Normalmente, cuando un viaje o unas vacaciones tocan a su fin, es tal la cantidad de emociones, recuerdos, sentimientos y momentos, que no somos capaz de procesarlos adecuadamente. Los días y semanas siguientes de la vuelta, la mente no para de procesar y digerir esos momentos, buenos y malos, que has vivido durante esa larga escapada o el último viaje con los niños. Esas notas que se quedan almacenadas en nuestra mente, junto con el repaso esporádico de fotografías que se hayan podido tomar, son los ingredientes principales para que el subconsciente, al cabo de un tiempo, vuelva a viajar a ese destino y pueda revivir ese cúmulo de experiencias tan potentes, liberando sonrisas y endorfinas viajeras por doquier. ¿Recuerdas tú con nitidez los detalles de aquel gran viaje o necesitas apoyarte en fotografías o en algún otro tipo de elemento, físico y material, tangible, que te teletransporte súbitamente a aquel lugar?
Gorro de hojas de palmera, comprado en una playa de la República Dominicana