Un halo de especial y característico orgullo cubre el valle del río Ego a su paso por Eibar. De norte a sur y de este a oeste. Desde Urko hasta Galdaramiño, desde Illordo hasta Kalamua, desde Maltzaga hasta Amaña. Es como si alguien se hubiera ocupado de tejer una fina pero resistente tela de araña para cubrir los límites territoriales de Eibar; como si hubieran rociado Eibar Valley generosamente con una pócima mágica de Panoramix que genera un sentimiento de apego especial hacia una ciudad enclavada en un valle orográficamente imposible, habitada por personas con unos valores y una actitud sobresaliente. Lo denominan orgullo eibarrés y recientemente ha vuelto a aflorar en forma de numerosas fotos de Eibar que se han compartido en la red al amparo del fenómeno ‘Eibar ez da zatarra‘. Es ‘algo’ muy difícil de explicar, pero por orgullo, lo vamos a intentar.
Ser de Eibar: label con garantía de origen
Los científicos de las mejores universidades del mundo no han sido capaces todavía de aislar y descifrar qué factor es el desencadenante de tan envidiado e irreplicable sentimiento, pero todo el mundo coincide en que haber nacido y/o vivido en Eibar deja un rastro genético imborrable en tu ADN y en tu forma de ser.
He aquí la típica conversación entre una eibarresa o eibarrés y otro habitante del nuevo mundo que acaban de conocerse, ya sea en un reunión de trabajo, en un viaje del Imserso, de Erasmus o en un tour de la cerveza en Flandes:
- ¿De dónde eres?
- De Eibar.
- ¿Eibar?
- Sí, de Eibar.
- Y ¿ dónde está eso?
- En Euskadi, a medio camino entre Bilbao, Donostia-San Sebastián y Vitoria-Gasteiz.
Esto es lo que contesta el 99,7 % de la gente de Eibar cuando le preguntan por su origen. Da igual que se lo pregunten en Zamora, en una sauna en Laponia, en Cádiz, en una bodega de la Dordoña, en una playa desierta de Albania, en un parque natural de Nueva Zelanda, en la selva de Costa Rica o en la cima de un cráter volcánico en Hawaii.
Lo que importa es la primera respuesta, siempre contundente y pronunciada con acento cerrado del norte: Eibar. Sin hache, sin tilde, con ‘b’ de ‘buena gente’ y con ‘i latina’ de ‘Ipurua’.
Por si no te ha quedado claro, te sitúo Eibar geográficamente in the Basque Country, pero la primera respuesta, el primer golpe, tiene que ser claro, directo e infalible. Letalmente eibarrés.
Es un ejemplo más de lo que comúnmente se conoce como orgullo eibarrés. A mucha gente de fuera le choca, pero la gente de Eibar está orgullosa de ser de Eibar y presume, alardea de ello.
Un eibarrés medio, sacará el nombre de Eibar a colación a la mínima oportunidad que vea. Da igual dónde esté, con quién esté y de qué se esté hablando. Si la conversación tiene un 0,7 % de potencial relación con algo que directa o indirectamente recuerda a la ciudad armera, la palabra ‘Eibar’ aparecerá en escena antes o después; con alevosía, orgullo y nocturnidad eibarresa. Somos así, y nadie nos va a cambiar.
Gente que ha nacido en Eibar y que ahora vive en otro sitio, gente que vino a Eibar por temas de trabajo o amor, gente que tiene amigos en Eibar, y por supuesto, gente que vive actualmente en Eibar. Es harto difícil encontrar a alguien en el mundo que tiene o ha tenido algún tipo de relación con Eibar y no le ha cogido cariño a la capital de Debabarrena. Eibar se hace querer.
Fenómeno ‘Eibar ez da zatarra’: la envidiable réplica eibarresa
Recientemente se publicaba un artículo en el que se calificaba a Eibar como la quinta ciudad más fea del Estado. Es de esos artículos típicos del periodismo del siglo XXI, que se escriben en formato lista, con el objetivo de provocar y buscar viralización rápida en la red. Y funcionan, vaya que sí funcionan.
No voy a poner el link al artículo para no darle más tráfico del que ya ha obtenido, pero visto lo visto, me atrevo a decir que este artículo escrito con poco conocimiento y menos argumentos, le ha venido mejor que bien a Eibar. A las eibarresas y a los eibarreses. Eibar necesitaba que alguien le pellizcara. Eibar necesitaba un acicate o colleja virtual así.
Lo digo porque me ha encantado ver la reacción positiva, incluso en clave de humor, de la gente de Eibar hacia esta mención y clasificación de dudoso gusto. Gente mayor, niños, jóvenes, gente que ha expresado su parecer antes las cámaras de TV, en la radio, conversaciones en la cola de la pescadería, en la barra del bar de tu barrio…
Por no hablar de la que se ha montado en las redes sociales, donde el hashtag o etiqueta #EibarEzDaZatarra (‘zatarra‘ significa feo en euskera eibarrés; es decir, la traducción completa equivalente sería ‘Eibar no es feo‘) ha corrido como la pólvora, con gente empeñada en demostrar que Eibar no es tan feo como lo señalan, sino que hay que saber dónde y cómo mirar. Se trata de ‘aprender a mirar Eibar con otros ojos‘.
Eibar siempre ha sido diferente, singular, única. Visitar Eibar exige otra perspectiva diferente a la habitual, y ello implica que hay que ‘educar la mirada‘ de todo aquel que nos visita y quiere conocer el verdadero encanto de Eibar, el alma y la solera eibarresa.
“Eibarren edertasunik ikusten ez duenak, ez du artista arimarik”, zioen gure tabernara etortzen zen margolari batek. #EibarEzDaZatarra
— Imanol Magro (@Imagreto) 17 de noviembre de 2017
Además, ¿sabéis qué es lo que más me ha gustado de todo este lío virtual que ha trascendido al debate público en la calle? Que toda la gente de Eibar ha remado en la misma dirección, sin banderas, sin reivindicaciones particulares ni rencillas inter-barrios, sin colores políticos de por medio.
Bueno, siempre hay algún troll, pero en general, se ha percibido que cuando Eibar es ‘atacado’, la ciudad hace piña y Eibar responde al unísono, con todo su arsenal.
#Eibar ko herrixari zatartasunaren 5.postua eman diotela irakurri ostean, geuk ere bat egiten dogu #EibarEzDaZatarra traolarekin. Izan be, edertasun berezi hori gure iragan industrialari zor diogu. Bertan bizi izandako Historia ta istorixak altxorra dira. #Armerixia #AupaEibar pic.twitter.com/jHxWMqjAeI
— Armeria Eskola (@ArmeriaEskola) 22 de noviembre de 2017
Como en las trincheras de Akondia durante la Guerra Civil. Ojo, que no fue hace tanto.
Una ciudad con un carácter sobresaliente en un valle orográficamente imposible
Seamos objetivos: Eibar es una ciudad que nunca saldrá en la portada de la Lonely Planet ni será seleccionada como ‘photo of the day‘ en National Geographic Travel. Eibar no es un ‘marco incomparable’, lo único incomparable son el carácter y el orgullo de la gente de Eibar.
Para ‘marcos idílicos’ ya tenemos la playa de La Concha, sitio que controlamos perfectamente desde nuestra isla de Santa Klara.
Eibar no puede ni debe jugar en esa liga en la que solo se premia la estética exterior y las valoraciones de turistas que no saben mirar más allá de un edificio construido por Norman Foster o un paisaje natural de postal.
El encanto especial de Eibar
¿Dónde reside entonces ese encanto especial de Eibar del que todo el mundo toda persona con algún tipo de relación con Eibar habla presume?
El encanto de Eibar no atiende a fórmulas matemáticas, pero se puede conceptualizar en una complicada suma que combina más intangibles que tangibles: ambiente en las calles, historia política, patrimonio industrial, sus montes, innovación y continua capacidad de reinvención, Arrate, el poteo eibarrés, su equipo de fútbol, el frontón Astelena, su situación estratégica en el centro de Euskadi….
Todo ello, elevado al cubo gracias al carácter luchador de su gente y al halo de magia y protección especial que le aportan las montañas que rodean Eibar.
Hay ciudades y paisajes que podrían sobrevivir y triunfar incluso sin habitantes, a base de máquinas y robots. Eibar sin eibarreses sería una ciudad sin alma.
Las mujeres y los hombres eibarreses son el motor de la ciudad, la gasolina de 27000 octanos que necesita el valle del río Ego, el ingrediente indispensable para salvar con nota las mil y un penurias, sociopolíticas y económicas, por las que ha pasado la city armera a lo largo de sus 8 siglos de existencia.
‘Eibar, donde el trabajo es arte’: lección express de orgullo eibarrés
Quien más quien menos en Eibar, conoce o le suena que Eibar fue el primer municipio en declarar la II República; que Eibar fue salvajemente bombardeada por los Flechas Negras el 25 de Abril del 37, dos días antes del fatídico bombardeo de Gernika que inspiró a Picasso.
Que aquí hablamos eibartarra o euskera eibarrés, una rama muy peculiar del bizkaitarra (euskera vizcaíno), donde se entremezclan palabras específicas y ciertas cada vez más ‘erderakadas‘; mucha gente sabe que aquí se fabricaban armas, pistolas, carabinas y escopetas de primer nivel; que se decoraban con mucha paciencia y milimétrica precisión con la técnica del damasquinado. En Eibar, el trabajo era arte.
Por vicisitudes de la vida, prohibiciones y crisis, se pasó de fabricar cañones de escopeta a fabricar bicicletas mundialmente reconocidas como Orbea, BH y GAC, motocicletas Lambretta, electrodomésticos y artículos para el hogar de todo tipo.
Máquinas de coser Alfa, planchas Solac, mítico sacacorchos de la marca BOJ, grapadoras y material de oficina de primer nivel de la marca El Casco. ¿Qué no se ha fabricado en Eibar?
¿No vamos a ser especiales en Eibar? ¿No vamos a estar orgullosos de ser de Eibar?
Hiri guziz eredugarria: Muy Ejemplar Ciudad de Eibar
Estos hechos, con sus anécdotas, curiosidades -y leyendas urbanas-, es otro de los tangibles principales que alimentan el intangible orgullo eibarrés. Y dada su relevancia, es algo que no podemos permitirnos el lujo de perder. Por nada del mundo.
El día que Eibar pierda su hilo y halo histórico, el orgullo eibarrés comenzará a desvanecerse hasta convertir Eibar en una ciudad ramplona modelada al antojo de Mercadonas y Springfields.
Hay que poner en valor nuestro legado, mirar al futuro, acondicionar el discurso y las iniciativas a los nuevos tiempos, y aprender a vivirlo y a transmitirlo, de generación en generación.
Debería ser asignatura obligatoria en cada casa de Eibar, porque desgraciadamente, creo que este hilo se está empezando a perder. Por eso decía que Eibar necesitaba un ‘jarro de agua fría’ así.
En los tiempos virtuales que corren, especialmente entre la juventud, hace falta despertar esta curiosidad y sentimiento especial hacia la tierra donde viven, para que descubran de dónde vienen, quiénes son, y comprendan las penurias que pasaron y las proezas que lograron sus (bir)amamas y sus (bir)aitxitxas.
Lo dice uno que tuvo la mala suerte de no conocer a su abuelo materno porque murió sepultado construyendo un muro de la plaza de toros de Eibar. Como para que te gusten los toros, ¿sabes? Y como mi aitxitxa Modesto, cientos y cientos de ‘currelas’, de aquí y de allá, gente que hizo de Eibar una ciudad próspera y puntera, gente que lleva y luce sangre eibarresa allá por donde va, allá donde estén. Cómo para no estar orgullosos de la gente de Eibar.
Viajen al desierto de Australia, a Irán o a la Patagonia chilena, Eibar necesita que sus ilustres habitantes lleven estas historias y sentimientos en el corazón, para seguir divulgando a pecho descubierto lo especial que es la Muy Ejemplar Ciudad de Eibar. Ni pueblo ni villa. Somos Fuimos armeros y somos ciudad. Somos gente con clase.
La necesidad de poner en valor y transmitir los valores eibarreses
Sirva este humilde arranque de orgullo eibarrés para dar un toque de atención (como el que nos han dado) y hacer un pequeño llamamiento a la población en general, a las instituciones y a los centros de educación: tenemos que transmitir estas historias y estos valores eibarreses, de alguna forma amena y divertida, a los más jóvenes.
No sé si esto se puede canalizar a través de didácticas y amenas charlas ocasionales en ikastolas y demás centros educativos, con visitas guiadas al Museo de la Industria Armera (no somos conscientes de la ‘joya’ que tenemos en el último piso de Portalea), al estadio de Ipurua, con un paseo interpretado por la zona de Matsaria o con la típica ruta de montaña de nuestros ‘Hiru Txikiak‘: Akondia, Garagoitxi y Kalamua. ¿Has subido alguna vez a Garagoitxi?
Por otra parte, y volviendo a ser objetivos, hay que ser consciente de dónde está Eibar y los problemas que ha tenido y tiene para crecer, para evolucionar y para reinventarse como ciudad de servicios.
El día que Eibar pierda estos valores, el día que estas historias se diluyan entre generaciones más preocupadas en ver Gran Hermano a través de su flamante iPhone que en saber quién fue Ignacio Zuloaga o lo que significan las siglas BH, Eibar perderá gran parte de todo lo mucho que tiene.
Do more! Aparte de acciones e iniciativas puntuales que puedan llevarse a cabo desde las instituciones y entidades oficiales, ¡hagamos algo, nosotros!
Sí, las y los eibarreses, amamas, aitxitas, padres y madres, somos los que tenemos que coger la sartén por el mango y hacer que estas tradiciones y valores perduren en el tiempo, vayan calando, cual sirimiri de Topinburu, en la mente y en el corazón armero de nuestras hijas e hijos.
La transmisión boca a boca juega un papel fundamental en todo esto, y ese discurso, esas historias, hay que trabajarlas y pulirlas para que resulten atractivas y fascinantes para nuestros txikis.
¿Que hay que hacer un cuento infantil relatando la historia y el carácter emprendedor de Eibar? ¡Hagámoslo! Y situemos en él a todos los ilustres personajes eibarreses que han crecido bajo la atenta mirada del monte Urko.
Autocomplacencia cero: reinventar e idear la Eibar del futuro entre todos
Tenemos un glorioso pasado industrial, fuimos en su época ‘como los de Bilbao pero con dinero’, y Eibar ha sido epicentro de emotivos momentos socio-políticos a nivel de Euskadi, pero tampoco se puede vivir eternamente de las rentas del pasado. Ni caer en la siempre fácil autocomplacencia.
Hagamos que el orgullo eibarrés siga siendo el buque insignia de una ciudad de carácter industrial extraterrestre, rodeada por un paisaje natural envidiable, y donde conviven personas de mentalidad abierta, generosa y acogedora, personas con un alma y un carácter especial e inimitable.
Por mal que les pese a algunos, la época de la taladrina 1.0 ya ha pasado, y lo que otrora fue un ejemplo de ‘ciudad-taller’, construida con prisas y a marchas forzadas por las necesidades imperiosas de crecer, aflora ahora carencias y problemas estructurales poco compatibles -tal cual están- con el ritmo y estilo de vida que llevamos en el siglo XXI.
Y eso, pesa: grandes edificios industriales vacíos e infrautilizados, barrios y zonas que un día fueron ricas y que ahora están completamente degradadas… el notable patrimonio industrial de Eibar necesita ser concienzudamente reanimado (que no apuntalado), sea con fines socio-culturales, como fomento al emprendizaje y a la innovación… Hay mil fórmulas y maneras.
Turismo en Eibar, y ¿por qué no?
Y con ello, explorar si la vía del turismo en Eibar tiene sentido… Y ¿por qué no? Hay que identificar cuáles son los mayores tangibles e intangibles que tiene Eibar, priorizarlos y ponerlos en valor. Si ‘educamos’ la mirada del visitante, tenemos cosas muy curiosas que mostrar y que contar. Historias y personas de las que estar tremendamente orgullos@s.
Y no me cabe ninguna duda de que lo haremos de la única manera que lo sabemos hacer: con esfuerzo, con la sonrisa en la boca, con buena gastronomía y con el orgullo eibarrés como bandera. ¿Hace falta algo más para agradar a todo aquel que decide visitar Eibar?
En definitiva, reanimar espacios de la ciudad para disfrute y uso de la población: particulares, colectivos y empresas; para darlo a conocer al mundo entero; para mostrar lo que fuimos, lo que hemos evolucionado y hacia dónde vamos. Eibar necesita reinventarse now, antes de que sea demasiado tarde. Porque el futuro es ya. Lo piensa (aunque no lo dice) hasta nuestra querida Arrateko Ama.
Orgullo eibarrés, ¿patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO?
Eibar necesita una nueva inyección y chute de orgullo eibarrés. Chute y sonrisa de cuando te encuentras con alguien de Eibar en una playa de Malasia, en una terraza de Ljubljana, en un avión de Lufthansa que vuelve a última hora de Munich o en una pradera de Wisconsin.
¿La última anécdota? Doble, en Ibiza capital, donde nos reencontramos con una chica de Eibar a la que hacía años que no veíamos, y por lo ocurrido en una tienda al ir a pagar en caja: la dependienta reconoce mi acento ‘del Norte’, y al preguntar y decirle que somos de Eibar, ella, una chica muy simpática de Bilbao, salta orgullosa: “¿De Eibar? Yo tengo una bici de Eibar“.
Para nuestra sorpresa, corre a la trastienda y nos enseña orgullosa una reliquia de bicicleta de paseo de la marca GAC, made in Eibar, con la que todavía circula -más chula que un ocho, ante la desorbitada y envidiosa mirada de hipsters– por las calles ibicencas. ¿Orgullo eibarrés? No, qué va.
Más allá del desconocido -y no trabajado- encanto de Eibar, el intangiblemente tangible orgullo eibarrés tiene tal calibre que podría aspirar a ser declarado Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO. ¿Lo dudas? ¿Y por qué no? ¿Hay algo que no se haya fabricado logrado en Eibar?
De intangibles va el asunto: el flamenco, las fallas de Valencia y la comida mediterránea ya lo son ;). No, no vamos a solicitar la candidatura de momento, porque si traemos a los embajadores de la UNESCO, corremos el riesgo de que se quieran quedar a comer pintxos vivir en Eibar, y como decíamos, tampoco es que nos sobre suelo. Que se conformen con ver fotos de Eibar y con conocer su historia. Gero, gerokoak.
Más allá de listas de ciudades feas, UNESCOs, San Andrés y otras deidades, lo cierto es que la vida sigue tranquila en Eibar. ¿Será porque ser de Eibar es en sí mismo una forma de ver, comprender y disfrutar de la vida, una manera única de trabajar y de mirar al mundo? Es más que probable. Hoy más que nunca, Eibar ez da zatarra: aupa Eibar, gora beti Eibar!
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- Eibar de momento no tiene aeropuerto (tiempo al tiempo…), pero siempre podrás volar a Bilbao para luego venir a Eibar ;).
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