeza, y atento como nadie a que no falte de nada en la mesa, especialmente en lo que respecta a bebidas.
Siguiendo su consejo, armonizamos gran parte de la comida con ‘Solo’, un vino blanco producido por bodegas González Palacios, bajo la curiosa DOP (Denominación de Origen Protegida) vino de calidad de Lebrija. Un vino blanco seco y añejo, que mira mucho a tierras gaditanas con su 100% uva Palomino, y que tal y como reza la etiqueta de la botella, “es un viaje a cómo se hacía el vino en tierras sevillanas durante el siglo XVII, con una fermentación en bota con crianza de 12 meses bajo velo de flor”.
Acertada apuesta de vino blanco, que nos hará mucha más gracia que el vino tinto Pago del Zancúo con el que me empeñé en acompañar el plato de carne. El vino blanco hubiera aguantado perfectamente.
Después de un festival gastronómico de este calibre, es una pena que un postre clásico de la casa como el tatín de manzana con helado de vainilla pase totalmente desapercibido por un paladar entrenado y entregado para siempre al salmorejo, al arroz meloso, a la salsa de manitas de cerdo y a la crianza de la uva Palomino.
Un gustazo comer en Manolo Mayo, un clásico palaciego donde no escatiman en materia prima, donde cuidan los fundamentos de la cocina tradicional y donde cabe destacar las instalaciones y el impecable servicio de sala. Ah! Me olvidaba de la enorme teja de almendras con la que coronan el momento café y copas. Ríete tú de las tejas de Tolosa.
- Info práctica: Ubicación | Web | Teléfono: 955 81 10 86
Restaurante La Pachanga
El término coloquial ‘pachanga’ se asocia normalmente en el argot futbolero a un partido amistoso y tranquilo entre amigos, que normalmente va acompañado de un tercer tiempo en forma de cervezas, tapeo, comida o cena.
Es más, en ocasiones lo importante no es el partido como tal, sino lo que vale es juntarse y pasar un buen rato entre amigos. Te suena la película, ¿verdad? Ese tercer tiempo bien podría ‘jugarse’ en el restaurante La Pachanga en Los Palacios y Villafranca, un terreno de juego gastronómico que tiene mucho de amistoso, pero que también podría competir en la Champions League.
Tomate de Los Palacios y Villafranca
De la mano de Rafael, propietario y alma máter del restaurante, hemos tenido la ocasión de degustar un menú kilómetro cero que se aferra a las raíces y tradiciones locales con ahínco y convicción.
Comenzamos con un plato de jamón de bellota y con unos tomates de Los Palacios (de una variedad local) con melva de Barbate, demostrando una vez que la conexión Sevilla-Cádiz, eje en el que se sitúa la villa palaciega, funciona a las mil maravillas. Primer gol de la pachanga.
Se saca del centro del campo para conducir por la banda un plato sencillo, muy típico de la casa, de los que gusta compartir en una comida informal con amigos. Los gambones encebollados con fondo de piquillo se presentan en forma de plato generoso y apetecible a partes iguales. Es una combinación sencilla pero muy sabrosa, ‘culpa’ de un fondo de piquillo que se acaba entremezclando con el aceite del equipo contrario. Buen regate, pero tampoco hay que abusar de un esférico que de vez en cuando conviene escurrir.
El partido entra en una fase muy intensa, por lo que salen a calentar los alcauciles con guisantes de la huerta palaciega. Los alcauciles son una variedad de alcachofa, más redonda, compacta y con las hojas menos alargadas que la alcachofa común, que se cultiva mayormente en la costa de la luz gaditana. Es un producto muy tierno, que en jugada maestra con los guisantes palaciegos, anota el segundo tanto para el equipo capitaneado por la mujer de Rafael, que dirige el equipo de cocina como nadie.
Para refrescarse del calor reinante en el estadio, los jugadores de ambos equipos dejan a un lado las bebidas isotónicas, optando por una manzanilla fría servida en tetera. Con mesura, que luego hay que seguir corriendo comiendo y no queremos que salten las alarmas en los controles anti-dopaje post partido.
Completan la pócima secreta un vino blanco turdetano, y se sirve vino tinto Garum para el segundo tiempo. Sin duda alguna, la bebida galáctica es la manzanilla, una bebida que Rafael sabe dónde y a quién comprar, y que tiene justificada su elevada cláusula de rescisión.
Chupito de gazpacho moñiguero para dar comienzo el segundo tiempo. Sin titubeos, salta al campo la sopa de tomate, plato típico de Los Palacios y Villafranca. No, no es un gazpacho, sino una sopa caliente con una alineación de ingredientes de lujo: base de tomate, pan, gamba, hierbabuena y huevo. Vaya delantera.
En una jugada muy bien trabajada en los entrenamientos, la combinación funciona bien hasta el borde del área, donde el árbitro de la contienda pita falta. Indirecta. Centro medido por encima de la barrera, impecable cabezazo del comensal nº 9, pero esta vez el balón en forma de sopa de tomate, pega en el larguero del paladar. El estadio enmudece. En los últimos metros, se percibe que el huevo y la hierbabuena están algo faltos de forma. Según vayan acumulando minutos en cocina, se irán incorporando al ritmo de trabajo del grupo.
Arroz cortijero, un sabroso viaje a las raíces de interior
El ritmo del partido es fluido en el restaurante La Pachanga, con continuas disputas entre críticos y comensales. Esto hace que los calambres gastronómicos empiecen a hacer acto de presencia en algunos jugadores. Es hora de sacar al fichaje estrella adquirido en el mercado de invierno. Es hora de matar el partido. Es hora de que entren en juego los verdaderos killers.
El arroz cortijero vale más que Messi y CerreSiete juntos. Más allá del arroz, los jugadores estrella son las habitas, el cerdo ibérico y los espárragos trigueros, aunque dependiendo de la época del año, el entrenador puede variar el dibujo del equipo con otra verdura de temporada.
Este contundente arroz de interior te hará olvidar tus lesiones y tus anhelos de un buen arroz marinero. Este plato es un homenaje a los abuelos de Rafael, que trabajaban en un cortijo y que en cierta manera armaron un equipo basado en jugadores de cantera. Crearon una forma de jugar entre fogones que Rafael y su mujer han perfeccionado con los años. Golazo por toda la escuadra que finiquita el partido.
Se juegan ya los minutos de la basura. El equipo local pierde tiempo y sale al campo uno de los suplentes que menos minutos ha disputado esta temporada: la flor de melón con helado de vainilla y toque de canela. El público no termina de entender este último cambio, pero da igual, el ambiente de celebración reina ya en el Pachanga Arena.
Así da gusto jugar entre amigos. Productos de cantera, entrenamientos intensos entre fogones, método tradicional y disposición táctica impecable sobre el terreno de juego, con Rafael portando el brazalete de capitán. El estadio hace la ola y corea su nombre. Rafael es nombrado MVP del partido pero la Bota de Oro la comparte con todo el equipazo que trabaja en el restaurante La Pachanga en Los Palacios. Qué pachanga tan sabrosa y divertida. ¡Viva el fútbol gastronómico!
- Info práctica: Ubicación | Tripadvisor | Teléfono: 955 81 57 05
Restaurante Casa Moral
No hay dos sin tres, y por ello te queremos contar la experiencia de comer en el restaurante Casa Moral, otra cita gastronómica ineludible en Los Palacios y Villafranca.
Con las sopas frías de verduras y hortalizas como religión imperante en Andalucía, con todo lo bueno y malo que ello conlleva, Casa Moral apuesta por un salmorejo de remolacha con granizado de tomate, albahaca y sardinas. El salmorejo está espectacular, y la remolacha no solo proporciona un característico y curioso color al salmorejo, sino que le da un punto dulce muy curioso. Aplauso unánime para este entrante que causa sorpresa en el comensal.
El bacalao se sirve en esta casa -como no- con tomate de Los Palacios. Para darle un punto diferente, también lleva alioli gratinado. Ni el riquísimo tomate local ni la apuesta por el alioli logran dominar un bacalao pasado de punto, tirando a seco. Con lo que mola hundir lateralmente el tenedor para que las láminas de bacalao obedezcan y salgan solas…
El guiño al océano Atlántico viene en forma de unos ricos chocos en su punto perfecto, acompañados de un guiso con guisantes de Los Palacio. Por peteneras. Se hace así privilegiado hueco a este olvidado gran producto que brindan las mejores huertas palaciegas y que asombra con su tamaño XXL. Cuando no aportan nada, soy de los que aparta los guisantes en muchos platos, pero estos guisantes que bien podrían ser de Bilbao están riquisimos. Si no fuera por el color, por tamaño y forma podrían incluso confundirse con alguna variedad de pochas. Un guiso de notable alto.
Para finalizar con los segundos platos, se sirve un delicioso guiso casero de bandiola de cerdo braseada, una parte del gorrino de la que nunca había oído hablar, y que por ende, nunca había probado. Al parecer es una parte de la caña del lomo, que en este caso, se acompaña de champiñones en una muy lograda y bien ligada salsa española. Con buen pan, estamos ante un plato sobre el que untar en bucle infinito. Qué guiso tan sencillo, pero qué punto tan rico de cocina tradicional de toda la vida tiene este plato. Lo que se agradecen estas suculentas recetas caseras. El guiso gana puestos y adeptos, pasando del notable al sobresaliente. Nota ganada a pulso.
Contribuye a estas notas tan altas el vino tinto Bemoles, un vino del Condado de Huelva que me hace viajar y recordar mi paso por Casa Padrino en Alájar, otra casa de comidas de renombre, esta vez, en la maravillosa Sierra de Aracena.
El vino blanco ‘Mis dos estrellas’ con el que armonizamos los primeros compases de la comida, con el toque dulce de la uva moscatel, nada tiene que hacer con los bemoles y cuerpo que presenta este vino de Huelva que nos vuelve a sorprender. Y ya van dos.
Con un entrante fresco y ligerito pero con tres platos tan contundentes, hay que ser muy goloso a estas alturas para atreverte con un pastel de arroz, tocino de cielo, yema de huevo y canutillo de chocolate templado. Suena y sabe muy clásico. Demasiado. ¿En serio que todavía se lleva lo del tocino de cielo?
Gastroexperiencia de notable alto en el restaurante Casa Moral en Los Palacios y Villafranca. Solo flaquean el bacalao y los postres, con un entrante y dos platos centrales que reivindican la cocina más tradicional, con protagonismo para los guisos de fuego lento.
Es más que reseñable el atento y muy profesional servicio de sala ofrecido por la generación que capitanea ahora este consolidado negocio familiar que comenzó con la mítica Taberna La Periñaca. El negocio ha evolucionado, y alucinamos con las fastuosas instalaciones de la casa, uno de los sitios más conocidos para celebrar banquetes de boda en la zona.
Las instalaciones y el servicio siempre ayudan, pero algo tendrá que ver en esta elección la deliciosa cocina que hemos tenido ocasión de degustar en el restaurante Casa Moral en Los Palacios. Estoy convencido de que habría gente dispuesta a casarse de nuevo solo por comer aquí ;).
- Info práctica: Ubicación | Web | Teléfono: 955 81 62 16
Dónde comer en Los Palacios y Villafranca
[Bonus track] Bodegas, caracoles, pizzas artesanas, tertulias flamencas y buen café
Personalmente me quedo con la pena de no haber podido probar el restaurante Juanma y Casa Miguela, sitios de los que también me han hablado muy bien y que a buen seguro completan con nota este recorrido por los mejores restaurantes en Los Palacios y Villafranca.
En su defecto, he querido completar esta reseña gastronómica palaciega con unos breves tips para disfrutar, en clave más informal y de forma complementaria a los anteriores tres restaurantes, del buen hacer y autenticidad de otros establecimientos y rincones con encanto de la localidad palaciega que han llamado mi atención.
Bar Morillo: caracoles y deliciosas pizzas artesanas
Buen tomate, buen arroz y ¡buenos caracoles! Sorprende que en un sitio como Los Palacios y Villafranca tengan tanta devoción por los caracoles.
Es una comida con la que a mí no me van a convencer, pero admito que tiene sus adeptos, y que un buen sitio donde probarlos puede ser el bar Morillo. En Euskadi estamos acostumbrados a que muchas veces la salsa sea lo mejor, y lo más valorado, de un plato de caracoles. Aquí no se andan con chiquitas y van directos, raudos y veloces, al producto, al caracol de la zona. Porque los caracoles en Los Palacios y Villafranca son religión.
El plato tiene su protocolo, pero al fin y al cabo, lo que hace la gente es beberse la ‘infusión’ y luego comerse los caracoles. O al revés. qué más da. El orden de los factores no debería alterar el sabor.
También puedes déjate sorprender por una ensalada o sopa de caracoles, un plato sencillo a base de pan y caracoles que pone en jaque cualquier innovación en materia de sopas y ensaladas.
Las mejores pizzas en Los Palacios
Pero más allá de caracoles, el bar Morillo es (re)conocido en la localidad, y en muchos kilómetros a la redonda, por las deliciosas pizzas artesanas que preparan. Las apariencias engañan, sobre todo cuando ves servir una pizza con un grosor de masa anormal en los bordes, incluso aparentemente basta. La temida comparación con las bases de pizza artificialmente infladas de una conocida multinacional de pizzas se desmorona cuando le hincas al diente y compruebas que la masa es casera y esponjosa, incluso liviana.
Te aconsejo probar la pizza de queso de cabra, generosa en ingredientes y espectacular en sabor. Dicen que los fines de semana se forman colas interminables en este garito para poder comer una pizza o para llevártela a casa. Sinceramente, después de probarlas y comprobar que tienen un precio más que asequible, no me extraña. Aquel slogan marketiniano de ‘el secreto está en la masa’ cobra todo el sentido del mundo -por fin- en el bar Morillo.
- Info práctica: Ubicación | Web | Teléfono: 683 37 16 93
Bodega Don Busto: vinos de cosecha propia a granel
Hay sitios auténticos y luego está la bodega Don Busto en Los Palacios. No esperes encontrar en esta casa fundada en 1945 una vinoteca de cuidado diseño y con referencias internacionales.
Al pan, pan, y al vino… Vino local de cosecha propia. A granel. Déjate de historias, enoturista.
Si te va lo auténtico y quieres probar bebidas curiosas y brebajes autóctonos imposibles de catar en tu tierra, piérdete entre barricas de madera, depósitos y cantinas de Bodegas J. Busto.
Mistela, vermut casero, Pedro Ximenez, blancos añejos, vino de naranja, con pasas… Incluso arrope. Tienen de todo.
Todo lo que se te ocurra probar que se salga de un vino blanco o tinto convencional, lo tienes aquí. A granel y de cosecha propia, sin finura alguna.
Puede que sus vinos te gusten más o menos, pero el sitio es perfecto para ir con amigos y solucionar el mundo sentado en ‘el patio de la abuela Carmen’, al son de una jarrita… De lo que sea. Y si no, pídete una cerveza y déjate embaucar por el ambiente autóctono y auténtico que se respira en el local. Un sitio ‘off the beaten track‘ total. Nunca estará en la Lonely Planet. Ni falta que (le) hace.
- Info práctica: Ubicación | Teléfono: 955 81 59 88
Pozo de las Penas: la tertulia cultural flamenca más antigua de España
Seguimos de ronda de sitios auténticos poniendo el pie en el mítico Pozo de las Penas, un rincón que todo aficionado al flamenco debería pisar al menos una vez en la vida.
Fundada en 1951, es la tertulia flamenca más antigua de España.
Si bien hace años era un recinto privado, ahora permite la entrada al público y puedes tomarte algo en la barra mientras alucinas con las fotos que captan diferentes momentos que se han vivido en este carismático local santo y seña del mundo del flamenco.
El Pozo de las Penas siempre será un punto de reunión imprescindible del mundillo flamenco, pero su labor va más allá, ya que ahora se ha convertido en una especie de improvisada escuela donde se educa a las niñas y niños en flamenco. Qué mejor sitio para entender y aprender a valorar que el flamenco es arte.
En palabras de sus gestores “no hay un cantaor de flamenco que no haya pasado por la Tertulia Cultural Flamenca del Pozo de las Penas“. Lo dicen con conocimiento de causa, tras ver actuar aquí al cantaor flamenco Antonio Mairena, al ‘Niño de las Castañas’, al ‘Niño de los Peines’, y entre otros muchos, al mismísimo Camarón de la Isla.
Quién sabe, quizás tengas suerte y mientras te tomas algo en la barra, algún cantaor local como ‘El Juanelo’ o Juan Murube se ‘arrancan’ y dan rienda suelta a su arte flamenco sobre este emblemático tablao. ¡Eeeeele qué arte!
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Café Bar Hollywood: barista de lujo y templo del buen café
No hay nada como terminar una buena comida con un buen café. Personalmente considero que café malo es una forma de aguar una buena experiencia gastronómica, y muy a mi pesar, sigue siendo un fallo demasiado habitual en muchos restaurantes. De esto saben un rato los propietarios del Café Hollywood, donde Quique Ramírez, barista profesional que ha obtenido numerosos premios y reconocimientos, apuesta por hacer del momento café un momento especial.
El café solo, 100% arábica, está rico de por sí, pero si además te van las emociones dulces o estás de antojo, no dudes en probar una de las creaciones cafeteras estrella de la casa: la Soleá Affogata.
¿Qué lleva esta creación de base cafetera?
- Base de chocolate blanco
- Helado de vainilla
- Expresso 100% arábica
Es un ‘chute’ cafetero dulce y fresco, por el contraste del helado. Delicioso. Y arregladísimo en precio. Si aprecias un buen café tanto como yo, creo que queda claro dónde deberías ir a disfrutar de los placeres cafeteros más terrenales.
- Info práctica: Ubicación | Web | Teléfono: 638 94 82 28
Los Palacios y Villafranca, destino gastronómico de altura en Sevilla
Aquí termina este particular tour gastronómico que simple y llanamente te ha descrito las experiencias gastronómicas vividas en diferentes locales y en algunos de los mejores restaurantes en Los Palacios y Villafranca. Son siempre percepciones personales y menús degustación creados para la ocasión, pero confiamos en que nuestras historias te ayuden a preparar tu próxima escapada gastronómica cerca de Sevilla, y sobre todo, te ayuden a elegir platos típicos de la gastronomía de Los Palacios.
¿Consolidamos y certificamos entonces a Los Palacios y Villafranca como destino gastronómico a tener muy en cuenta en la provincia de Sevilla? Yo creo que no hay ninguna duda.
Y muy a nuestro pesar, seguro que nos hemos dejado algún restaurante palaciego por probar y mencionar, pero para eso confiamos en tu criterio ;). Si conoces bien la zona y eres de los que sabes dónde sentarte a comer, déjanos un comentario con tu recomendación gastronómica sobre dónde comer cerca de Sevilla. Da igual que sea un sitio en Los Palacios o en otra localidad cercana. Yo y otros lectores, te estaremos eternamente agradecidos por la aportación.
Nuestro más sincero agradecimiento al ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca, a restaurantes y a hosteleros palaciegos, por hacernos partícipes del viaje de prensa organizado bajo la iniciativa turística Los Palacios y Villafranca Destino Gastronómico, de forma paralela al Festival Flamenco de la Mistela, en Junio del 2018.
Información práctica:
- Guía de restaurantes y bares de tapas en Los Palacios
- Alojamiento en Los Palacios y Villafranca
- Hotel que te recomendamos: Hotel Manolo Mayo
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A mi tío en el Busto lo has cogio bien jeje buena reseña