Archivo de la categoría: Gastronomía

Comer lechazo en Aranda de Duero: restaurante Asador Tudanca

Comer lechazo en Aranda de Duero (Burgos) no es tontería. Menos aún si queremos comer un buen lechazo con la denominación de origen y garantía de calidad ‘Tierra de Sabor‘. Sí, lo típico es disfrutar de este excelente plato típico de la gastronomía castellana en uno de los clásicos restaurantes del centro de la localidad arandina. Sin embargo, hoy venimos con una propuesta un tanto diferente, orientada a la gente que realiza el trayecto en coche Burgos-Madrid o viceversa. Está comprobado que también se puede degustar buen lechazo a pie de carretera, sin desviarse de la autovía. Junto al área de servicio del mismo nombre, hoy paramos a comer en el restaurante asador Tudanca. On egin!

Comer lechazo en Aranda de Duero
Lechazo, un plato de carne típico castellano

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Ideas para conocer Jaca y alrededores en un fin de semana

Aquí os traigo la crónica fresca y recién horneada del último #Lonitrip realizado el pasado fin de semana por  tierras oscenses. Ha sido una escapada de tres días, de viernes a domingo, realizada en formato slowfamilytravel, en  la que con base de operaciones en Jaca, y sin plan de ir a esquiar, hemos aprovechado para visitar a fondo la capital de La Jacetania y algunos de los pueblos de montaña de la comarca, que se han ganado desde ya mismo un rinconcito en mi corazón viajero. Ha sido una escapada que nos ha servido para renovar la imagen que teníamos de Jaca, donde ya habíamos estado en numerosas ocasiones, la mayoría de las veces para ir a esquiar; hemos indagado en la cara más desconocida de Jaca, una bella localidad que va inevitablemente asociada a los deporte s de invierno y de montaña, pero que tiene, tanto ella como sus alrededores, mucho más que ofrecer. Como no podía ser de otra manera, también hemos disfrutado de la sugerente oferta gastronómica de tapas y pintxos que ofrece Jaca.

¿Qué, se os hace la boca agua y ardéis en deseos de saber más, ya sea por la prometedora introducción del plan de viaje o por el tema de los pintxos? Sea como fuere, y aunque no se os haga la boca agua, yo voy a hablar de mi libro contar de pé a pá nuestro #Lonitrip, así que quien quiera conocer los detalles de esta última escapada en formato historieta colaborativa 2.0, ¡que se suba y se agarre fuerte!

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Gastroexperiencia casera y natural en el Santuario del Moncayo

[Actualización: Es probable que el acceso al santuario y al restaurante haya mejorado desde la última vez que estuvimos nosotros.]

Quien dice ‘Tarazona‘, dice ‘Moncayo‘; quien dice ‘Moncayo’, dice ‘Santuario de la Virgen del  Moncayo’; y quién dice ‘querer comer bien cerca del Santuario de la Virgen del Moncayo’, dice ‘Restaurante Santuario del Moncayo‘. La historia y la cadena es así de simple, aquí no hay ni trampa ni cartón.

Otoño en la carretera de subida al Restaurante Santuario del Moncayo
Otoño en la carretera de subida al Restaurante Santuario del Moncayo

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Restaurante Er Occitan, una gastroexperiencia slowfood en el Val d’Aran

Hay restaurantes en los que la carta, más que ayudar, dificulta la elección. No lo digo en sentido negativo, todo lo contrario, me refiero a que en la carta todo tiene a priori tan buena pinta, con nombres tan creativos y currados, que elegir un entrante, un plato principal y un postre se convierte en un inquietante ejercicio que acrecienta el ansia y hambre del comensal, una auténtica gastrotortura en la que decantarse por un plato supone dejar de probar otros siete que probarías con los ojos cerrados. Pero es lo que hay, el tiempo es oro, también en el Restaurant Er Occitan en Bossòst, por lo que llega un punto en el que tienes que seleccionar cuáles van a ser los convidados de piedra en este nuevo gastrofestín.

Estamos en un restaurante moderno situado en plena Calle Mayor del largo pueblo de Bossòst, a la vera del río Garona, penúltimo pueblo del Val d’Aran en dirección a la frontera francesa. En época estival dispone de una pequeña terraza con mesas fuera, pero desde fuera, uno no se hace a la idea de los tesoros gastronómicos que esconde dentro este pequeño templo.

Restaurant Er Occitan Bossots
Terraza y entrada al Restaurante Er Occitan, en Bossots

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Restaurante Akebaso, gastroexperiencia de auténtico lujo en el valle de Atxondo

Comer en el valle de Atxondo es religión. Y es que aparte de las perlas naturales que esconde de por sí, encierra los secretos de varios templos de la gastronomía vasca, y de Bizkaia en especial. No voy a dar el nombre ni hablar de las excelencias de todos los restaurantes conocidos de este bucólico valle que escenifica lo mejor de la desconocida Euskadi de interior. Simplemente voy a hablar de uno de los restaurantes de Axpe que en los últimos tiempos se ha ganado mi simpatía y confianza gastronómica. Hablo del restaurante Akebaso, un sitio con el que inauguro, muy orgulloso e ilusionado, la sección de gastroexperiencias de este blog. Comamos y ¡disfrutemos de la vida!

Akebaso restaurante croquetas caseras txistorra
Croquetas caseras de txistorra en Restaurante Akebaso

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Nueva sección de ‘Gastroexperiencias’, el lado foodie de los viajes

Mis padres me cuentan que de pequeño era un comedor normal, ni de los que comen todo, ni de los que comen mal y desesperan a sus padres. Sí me cuentan en cambio, y yo también tengo recuerdo de ello, que en el comedor de la ikastola o colegio, comía mal, tirando a muy mal. Por mucho que las señoras del comedor que nos cuidaban y se encargaban de que comiéramos lo intentaban por activa y por pasiva, primeros platos como los garbanzos, las alubias, rojas y blancas, las vainas, la coliflor etc., y segundos platos de pescado, no eran santo de mi devoción. De hecho, alguna vez me recuerdan que al llegar a casa y preguntarme qué había comido, decía: “Tres garbanzos”. Sí, tres, hablo de unidades.

Ojo, este mal comer de la ikastola no significa que la comida estuviera mala (tampoco era excelente), pero sí es verdad que durante esa etapa de mi vida, la primera en la que empiezas a comer fuera de casa, fui bastante ‘especialito‘ con la comida, en fin, etapas de la vida. Quién lo iba a decir si nos atenemos a la siguiente foto, donde ya apuntaba maneras de foodie

Lonifasiko ya apuntaba maneras como foodie desde bien pequeño

Lonifasiko ya apuntaba maneras como foodie desde bien pequeño

Sí, de no comer nunca he estado, más bien lo contrario, porque este mal comer en el  colegio lo compensaba con mi gran apetito carnívoro, que saciaba en casa. En la ikastola, suplía muchas veces esa falta de ingesta alimentaria básica y necesaria con ingentes cantidades de pan, que comía durante la comida, y durante el partido de fútbol posterior a la comida; había límite en los trozos de pan asignados, pero los sacábamos escondidos en la chaqueta o en el pantalón, para que no nos pillasen. Porque claro, otra máxima era que había que comer rápido para coger sitio en el campo de fútbol principal y organizar un partido a muerte contra la clase de al lado, los enemigos, en lo futbolístico, y en todo.

Viéndome y conociéndome ahora, ¿quién diría que de pequeño comía tirando a mal eh? La verdad es que según me iba haciendo mayor, de una forma natural fui abriendo mi mente alimentaria, probando alimentos que me había dado repelús probar anteriormente y volviendo a catar aquellos de los que no guardaba buen recuerdo en mi etapa infantil; y poco a poco, a día de hoy puedo decir que como casi de todo, con contadas excepciones alimentarias que no trago ni con el mejor de los vinos, léase acelgas, borraja, coliflor, espárragos, alcachofas, salmón a la plancha, brócoli y alguno más que seguro que me olvido. Tampoco soy un gran fan del marisco, dicen que es un defecto, pero yo prefiero un buen plato de cocido maragato antes que unos percebes, soy así de simple, es lo que hay. Juro que he probado todos estos platos, en repetidas ocasiones, pero no puedo con estos alimentos, no me gustan, ni a secas, ni camuflados, ni con mil y un florituras de alta cocina alrededor. Ojo, no me gustan y evito comerlos, pero si no tuviera nada más que comer, está claro que…para adentro con todas las de la ley.

Es más, durante esa etapa en la que empiezo a comer de todo, tengo la suerte de viajar y conocer muchos lugares, con mis padres primero, con mi novia y ahora mujer más tarde; y es ahí donde mi tendencia a comer de todo alcanza su plenitud y empiezo a apreciar y a disfrutar realmente de la comida, tanto de la de casa, como de la de fuera, principalmente en restaurantes. Me considero un afortunado de poder salir a comer fuera en bastantes ocasiones, da igual que sea un plato combinado, un bocadillo, un hot-dog en un puesto de la calle, un menú del día, un menú degustación, o un menú de alta gastronomía en un restaurante de lujo con chiquicientas estrellas Michelín. Para mí, todos y cada uno de estos momentos y vivencias son experiencias gastronómicas, lo que me atrevo a denominar como ‘gastroexperiencias‘, declarándome a día de hoy, muchos ya lo sabéis, foodie confeso.

¿Por qué os he metido toda esta chapa sobre mis diferentes etapas y evolución gastronómica? Porque considero que en los viajes y escapadas que hacemos, seguimos teniendo la necesidad, y la gran suerte, de comer, lo que en muchos casos implica probar alimentos nuevos o cocinados de otra forma, comer en sitios nuevos, en situaciones diversas, etc. En realidad, considero que viajar va muy unido al mundo de la gastronomía, directa o indirectamente, y en nuestro caso, el comer y disfrutar de la gastronomía de una zona, región o país, es algo que va implícito en todos y cada uno de nuestros viajes y escapadas, como un ingrediente más, importante, en todo el puzzle que compone cada viaje. Es algo con lo que disfrutamos como foodies que somos, y realmente lo considero una forma de ahondar en una cultura y tradición, de aprender, y también de valorar la gran labor de la gente que trabaja entre fogones, que son unos auténticos artistas, desde la señora de 60 años que cocina las mejores alubias de la zona hasta el chef revelación del año elegido por la guía gastronómica de turno. Por todas estoas razones, y tras darle una serie de vueltas, he creído conveniente que este blog tenga un apartado denominado ‘Gastroexperiencias‘, donde contaré nuestras aventuras gastronómicas, principalmente experiencias vividas en restaurantes, pero sin descartar otros temas relacionados con la comida y los alimentos, porque también es posible viajar a través de la gastronomía.

Por cierto, con el anuncio de esta nueva sección, creo que la descripción del blog necesita también una pequeña coletilla de actualización, por lo que pasa a ser “Viajes, escapadas y gastroexperiencias por un tubo”, ¿qué os parece? Nada más, os espero en la sección de ‘Gastroexperiencias’, donde intentaré aportar la visión gastronómica que muchos de los viajes y escapadas que hacemos tienen, como siempre, aportando mi experiencia personal, y no pretendiendo ser un crítico de cocina y gastronomía, porque  entre otras cosas, no me considero un experto, soy un simple aprendiz de foodie, que no morrofino ;-), que disfruta un montón en torno a una buena mesa. Espero que guste, ¡a la mesa!

SaludoX!