Siempre hay una primera vez. Para todo. Y dicen las malas lenguas que la primera vez, salga bien o salga mal, suele ser especial; por aquello de la novedad, la pasión y las ganas que le pones, el miedo de enfrentarte a lo “desconocido”.
Admito que no he sido nunca muy de compartir coche al viajar. Exceptuando infinidad de trayectos en coche compartido hasta la oficina, incluso puedo decir que me gusta conducir solo, alone in the road. Es algo que me relaja, y me da cancha para pensar en mis historias. Sí, me gusta conducir. Y divagar.