Tasas turísticas: entiendo el fondo, pero no las formas

Llevaba tiempo con ganas de escribir sobre este peliagudo tema, y los últimos hoteles que he visitado la semana pasada, en Milán, motor económico de Italia, y en Barcelona, uno de los motores turísticos de Catalunya, han supuesto la gota que ha colmado el vaso este post guerrero.

Empecé a escuchar hablar de la famosa y polémica tasa turística en España cuando comentaron que iba a entrar en vigor en Cataluña a partir del 1 de Noviembre del 2012. Así es, por decreto, es decir, por norma de obligado cumplimiento, la Generalitat ordenó  aplicar dicha tasa turística a todo aquel, mayor de 16 años que se alojara en un establecimiento turístico catalán. Dependiendo de la categoría del hotel, estas tasas varían, estableciéndose el máximo que un turista desembolsa por noche en 2,5€.

Hotel
[Foto by Unique HotelsLicencia CC BY-SA 2.0]

El argumento esgrimido en el caso de Cataluña fue el de recaudar dinero para crear un fondo para fomentar el turismo, conservar el patrimonio, etc., es decir, teóricamente, repito teóricamente, el fin del dinero que abona el turista o viajero mediante el pago de esta tasa es para una buena causa, algo que se supone revierte de forma positiva en el viajero y en el territorio, económicamente. Digo, por tercera vez, teóricamente, porque habría que analizar minuciosamente el camino que recorre ese dinero, y dónde va a parar, porque sin querer ser malpensado, estamos en un país donde la gente tiene la mano muuuuuy larga.

En fin, sinceramente, si ésa es la razón de aplicar la tasa turística y se canaliza bien, no me parece mal su aplicación, siempre y cuando sea eso, una tasa simbólica, no excesiva. Sin embargo, si bien incluso podría apoyar el fondo de la causa, esto no quita que esté muy en contra de las formas en las que se aplica esta tasa en algunos casos. Al hilo, he aquí una serie de puntos, totalmente subjetivos, que no me hacen gracia respecto a las tasas turísticas:

  • Pago de la tasa al salir o hacer check-out del hotel. Frecuentemente, sobre todo en viajes de trabajo o en reservas realizadas a través de Internet, viajamos con el alojamiento pagado, y en ocasiones andamos con prisa, ¿por qué tener que perder más tiempo en recepción calculando y pagando las dichosas tasas, y esperando  su factura asociada? Me parece una pérdida de tiempo innecesaria, y si sólo hay una persona en recepción y coinciden varios check-outs a la vez, ya está liada. El otro día en Milán estuve 10 minutos en recepción, and time is money.
  • Diferencias abismales de tasas entre países, y entre ciudades y territorios de un mismo país, falta de directrices generales. De hecho, no todos los países aplican tasas turísticas, y entre los que las tienen, algunos llevan aplicándolas años, y otros han empezado recientemente. Sea como fuere, he aquí unos ejemplos de tasas turísticas que he pagado en hoteles de 3-4 estrellas en los que me he alojado últimamente en viajes de trabajo, en el periodo comprendido entre Octubre del 2012 y Enero del 2013:
      • Roma: 1,5€/noche
      • Milán: 4€/noche
      • Barcelona: 1,21€/noche
      • Bruselas: 7,5€/noche. Sí, como lo habéis leído, 7,5€/noche.

Y si ya me parece un poco fuerte que haya diferencias entre la tasa a pagar en  Barcelona capital y el resto de la provincia y comunidad autónoma, la falta de estandarización o de una directriz general, aunque sea a nivel de país, me alucina. Sí, soy consciente de que es diferente, hablando de cara a la galería turística, alojarse en la Costa Brava o en Zamora (sin querer menospreciar a esta maravillosa tierra), lo mismo ocurre con alojarse en Costa Rica o en Francia, pero de ahí a que haya tanta diferencia, me alucina enfurece. Y el caso de Bruselas, para darles de comer aparte y no volver a alojarse en un hotel de la ciudad en la vida, menudos sinvergüenzas, con lo caros que son  los hoteles de por sí. 

Money
[Foto by Mario Antonio Pena ZapateríaLicencia CC BY-SA 2.0]

En fin, hechas estas dos críticas, bastante lógicas creo yo, vamos a pensar en positivo y vamos a plantear un par de posibles soluciones que se me ocurren, desde mi humilde punto de vista de viajero:

  • Explorar la vía de la estandarización de las tasas. Llegar a un acuerdo a nivel mundial o europeo será imposible, al menos de primeras, el café para todos siempre es complicado; pero qué menos que explorar las posibilidades de llegar a un acuerdo a nivel de país o territorio, y por supuesto, teniendo en cuenta las opiniones de todos los implicados, desde viajeros, hosteleros, consejerías de turismo, etc., sin imponer por decreto, sin consultar a nadie, en plan autoritario.
  • Incluir la tasa en el precio de la reserva. ¿Por qué los hoteles y los motores de búsqueda de alojamiento no meten directamente en su precio estas tasas y muestran así el precio total, incluyendo la dichosa tasa? Luego ya se encargarán ellos de pagarle lo correspondiente a la tasa a la Generalitat, al Gobierno Vasco o a quien sea. Con esta variante, el viajero puede notar que el precio del alojamiento ha subido ligeramente, pero no percibiría la tasa como algo molesto, con el tiempo se asumiría como algo normal incluido en el precio final y punto. ¿Qué preferís, pagar una habitación doble 90€ la noche en Barcelona y abonar al salir 2,5€, o pagar directamente 92,5€ y listo? Abogo por la simplicidad, absoluta transparencia y comodidad para el viajero, que no olvidemos, es al final quien paga la tasa religiosamente.

Un tema complicado que ha generado, genera y generará controversia, ¿verdad? No sé qué opináis al respecto, yo sólo sé que me fastidia cada vez más tener que abonar estas tasas turísticas aparte, de forma independiente, especialmente cuando ando con prisa y la habitación del hotel la estoy pagando ya a precio de oro. Como decía antes, el fondo y el objetivo de este canon no me parece del todo malo, incluso la medida me parece acertada si se gestiona bien, pero las formas no me gustan, a día de hoy parece una tasa engañabobos, una medida que desconcierta y  siembra la desconfianza en el viajero, incluso que puede hacerle enfadar. ¿Tenéis alguna experiencia con el pago de estas tasas u opinión que queráis compartir al respecto? ¿Se os ocurre alguna otra posible solución?

Y yendo más allá, ¿qué será lo siguiente, la gastrotasa por comer en restaurantes, el céntimo turístico (en analogía al céntimo sanitario) por pintxo que comas en la Parte Vieja donostiarra? Bueno, me voy a callar que quizás estoy dando demasiadas ideas…

SaludoX!

Gastroexperiencia casera y natural en el Santuario del Moncayo

[Actualización: Es probable que el acceso al santuario y al restaurante haya mejorado desde la última vez que estuvimos nosotros.]

Quien dice ‘Tarazona‘, dice ‘Moncayo‘; quien dice ‘Moncayo’, dice ‘Santuario de la Virgen del  Moncayo’; y quién dice ‘querer comer bien cerca del Santuario de la Virgen del Moncayo’, dice ‘Restaurante Santuario del Moncayo‘. La historia y la cadena es así de simple, aquí no hay ni trampa ni cartón.

Otoño en la carretera de subida al Restaurante Santuario del Moncayo
Otoño en la carretera de subida al Restaurante Santuario del Moncayo

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5 plazas de obligada visita en Roma (y Vaticano)

Las plazas de los pueblos y ciudades son ante todo espacios de encuentro entre personas, lugar de movilizaciones, discursos, celebraciones, protestas, fiesta… Son espacios vivos, muy vivos, espacios del pueblo y para el pueblo, o así deberían serlo.

Roma, al igual que muchas otras ciudades europeas y mundiales, alberga en su zona urbana multitud de plazas (piazzas en italiano), pero sí es verdad que muchas de estas plazas romanas son mundialmente conocidas o adquieren especial importancia y relevancia por algún motivo en concreto, no pasando desapercibidas para el viajero. Es por ello que aquí me he animado a realizar una breve exploración de lo que a mi entender son las cinco plazas de Roma imprescindibles, piazzas de visita obligada, ésas que no puedes perderte al visitar la Ciudad Eterna. Vamos allá, veamos qué ver en Roma y sobre todo, ¡tomemos las plazas!

Fuentes de Roma en Piazza Navona
Plazas en las que cada fuente es una obra de arte

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Apartamentos rurales, turismo rural con niños pequeños

Decía en mi resumen viajero del 2012, que tener familia te cambia la vida, también la forma de viajar, pero eso no tiene por qué significar que viajes menos o dejes de viajar. Viajas de otra manera, a otro ritmo.

Uno de los cambios de mentalidad en la forma de viajar que más hemos notado nosotros, ha sido el de elegir el alojamiento más adecuado para nuestros viajes. Sí, ya sabes, eres padre, y empiezas a tener cierto sentido de la responsabilidad, velas para que tu familia y sobre todo tu hijo tenga lo mejor, en las mejores condiciones…, supongo que le pasa a todo el mundo, al menos en la etapa inicial en la que quieres que no haya sobresaltos y todo salga a la perfección. También en esos primeros viajes y escapadas cercanas donde el turismo rural con niños cobra protagonismo.

casa rural cerca de potes
Los apartamentos rurales son una muy buena opción pra disfrutar del turismo rural con niños

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Sidi Bou Said, festival blanquiazul en el Túnez más mediterráneo

Sidi Bou Said en Túnez es el pueblo del blanco y del azul, del azul y del blanco. Muchos pueblos pintorescos y con encanto tienen sus peculiaridades, algunas veces a nivel de arquitectura de las casas, escudos, calles empedradas… En este caso, lo característico de este pueblo son los colores de todos los edificios, que por misteriosa iniciativa, que luego se convirtió en ley obligatoria, del pintor y músico Barón d’Erlanger, fueron pintándose de estos dos colores a principios del siglo XX. Claro, con el pueblo así pintado, la ley o norma, para seguir con la estética,  dicta que todos los edificios de la localidad tienen que tener pintada la fachada completamente de blanco, y las puertas, ventanas, rejas y tejadillos, de color azul claro; ojo, del mismo tono de azul. ¿Quién dijo democracia cromática?  Lo comprobamos en esta excursión a Sidi Bou Said desde Túnez, aprovechando una parada de nuestro crucero por el Mediterráneo.

Tienda en Sidi Bou Said en Túnez
Las tiendas de souvenirs se suceden en Sidi Bou Said, en Túnez

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