Restaurante Hilarion en Arrasate: calidad/precio en su menú especial fin de semana


Con Arrasate-Mondragón, antaño villa cerrajera donde las haya, teníamos un problema, gastronómicamente hablando me refiero. Tanto Arrasate como la comarca de Debagoiena en general, por cercanía, es una zona que frecuentamos a menudo, especialmente en fines de semana, para dar algún paseo, practicar un poco de senderismo, etc. Sin embargo, a la hora de comer, conocemos restaurantes de la comarca de cierto o mucho nivel, donde te dan de cine de comer, pero donde también hay que rascarse la cartera, muy mucho en algunos casos. Por eso, siempre nos faltaba ese sitio donde tras la excursión de turno, poder aterrizar de golpe y degustar un menú fin de semana correcto, donde la relación calidad-precio fuese aceptable tirando a buena.

Fue la lectura de opiniones en la red sobre restaurantes en Arrasate-Mondragón, unido a nuestro afán de exploradores foodie, lo que nos llevó a seleccionar el Restaurante Hilarion para nuestra gastroexperiencia. De todas formas, hemos de admitir que era un sitio que ya se había colado en nuestra agenda gastronómica hacía tiempo, recomendado por diversos amigos y conocidos.

Restaurante Hilarion Arrasate Mondragón
Comedor del Restaurante Hilarion en Arrasate

Es un restaurante algo difícil de ver y encontrar. Está bastante cerca del centro histórico de Arrasate, en el barrio donde se sitúa la afamada Universidad de la villa, pero no es visible desde la carretera principal. De hecho, el restaurante está situado en la planta baja de un parque interior que forman dos bloques de viviendas. Es fácil acceder a este espacio abierto por sus dos entradas principales laterales, pero es probable que si no eres de Arrasate o conoces la zona, tengas que preguntar. Ya sabes, preguntando se llega a Roma, ¿no?

Entrada del Restaurante Hilarion

Entrada del Restaurante Hilarion

Lo bueno de su ubicación es su tranquilidad, ya que apenas hay ruido en la zona. Además, el espacio, parcialmente cubierto, es ideal para que los niños jueguen en una zona controlada cerca del restaurante, o como en nuestro caso, para dar unos paseos con el carrito de la peque y dormirla antes de comer. Sí, es uno de los trucos que utilizamos para poder disfrutar de las gastroexperiencias en familia.

El local, según entras a mano derecha, dispone de una barra y unas mesas donde poder sentarte a tomar o picar algo, el Hilarion también ejerce de bar.

Bar del Restaurante Hilarion

Bar del Restaurante Hilarion

El restaurante queda a mano izquierda, en un espacio separado tras cruzar una puerta. Es un espacio no muy amplio, sencillo pero coqueto, luminoso, pintado y decorado con gusto, donde la mantelería y la puesta en escena de las mesas luce con gusto.

Detalles sencillos pero puestos con gusto en el Restaurante Hilarion

Detalles sencillos pero puestos con gusto en el Restaurante Hilarion

Era fin de semana y veníamos sin ideas prefijadas sobre qué comer, pero directamente nos ofrecen la carta del menú de fin de semana. Tiene buena pinta, pero queremos también echar un vistazo a la carta normal. Tanto la carta como el menú de fin de semana, ofrecen un montón de platos y opciones, sorprende especialmente la enorme variedad del menú fin de semana. La carta tiene buena pinta, pero viendo la variedad y sugerentes títulos/nombres de los platos del menú, que cuesta 18 euros en 2013, nos decantamos por esta opción. Apostaría a que la mayoría de las mesas que ese día comimos en el restaurante Hilarion elegimos la opción del menú fin de semana.

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Disposición de una mesa de grupo en el Restaurante Hilarion

Disposición de una mesa de grupo en el Restaurante Hilarion

El menú especial incluye vino, tinto o blanco normalito, pero por hacer algo más especial la gastroexperiencia, y viendo que los precios del vino, especialmente los crianzas, son muy asumibles comparando con otros restaurantes que se aprovechan descaradamente e inflan los precios, optamos por un Marques de Vitoria crianza, un vino muy fino de Oion, en la Rioja Alavesa.

Amplia oferta de vinos, a precio competitivo, la que ofrece el Restaurante Hilarion

Amplia oferta de vinos, a precio competitivo, la que ofrece el Restaurante Hilarion

Nos gusta compartir platos y probar un poco de todo, especialmente con los entrantes, que suelen ser muchas veces, nuestros platos preferidos. Por ello, empezamos con unas pencas rellenas con salsa de hongos y foie. Las pencas están muy tiernas, rellenas con generosidad, y bien bañadas en una deliciosa salsa de hongos, condimento muy peligroso para aquellos que estén a dieta, ya que las rebañadas de plato están a la orden del día. El foie, que en mi opinión no es foie, sino un paté normalito, es lo único que no nos gusta y concidimos en que sobra en este plato, ya que su sabor es fuerte y empalaga, enmascara las deliciosas pencas. Se prueba el primer trozo, se experimenta lo dicho, se aparta y punto, no problem, sigamos disfrutando de las pencas.

Pencas rellenas con salsa de hongos y foie, en el Restaurante Hilarion

Pencas rellenas con salsa de hongos y foie, en el Restaurante Hilarion

El siguiente entrante es un clásico en muchos restaurantes vascos, pero haciendo el día fresquito y gris que hacía, apetecía probar un revuelto de hongos, es un plato que fuera de temporada lo apreciamos mucho, ya que hacía meses que no probábamos honguitos. Otro entrante muy generoso, pero mejor aún los enormes trozos de boletus que asoman, destacan y se anteponen al huevo revuelto, ¡como debe ser! Muy jugosos, disfrutamos mucho de su sabor, somos unos amantes de las setas en la cocina, y realmente este revuelto estaba de campeonato.

 Revuelto de hongos en el Restaurante Hilarion

 Revuelto de hongos en el Restaurante Hilarion

Tras dos entrantes consistentes, pasamos con muchas ganas y expectativas a los segundos, decantándonos aquel día por sendos pescados, que también compartimos.

Yo empiezo con una lubina de ración a la plancha a la que poco adorno le hace falta para lucir estupenda en el plato, ¡y en mi estómago! Buena carne de sabor muy fino, con un poco de perejil rico-rico y un sencillo refrito de ajos, que quizás incluye demasiado aceite. Sea como fuere, este sencillo condimento, cargado por el mismísimo Diablo del Colesterol, le da un toque bixi-bixi (muy vivo) a la lubina, como a mí me gusta :).

Lubina con refrito de ajos en el Restaurante Hilarion

Lubina con refrito de ajos en el Restaurante Hilarion

Cambiamos de plato y me toca catar el rodaballo a la plancha, también de ración. Esto suele ser ya un indicativo, pero no seré yo quien dictamine si este pescado viene de piscifactoría o no, pero su nulo sabor motiva y alimenta la discusión. Quizás mi paladar llega maliciosamente influido por lo rica que está la lubina bien untada en ese juguillo que tira a picante, pero me llevo un gran chasco con el rodaballo, que no me sabe a nada. Tiene carne, suficiente, y la misma se desliga muy bien de las fuertes espinas de este pescado, pero está inesperadamente soso, y no es cuestión de sal. Lo dicho, es la decepción gastronómica de la jornada, una pieza que no dice ni transmite nada, y menos después de haber probado con anterioridad la lubina.

Rodaballo de ración en el Restaurante Hilarion

Rodaballo de ración en el Restaurante Hilarion

Muy bien comidos, aunque con esa espinita del rodaballo soso, valga la redundancia, clavada en nuestro paladar foodie, pasamos a los postres, donde tras una difícil elección entre la multitud de tartas y postres caseros, nos decantamos por dos postres muy autóctonos de Euskadi, muy habituales en muchas sidrerías vascas.


Queso con membrillo, postre autóctono en el Restaurante Hilarion

Queso con membrillo en el Restaurante Hilarion

Cuajada casera, otro postre muy euskaldun en el Restaurante Hilarion

Cuajada casera, otro postre muy euskaldun en el Restaurante Hilarion

No hay mayor misterio con los postres, sencillos pero ricos, se agradece y se nota que son caseros, y ponen el broche final a una buena gastroexperiencia.

Es un sitio cuyo menú especial de fin de semana va muy ajustado de precio, destacando la relación calidad/precio que ofrece por 18€. Fue una pena la imagen y sabor que nos llevamos con el rodaballo a la plancha, pero el resto de platos merecían mucho la pena,  están cocinados con mimo. Cocina tradicional vasca con un ligero toque moderno, así se puede definir la cocina de los fogones del Hilarion. Si no me equivoco, dispone de otras opciones de menús, y tiene mucha fama el menú del día que ofrecen entre semana, que a un precio muy comedido, tiene cierto nivel y disfruta de cierto prestigio gastronómico en la zona.

En resumen, volveremos al restaurante Hilarion, y consideramos que es una opción que ha de estar en todas las quinielas gastronómicas que se realicen en la zona de Debagoiena, especialmente si vas a comer en Arrasate-Mondragón; por su cuidada cocina, por la tranquilidad de su ubicación y por la magnífica relación calidad-precio que proporciona al comensal.


Valoración @Lonifasiko: 3.9/5


Información práctica:

  • Dirección: Larrea Plaza 5 – 20500 Arrasate/Mondragón  (Gipuzkoa)
  • Teléfono: (+34) 943 770 169
  • Precio aproximado menú fin de semana: 18€ (Abril 2013)

On egin!

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