Con todos los estímulos y experiencias que tenemos en la actualidad a nuestro alcance, a golpe de clic, debería estar terminantemente prohibido que la visita a un museo fuera aburrida. Hablo especialmente al viajar con niños. Porque vale, a ti puede que te guste la pintura de Alfredo Palmero, pero para tu hija o hijo, con toda la razón del mundo, si no le ofreces algún tipo de aliciente durante la visita, es probable que la palabra ‘museo’ adquiera en su cerebro una connotación negativa y aburrida difícil de borrar. ¿Por qué algunos museos y centros de interpretación se empeñan en hacerlo tan mal, en ser tan aburridos?
Menos mal que quedan algunos museos de Bilbao que se adaptan a los nuevos tiempos y necesidades. Al hilo, nos ha gustado mucho el enfoque de la visita al Museo Marítimo de Bilbao con niños. Un museo sin el que probablemente no se puede entender la regeneración urbana de la ría de Bilbao y del Botxo en general; un espacio que ha sabido adaptar su discurso y recursos a un público que pasea o visita Bilbao con niños, con divertidas y variadas actividades para las familias. ¡Al abordaje!