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Lezika, la alubiada que te mereces tras la visita al bosque de Oma


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Érase una vez un bonito caserío vasco situado en un rincón idílico de Bizkaia“. Así podría comenzar cualquier relato o leyenda en referencia al restaurante Lezika en Kortezubi. Situado a los pies del bosque de Oma y de la cueva de Santimamiñe, este caserío reformado se ha convertido en las últimas décadas en conocido bar y asador, una referencia gastronómica en la zona de interior de Urdaibai.

Y es que, ¿quién no ha parado a tomar algo aquí tras realizar la visita al mundo mágico y multicolor que ideó el pintor y escultor Agustín Ibarrola en las inmediaciones? No lo vamos a negar, tenemos un par de opciones claras para comer cerca del bosque de Oma, pero hoy, nos vamos a centrar en la opción más cómoda y natural, y probablemente, la de más nivel y calidad. Si te apetece acompañarnos y comer en el restaurante Lezika, ¡ve desabrochándote el cinturón y saca la libreta para continuar con el relato gastronómico!

“Perolo” de barro mahaian eta ibili munduan!

Caserío del siglo XVIII junto a la cueva de Santimamiñe

El antiguo caserio Lezika fue reconstruido con gusto infinito y aire tradicional en el barrio de Basondo, allá por 1761. Por aquel entonces no existía el bosque pintado de Oma, una de las experiencias y atracciones top de Euskadi hoy en día, ni se conocía la importancia, quizás sí la existencia, de la cueva de Santimamiñe, principal yacimiento prehistórico en Bizkaia. La ubicación de este caserío en la actualidad, junto a dos importantes focos turísticos, no puede ser mejor, un auténtico golpe de suerte. Pero la suerte hay que buscarla, y una vez encontrado el filón, hay que mantener el listón a lo largo de los años.

Caseríos renovados y con mucho color

El caserío Lezika ha evolucionado mucho a lo largo del tiempo, convirtiéndose hoy en día en un reconocido restaurante en Busturialdea – Urdaibai. Ubicado en un entorno natural envidiable, inteligentemente acondicionado, mucha gente decide celebrar allí los multitudinarios banquetes de bodas y otro tipo de celebraciones. Sin embargo, modernidad al margen, Lezika sigue aferrándose a la esencia vasca; sigue siendo el clásico caserío-bar, con amplia terraza, donde tomarte un refrigerio, un caldo o un pintxo de chorizo cocido. Imagínate después de la excursión en familia al bosque de Oma. Sabe a gloria.

Un señor caserío

El caserío Lezika juega al interesante doble rol de bar y restaurante. La puerta principal o portalón del caserío se divide en dos: a la izquierda, el acceso al pequeño y oscuro bar; a la derecha, el acceso al restaurante. Las cosas, en los extremos, siempre están más claras.

Para gente de izquierdas y de derechas 😉

En el caso de que no quieras invertir unos buenos euros en cocina vasca tradicional, comentar que en el bar sirven pintxos y bocadillos variados que puedes consumir en la terraza. Es otra liga sí, pero al sol, y dependiendo del momento, la terraza del Lezika, con una botella de sidra o txakoli, puede ser un planazo.

Amplia terraza frente al caserío

Visitar el bosque de Oma y comer en el restaurante Lezika: Basque Experience!

Tras haber visitado el bosque pintado de Oma y haber disfrutado del “momento pintxo” en la terraza de este espléndido caserío, nuestra idea era haber comido en clave lowcost en el restaurante asador Marko (conocido como “Marko Pollo”), situado un par de kilómetros más abajo dirección Gernika. Mala idea en un día festivo y soleado, peor aún en un Jueves Santo en el que Euskadi estaba a rebosar.

En Jueves Santo, ni se te ocurra ir a comer a “Marko Pollo”

Sin ninguna intención de esperar más de una hora en la cola para pedir, y siendo tarde, cambiamos de planes y llamamos para reservar mesa para tres en Lezika. Vuelta para atrás, no pain, no gain! Si es que nos lo habían advertido unos minutos antes vía Twitter en respuesta a una foto de la zona que habíamos compartido.

La importancia de tener amigos virtuales que te recomiendan sitios

El destino gastronómico estaba escrito. Teníamos que comer en Lezika. El restaurante está a rebosar, pero nos consiguen hacer un hueco, algo de agradecer dada la hora que es. Por la puerta derecha, la de “los elegidos”, accedemos al primer comedor del restaurante Lezika, decorado en ambiente rústico, very Basque.

Decoración de caserío vasco renovado

Este bonito comedor, auténtico, está lleno, por lo que nos pasan al comedor principal, mucho más amplio y moderno, donde se celebran bodas, comuniones y banquetes. Aunque parezca mentira y sea tarde, nos montan una impoluta mesa en un abrir y cerrar de ojos y nos atienden rápido, con gran amabilidad.


Comedor principal, de aire más moderno

Alubias de Gernika con todos los sacramentos

Dejándome guiar por la recomendación de Twitter, no puedo pedir otra cosa que no sea el famoso menú alubiada del Lezika. 20 € (IVA aparte) tienen la culpa de que comas 2-3 platos de alubias de Gernika, cocinadas con mucho cariño y saber hacer.

Por supuesto, y no por ser Semana Santa, van acompañadas de todos los “sacramentos” habidos y por haber: Chorizo cocido, tocino, costilla y morcilla. Todo va perfectamente engalanado en una cazuela o “perolo” de barro que te dejan en la mesa. Para que te sirvas a tu gusto, al más puro Basque style.

Apetecen, ¿verdad?

Previa pregunta de la camarera, y en platos aparte, nos sirven unas guindillas y abundante berza para acompañar la estupenda alubiada.

Con las alubias, la berza es otra cosa

Con las primeras y deliciosas cucharadas Lezika entra de lleno en la lista de sitios “top” para comer alubias en Euskadi. Goce gastronómico magno.

Para los peques de la casa, está la siempre agradecida opción del clásico menú infantil, que cuesta 10 €. En el caso de Izaro, amante de la cocina casera, de la de puchero de toda la vida, disfruta como una campeona comiendo un señor plato de alubias junto a su padre, por lo que no hay que pedirle a ella nada aparte.

Las guindillas no pueden faltar en una buena alubiada…

Acompaña el menú alubiada per sé un Viña Alcorta crianza, el “vino de la casa”. Es un vino tinto de Rioja muy clásico, pero más que correcto para maridar la gastroexperiencia.

Un Rioja “clásico y majo”

Cocina vasca tradicional en Busturialdea

Más allá de las alubias, la carta del restaurante Lezika asusta. En sentido positivo. Aparte de la carta, el local ofrece multitud de menús  preconfigurados, que van desde los 26 € del menú más económico a menús que sobrepasan los 50 €. Se entrevé que está muy orientado a celebraciones y banquetes familiares, para servir menús tradicionales a mesa completa, sin complicaciones. Para ir en sintonía y no desafinar en la mesa familiar, Laura opta por el menú especial de 26 €, una de las opciones más demandadas entre los comensales que se sientan a comer en el más famoso de los restaurantes en Kortezubi.

Carta con diferentes y variados menús

Siguiendo la línea clásica, Laura comienza eligiendo sopa de pescado. La sirven casera, con abundancia de trozos de pescado, con muy buen sabor. Al igual que con las alubias, aquí también te dejan el “perolo” en la mesa. Tienes sopa para aburrir, ojo no te vayas a llenar.

¡Con fundamento!

Los platos que ofrece este menú son bastante clásicos, tanto a nivel de entrantes como a nivel de segundos platos. Sólo hay un segundo plato que nos llama la atención y nos invita a salirnos de lo tradicional. No es que sea algo muy innovador, pero tiene un toque diferente. Nos quedamos con los pimientos rellenos de pulpo.

Acompañados de patatas fritas, tres pimientos, rebozados con buena textura, con masa casera salpicada de varios trozos de pulpo (alguno que otro ligeramente duro), le dan un toque diferente y especial a la comida. Están muy sabrosos. Una opción interesante para salirse del carril gastronómico habitual frecuentado por los pimientos rellenos de carne y de bacalao.

¡Qué sabor!

En la carta pone expresamente que no está permitido mezclar diferentes menús en una misma mesa, pero en nuestro caso, y probablemente dada la hora que es, hacen la vista gorda. Supongo que es por temas de organización, tanto a nivel de cocina y de camarero, y por aquello de que los comensales vayan todos al mismo ritmo. Sinceramente, son cosas que nunca entenderé, podrían entrar a formar parte de nuestras manías gastronómicas.

Pasamos a los postres caseros que incluyen ambos menús. Sin grandes alardes de creatividad pero con seriedad vasca, se nos ofrecen postres clásicos como arroz con leche, cuajada o tarta de hojaldre. Para aligerar un poco la alubiada y por darle el gusto a la peque, “Doña Helados”, pedimos una copa de helado de vainilla.

Bien decorada, no deja de ser el clásico helado de vainilla

Sin gélidas sorpresas. Lo que nos sorprende gratamente es la crema de limón. Casera, de comer fácil, sin empalagar, y con un perfecto y justo toque a limón.

Cremoso, con un toque a limón sutil e interesante

Hemos ido a lo sencillo y ligero, pero la tarta de hojaldre que vemos sacar en otras mesas tiene muy buena pinta. Para otra.

Zona y restaurante ideal para ir con niños

No puede faltar el café, así como el pago de la cuenta. Con tarjeta y sin sorpresas, salimos al exterior de Lezika con la sensación de haber invertido 52 € en comer bien, lo justo por lo disfrutado. Y para hacer la digestión, pasamos a disfrutar de otro de los puntos fuertes del restaurante Lezika.

Un espacio enorme, tanto para aparcar como para jugar

Nos referimos a su impresionante parque rústico de flora autóctona, con varios dólmenes montados ad-hoc, cascada de agua, puentes de piedra y un parque infantil. Para deleite y disfrute de niños activos y “exploradores”, es imposible no pasárselo bien en los exteriores del asador Lezika.

Parque infantil y riachuelo, what else?

Como es lógico, el parque infantil se lleva casi todos los galones infantiles, pero la cascada y río, el agua en definitiva, son un reclamo que tampoco falla entre los más pequeños de la casa. Es más, hay que tener cuidado con ellos, ya que es fácil que se caigan o metan el pie en el riachuelo.

Parque infantil y río, ¿y tú de quién eres?

A pesar de estar muy concurrido, los niños se divierten realizando mil y un actividades trastadas. La tarde tiene pìnta de alargarse, hasta que Izaro, ¡txof!, mete un pie en el riachuelo :). Gajes del oficio, cosas que pasan al viajar con niños. Menos mal que con el estómago contento, los enfados son siempre menores, así que el camino de vuelta a Eibar discurre con normalidad y sin altercados familiares. Qué pena no vivir en la “casita” al lado del Lezika, para cambiarnos y volver a jugar al parque ;).

Más chalet que caserío

La sensación es la de haber completado un día redondo de excursión en familia por Euskadi. Si bien es algo más caro que otras opciones mencionadas de la zona, comer en el restaurante Lezika es una apuesta gastronómica clásica y segura.

Mantelería y puesta en escena impoluta

Los menús clásicos de precio medio-alto que ofrece no son de nuestro estilo, pero si estás buscando dónde comer cerca del bosque de Oma, tienes un menú especial de 26 €, correcto, que incluye txakoli, o un estupendo menú alubiada, por 20 €.

Lezika lowcost: Pintxos y bocadillos en la terraza del bar

Sin olvidar que también puedes tirar por la vía de pintxos, raciones y bocadillos en la terraza del bar Lezika. Los dos pintxos de chorizo y las dos cañas que nos tomamos al bajar del bosque de Oma no nos parecieron muy caras.


Amplio parking y espectacular caserío y espacio

Si nos tenemos que quedar con alguna de las dos opciones gastronómicas disfrutadas, tiramos irremediablemente más hacia el lado de las alubias. La alubiada en el restaurante Lezika es memorable, son 20 € que bien merecen la pena: Alubias para parar un tren, sacramentos para llenar un carguero, vino tinto crianza Rioja y postre casero. ¿Qué más quieres? Sí, son alubias, una comida “vulgar”, pero son alubias de Gernika y aquí las saben elevar y convertir, con mimo y esmero, en alimento gourmet.

Alubias de Gernika, alubias con label de calidad

Por ello, no nos parece caro el menú alubiada de Lezika. Estás en el corazón de Bizkaia, en plena Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Estás comiendo en un renovado caserío del siglo XVIII, en un entorno agradable y bien ambientado, junto a dos puntos turísticos tan importantes como el bosque pintado de Oma y la cueva de Santimamiñe, patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Y yendo a lo importante, no todos los días se comen unas alubias tan sabrosas, generosas y contundentes.

Ubicación estratégica donde las haya

Por último, permitidnos un gastrotip o pequeño consejo: después de meterte entre pecho y espalda una señora alubiada en Lezika, ni se te ocurra visitar el bosque de Oma. La primera cuesta puede ser fatídica, te aparecerá ‘el hombre del mazo’ y desfallecerás en el intento. Ni el propio Agustín Ibarrola, creativo donde los haya, y que seguro que ha comido más de una vez alubias en este sitio, lo haría así. Hazlo al revés. Visita el bosque de Oma bien pronto por la mañana, y ve a comer alubias en el Restaurante Lezika. En ese orden. Por tu bien, por el bien de todos. Y a la tarde, descanso y gin-tonic en la terraza, o como mucho, vigilar a los peques en el parque de fuera.

Confiamos en que este artículo te ayude a la hora de decidir dónde comer cerca del bosque de Oma; para bien, o para mal ;). Si desde luego te ha gustado el sitio y el plan gastronómico que te proponemos, no dudes en compartirlo con tu familia y amigos. Y si acabas sentándote a la mesa, di que vas de nuestra parte, pide el menú alubiada y déjanos un comentario a la vuelta, comentando qué tal la ha ido la experiencia de comer en el restaurante Lezika. On egin!


Valoración @Lonifasiko: 4,3/5


Información práctica


Todo lo que necesitas para completar tu experiencia:


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