Los niños y los animales, los animales y los niños. Es una relación que normalmente funciona. Pura química. Tal suele ser la simbiosis que durante nuestro fin de semana en Karrantza, no podía faltar la obligada visita a Karpin Abentura con niños (sí, no me he confundido, en euskera ‘aventura’ es con ‘b’), el centro de acogida y recuperación de fauna silvestre del valle de Karrantza, en Enkarterri. Desconozco si habrá otros parques de animales y centros de este tipo en Euskadi, pero hasta donde yo sé, por estos lares no tenemos zoos ni otros centros de acogida y recuperación de animales, visitables, tan bien preparados. De ahí que visitar Karpin Abentura sea toda una experiencia, especialmente para familias con niños. ¿A que sí, Señorita Avestruz?
Karpin Abentura: cómo llegar, precio entradas y horarios
El parque en cuestión se sitúa en una finca de enormes dimensiones construida en una bonita ladera que cae hacia el barrio de Biañez. Para acceder al parque, basta con acceder por carretera al Barrio de Biañez, atravesarlo, y en cuestión de 2 kilómetros aproximadamente, daremos con la entrada principal al parque. Los accesos a Karpin Abentura, desde la mismísima carretera que atraviesa el valle de Karrantza, están muy bien señalizados, llegar aquí no tiene pérdida alguna. Y si no, le preguntáis a algún guanaco, que dicen las malas lenguas que lo saben todo, todo, todo sobre Karrantza y Enkarterri en general.
La entrada al recinto llama la atención. Un alto muro de piedra, con varias pequeñas torres, un escudo tallado, y una enorme puerta que bien podría transportarnos al mismísimo Parque Jurásico. ¿Vivió aquí alguien importante? Vivir vivir no, pero en realidad la finca perteneció a uno de los sobrinos del conocido indiano Romualdo Chávarri, que construyó este palacio para el retiro estival y disfrute de su adinerada familia.
El aparcamiento principal de Karpin Abentura está algo más adelante que la entrada principal, a unos 200-300 metros. El parking es gratuito, y si bien no llegamos a verlo, a buen seguro dispone de una amplia zona para aparcar tranquilamente. No llegamos a verlo porque fuimos los más madrugadores en llegar a la puerta de la entrada, y pudimos aparcar en una pequeña explanada que hay justo frente a la entrada, donde no caben más de 5-6 coches. De todas formas, antes de llegar a la entrada también hay una zona habilitada para aparcamiento a mano derecha de la carretera; problemas de espacio para aparcar ninguno desde luego.
El parque abre sus puertas normalmente a las 11 en punto de la mañana, un poco tarde para nuestro gusto. Para hacer tranquilos la visita, recomendamos acudir al parque a esa hora, evitando las horas en las que más afluencia de público hay, y las horas centrales del día, especialmente en verano, ya que a pesar de la flora omnipresente en todo el recinto, el sol casca bastante y puede hacer que el recorrido se haga pesado para los más peques.
En cuanto a las entradas, los niños de hasta 3 años tienen entrada gratuita al parque, los niños de entre 4 y 16 años pagan 6€, y los adultos 9,5€. Sinceramente, me sorprendió el precio de las entradas, me parecieron algo caras las de los adultos, aunque entiendo que tiene que costar mucho tiempo y dinero mantener un parque, y sus principales activos, los animales, en tan buenas condiciones como lo están aquí. Para consultar los horarios y las posibilidades de realizar visitas concertadas para grupos, consultar aquí.
Recorrido a tu aire por el recinto de animales
Con la misma entrada te proporcionan un mapa del parque explicando el recorrido por el recinto, las diferentes zonas en las que se pide (Animalia, Terrasauro y Gastornisland), y las especies de animales y réplicas que se van a poder ver durante el mismo. De todas formas, el recorrido está muy bien pensado y señalizado, por lo que nada más comenzar a caminar, es posible guardar y olvidarnos del mapa. El recorrido está cuidadosamente pavimentado, pista adoquinada o de cemento en algunos tramos, es perfectamente transitable con cochecito o sillita de niño, aunque hay que tener en cuenta de que hay tramos con bastante pendiente, en los que vamos a tener que empujar tirando bien de riñones…o sujetar la silla con fuerzas para frenar.
Tras subir la primera cuesta en ligera pendiente, de calentamiento, se llega a un altivo palacio, ahora abandonado, que fue residencia de verano de la mencionada familia Chávarri.
Tras pasar el palacio, hay una zona de esparcimiento para niños denominada Dinotxiki, con columpios, juegos, toboganes, etc., muchas de ellas ambientadas en torno al mundo animal o de los dinosaurios. Algunos juegos, y especialmente los toboganes, que son largos y con bastante desnivel, diría que son para niños algo mayores, de 3 años para arriba desde luego. Esta zona está muy bien, pero tiene el peligro de estar al principio del recorrido, con lo que habrá que convencer adecuadamente a los peques de la familia de que luego a la vuelta pararemos aquí con calma, que primero hay que hacer el recorrido y ver los animales.
Tras bordear por la derecha esta zona, tenemos la ocasión de contemplar de cerca a una manada de tranquilos muflones que pastan y descansan en un amplio recinto. Desde allí, ascendemos y llegamos a la zona de comienzo oficial del recorrido, donde podemos encontrar a mano derecha un pequeño bar restaurante donde sirven comida (bocadillos, raciones, platos combinados) y bebida.
Consejo del día: Nosotros te recomendamos comer en Casa Garras, en el barrio de Concha. Apuesta gastronómica infalible.
Un parque de animales con un mensaje didáctico y concienciador
Desde aquí, inmersos ya en plena zona denominada Animalia, se remonta en pendiente hacia la derecha, dándonos enseguida de bruces con el primer recinto a mano izquierda, que alberga nada más y nada menos que a un precioso lince boreal. Significar que todos los recintos que albergan animales, especialmente los potencialmente más salvajes y agresivos, están perfectamente vallados y cerrados, seguridad ante todo, con numerosos carteles que recuerdan al visitante de que no hay que acercarse ni encaramarse a la valla metálica, ni dar de comer nada a dichos animales.
En cierto modo es una pena, porque esta protección, por otra parte comprensible y necesaria, hace que sea muy difícil tomar buenas fotos, hay que tirar mucho de zoom, ya que algunos recintos son bastante amplios y el animal puede que no esté en la zona más visible, la cercana al recorrido. Además, muchos recintos están situados en pendiente, y desde el camino, es probable que los críos más pequeños no vean a los animales en cuestión, por lo que habrá que auparles o subirles a hombros para que puedan disfrutar del momento.
Volvamos al primer animal salvaje, al lince boreal, ese animal misterioso y esquivo que al principio cuesta ver, pero que una vez lo enfocas bien, no puedes dejar de contemplarlo con la boca abierta, anonadado por su belleza, por esa aparente tranquilidad y nula fiereza que transmite mientras se lame y descansa tranquilo en la sombra. ¡Buen comienzo!
Tengo que admitir que para sacar algunas de las fotos de animales que se verán aquí, tuve que acercarme mucho a la valla, una práctica que no está permitida, lo pone bien clarito en los carteles; y que no es recomendable, porque ya sabemos que los niños tienden a imitar lo que hacemos los mayores… ¿Capicci?
La pendiente continúa, y entre la sombra de los árboles, a mano derecha, vemos de pasada como algunos corzos o ciervos corren, como perseguidos por el diablo, por el bosque, imposibilitando la realización de alguna foto decente. Enseguida se llega a otro de los recintos más imponentes de la visita, a mano izquierda, dos panteras negras harán las delicias de los visitantes. Tienen en el recinto un tronco y persas ramas de árbol en el las que se encaramarán una y otra vez, desperezándose, jugando y peleando entre sí, etc. Desde luego, es un animal que causa mucha fascinación, ese color negro les envuelve en un halo de misterio salvaje difícil de explicar.
Animales en Karpin Abentura: especies exóticas y sus tristes historias
El siguiente animal es el cocodrilo mexicano, un reptil de buen tamaño que normalmente descansa al sol, cerca de la charca que tiene para refrescarse adecuadamente. La historia de este saurio es triste, ya que si no me equivoco, tiene dañada la vista de un ojo, por una piedra que le lanzó algún desconsiderado en el pasado. Es una lección que nos explican a través de un panel informativo, y que sin duda hay que enseñar a los peques de la casa, concienciándoles de que hay que cuidar y tratar bien a los animales, nada de maltratarlos ni tirarles objetos de ningún tipo.
Los habitantes del siguiente recinto, los macacos gibraltareños, hicieron las delicias de nuestra peque, a la que costó sacarle de este recinto. Había varios, uno de ellos comía hierba junto a la valla, otro muy pequeño deambulaba tímidamente por la jaula, y el líder del grupo, subido y erguido en una rama, posaba, literal, para las cámaras de los visitantes.
El ascenso continúa hacia una pequeña zona en la que se pueden ver mapaches, iguanas y monos titi, unos monos muy pequeños que no paran de moverse de rama en rama. En algunos casos, puede que te toque no ver al animal mencionado en el correspondiente letrero informativo, pero es parte del juego, no son predecibles ni salen a una hora determinada para la foto. Y es que la naturaleza campa a sus anchas a lo largo del recorrido, en el que pudimos ver incluso alguna que otra especie de boletus.
Las enormes púas de un puercoespín dentro de su caseta y los profundos ojos de un macaco cangrejero hacen la transición de una zona a otra del parque.
Ubicación bucólica en el valle de Karrantza
A partir de este punto, el parque se abre al aire libre, y se obtiene una panorámica espectacular sobre parte del recinto y el valle en general, reivindicando que la finca está en una ubicación privilegiada.
De allí se pasa a la zona donde están animales hervíboros como los guanacos, ñamdús, emús, y las avestruces, una variedad de animales cada cual más simpático y curioso, especialmente las avestruces.
Otro de los momentos álgidos de la visita fue cuando tuvimos la ocasión de presenciar como uno de los guardas del parque salía del recinto portando un enorme huevo de avestruz. Ante nuestra ara de flipe, se paró gentilmente y nos lo dejó fotografiar, comentándonos que ponen uno de estos cada día. Sin duda, ahora nos explicamos de dónde vienen las tortillas de Bilbao, son hechas con huevos de avestruz con label del Valle de Karrantza :).
Inmersos de nuevo en ligero ascenso, vemos unos animales de la familia de los marsupiales, muy parecidos a los canguros, en apariencia y en la forma de correr a saltitos con los pies juntitos, son los Walabí de Bennet. Parecen auténticos peluches, dan ganas de tocarlos y darles un abrazo.
De todas formas, se confirma que el animal simpático del día son las avestruces, con las que nos entretenemos mucho, intentando saciar su enorme curiosidad por la cámara.
Zona de aves: no a la caza furtiva y al tráfico ilegal de animales
Se pasa a continuación a la zona de aves, donde es posible ver animales realmente preciosos como halcones, azores, búhos y águilas. En la mayoría de los casos, estas aves han sufrido algún tipo de daño por parte del hombre, normalmente heridas de caza., atropellos, etc. Es un poco fuerte comprobar como todavía, a día de hoy, el simple click de la cámara réflex hace alborotarse a algunas aves en las jaulas, puede que ese sonido les traiga malos recuerdos, qué pena :(.
¿Qué es un parque de animales sin osos? En el caso de Karpin Abentura, son dos los osos pardos que forman la familia de úrsidos del centro. La osa llamada ‘Eki‘ lleva ya muchos años en el parque, y recientemente, se ha incorporado a la familia un pequeño osezno al que han bautizado con el cariñoso nombre de ‘Bruno‘. De momento, para preservar al osezno, están en jaulas separadas, pero seguro que poco a poco se van entendiendo y se despierta en la osa ese instinto maternal que acoja a Bruno como si fuera un osezno suyo.Por horario, nos perdimos el momento en el que sacan de paseo y enseñan al público al osezno Bruno, pero seguro que si preguntáis, cualquier empleado del parque os proporcionará amablemente dicha información.
Patos y similares chapotean en otros recintos con charcas incorporadas, y en alguna, las tortugas parecen haberse puesto de acuerdo para no dejar ni una gota de agua visible; están apiladas, incluso hay demasiadas tortugas para tan poca agua a nuestro humilde parecer.
A ritmo de tortuga, se inicia el descenso hacia la zona de atracciones para críos, pasando por una jaula donde conviven de nuevo monos titi e iguanas, que parece que se llevan bien. Aquí termina el recorrido por la zona de Animalia.
Terrasauro, un paseo entre réplicas de dinosaurios
Tras justificar lo injustificable para que nuestra peque no se tirase por toboganes por los que todavía no puede tirarse, hacemos un pequeño alto en el camino antes de visitar la zona del parque denominada Terrasauro, que no es otra cosa que una pequeña zona donde hay réplicas de diferentes especies de dinosaurios que habitaron el Planeta Tierra hace millones de años.
En esta zona, se van enseñando de forma didáctica las especies más representativas de dinosaurio que habitaron la Tierra, habiendo varios puntos en los que varios personajes animados con voz, nos explican desde cómo nacen los dinosaurios hasta cómo se realizan las excavaciones para encontrar restos fósiles de estos saurios gigantes. Si se visita al final del recorrido, esta zona puede resultar algo aburrida para los adultos y niños muy pequeños, ya que no saben de qué va la vaina, pero puede resultar interesante para niños algo más mayores. Sea como fuere, el show final del Tiranosaurio Rex, donde se muestra la fiereza de este extraordinario animal, gusta a todo el mundo, y a pesar del ruido, no asustó a los niños allí presentes.
Por último, comentar que el meteorito que cayó sobre la Tierra causando el exterminio de los dinosaurios, esa mole rocosa que vete tú a saber de qué rincón de la galaxia vino, está guardado en secreto en este verde pulmón animalario de Enkarterri, en el Karpin. Ven y descúbrelo tú mismo, no vamos a desvelar aquí todos los secretos, ¿no? 😉
Gastornisland, el jardín de las bestias
Seguido de Terrasauto, continuamos el descenso por un sendero de cemento con pendiente pronunciada, para adentrarnos en Gastornisland, el Jardín de las Bestias, donde se muestran réplicas de los carnívoros y herbívoros que poblaron y dominaron el planeta tras la desaparición de los dinosaurios. Es un pequeño recorrido que en dos minutos permite admirar curiosas y logradas réplicas de mamut, rinoceronte lanudo, Smilodon o un extraño animal llamado Gastornis, que da precisamente nombre a esta zona del parque. Tras saludar a la réplica de hombre Neanderthal que cierra este curioso espacio, se vuelve a salir a la cuesta inicial que sube desde la entrada del parque, por lo que sólo quedará bajar por ella para salir del recinto.
En general, el recorrido por todo el parque es muy ameno, accesible, apto para cualquier calzado (¡tacones no por favor!), e ideal para realizar con niños, que disfrutarán como enanos viendo tantos tipos de animales, algunas especies, por primera vez. Nosotros, con numerosas paradas para ver los animales y sacar fotos, tardamos en realizar la visita dos horas y media aproximadamente, y eso que entramos los primeros y pasamos de puntillas por las dos últimas zonas del parque. Por poder, es un sitio ideal para pasar una mañana o tarde entera, incluso para pasar todo el día de excursión, comiendo dentro del propio recinto, dejando que los niños disfruten de lo lindo, tanto viendo los animales como jugando en el Dinotxiki.
Por último, no podemos olvidar que Karpin Abentura es un centro de acogida y recuperación de animales, animales que han sido interceptados en operaciones contra el tráfico ilegal de animales, heridos en cacerías, abandonados por gente que los tenía como mascotas, etc.
Todos han sufrido algún tipo de situación compleja o negativa y Karpin Abentura les ha dado una nueva oportunidad. Por ello, nos gustó mucho el mensaje de trasfondo, concienciación, educación y respeto hacia los animales que el parque quiere transmitir de forma didáctica y lúdica a sus visitantes a lo largo de todo el recorrido. Es una idea e iniciativa genial, que va más allá del clásico concepto de zoo y que hace que visitar Karpin Abentura con niños se convierta en una enriquecedora experiencia en familia.
Consejo del día: Si buscas alojamiento cerca de Karpin Abentura, nosotros te recomendamos dormir en casa rural Gailurretan. Dile a Maika que vas de nuestra parte, recomendado por Lonifasiko.com ;).
Información práctica:
- Web oficial de Karpin Abentura
- Se recomienda llevar calzado cómodo
- Comer en Karpin Abentura
- Se puede introducir comida al parque para disfrutarla en mesas y merenderos habilitados para tal efecto
- Hay un bar restaurante donde preparan bocadillos, raciones y platos combinados dentro del recinto
- Nosotros te recomendamos encarecidamente salir y comer en el restaurante Casa Garras.
- Bajo ningún concepto se ha de proporcionar comida ni bebida de ningún tipo a los animales
- Hay servicios en varios puntos del recorrido
- Precio entradas: Niños hasta 3 años entrada gratuita; niños de 4 a 16 años, 6 €; adultos, 9,5€.
- Disponibilidad de concertar visitas especiales para grupos, en fechas y horarios
- Alojamiento en el valle de Karrantza
- Google Maps con puntos de interés y accesos al parque de animales Karpin Abentura
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