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Asturias, paraíso natural de la honradez


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Pocas veces nos hemos sentido tan abrumados por la generosidad, amabilidad, honradez y otras muchas cualidades hospitalarias que procesa un destino, una tierra. Todo eso elevado al cubo ha sido lo que hemos podido percibir durante nuestro último viaje por la Comarca Vaqueira, en el oeste de Asturias. Con Luarca y el concejo de Valdés como epicentro, nuestro roadtrip por la zona ha sobrepasado todas nuestras expectativas. Es más, se ha convertido en toda una escapada alternativa y memorable que perdurará mucho tiempo en nuestro recuerdo. A ello han contribuido muchas personas que inconscientemente, de forma totalmente altruista, nos han aportado consejos, nos han regalado y sacado sonrisas, y por encima de todo, nos han permitido vivir momentos muy especiales, sentirnos asturianos. ¿Tan honrados, tan buena gente son los asturianos?

Más feliz que una perdiz en la Asturias más rural 😀

La generosidad y honradez asturiana

Para comprobarlo, nada mejor que relatar unas cuantas historias y vivencias personales, gente humilde y entornos rurales de por medio, que merecen nuestro más sincero agradecimiento y elogio a la humildad, amabilidad, generosidad y honradez de los asturianos con los que hemos topado durante este viaje por Asturias.

Forever friends!

La informadora turística profesional y pasional de Luarca

Desgraciadamente, estamos acostumbrados a que las personas que atienden las oficinas de turismo, antes de preguntarles nada, extiendan el mapa sobre la mesa, te hagan seis garabatos con un bolígrafo sin mirarte a los ojos, y te pregunten de qué provincia vienes y cuántas noches vas a estar por la zona. Bien, tras pasar por la oficina de turismo de Luarca, podemos afirmar que volvemos a creer en el valor que puede aportar una oficina de turismo al viajero.

E turismo y la sidra van de la mano en Asturias 😉

La mujer que nos atendió se dejó la vida explicándonos qué ver y qué hacer en Luarca y alrededores. En seguida se percató que viajábamos con una niña de 5 años, por lo que todos los planes fueron muy dirigidos hacia el turismo en familia. Otro detalle importante: La mujer nos “vendió” Luarca, como es lógico, pero vistas nuestras necesidades, intereses y preguntas, no tuvo problemas en hablar y recomendar otros pueblos del concejo de Valdés y alrededores. Chapeau, ¡gracias!

Pueblo marinero en la Costa Verde asturiana

La casa rural de Ceferino y su prodigiosa huerta

No hay más de seis casas en la aldea de Valle. 15 kilómetros de sinuosa entretenida carretera conducen desde Luarca hasta una zona donde el asfalto juega al escondite entre nieblas, árboles y verdes pastos.

Pues eso, paraíso natural

Nos alojamos en una de esas seis casas, donde nos recibe Ceferino, un pequeño pero fornido asturiano de pura cepa. Nos enseña la casa rural Roxo, muy bien equipada, preciosa por dentro y por fuera.

Un remanso de paz en Valle

Además de ofrecernos, sobre un plano, recomendaciones sobre qué ver y qué hacer en la zona, nuestra habitual pregunta de “¿sitios para comer por aquí?” obtiene respuesta clara y contundente. ¡Así me gusta! Encima de la mesa del comedor, nos encontramos dos botellas de sidra asturiana, unas galletas de mantequilla de Luarca que ríete tú de las míticas Palets Bretons, un calabacín gigante y un par de pepinos. “Son de mi huerta” nos dice sonriendo y ladeando la cabeza, en gesto tímido.

Las ofrendas de Ceferino

Se despide, no sin antes indicarnos donde está la huerta, y animándonos a coger de ella lo que necesitemos. ¿Se llamaba Ceferino o Generoso? ¡Gracias!

Nuestra cuadrilla de Trevías

Una tarde sin mucho plan, tomamos una carretera terciaria, idónea para competiciones de rally, que nos deposita, tras una fuerte bajada, en Trevías, un tranquilo pueblo situado en una vaguada del río Esva.

Entras feíto y… sales guapito 😉

Después de la habitual sesión de parque infantil con la peque, tomamos una cerveza en un bar al lado del río, algo alejado del centro del pueblo. Según nos sentamos en la terraza, nos llama la atención que las mesas se han montado sobre antiguas máquinas de coser con pedal, ¡de la marca Alfa! Nos miramos. La sonrisa es automática. De repente, el orgullo eibarrés inunda todo Trevías.


Aupa Eibar!

Al lado nuestro, una cuadrilla de jóvenes comenta la fiesta de la noche anterior, y planea el fiestón que se van a pegar esa misma noche. ¡Bendita juventud!

Un parque al lado del río, sólo para nosotros

Al terminar la birra y una pequeña tapa, nos levantamos, saludamos al personal y nos dirigimos al coche para volver a casa. Antes de negociar las primeras rampas del puerto de montaña, pasamos con el coche por delante del bar, donde los chicos que miran hacia la carretera levantan la mano y nos saludan. Son detalles que ocurren sólo en los pueblos. ¡Gracias!

El panadero de Tineo que vendía “bombas de relojería”

Con el orbayu pisándonos los talones, llegamos a Tineo un domingo de finales de Agosto. Las calles están desiertas y la oficina de turismo, casualidad, cerrada. Para hacer tiempo y esperar a que el día levante, tomamos algo en un bar del colorido centro del pueblo.

Tineo, capital del concejo de Tineo

En el mítico bar de pueblo con decoración vintage, nos sirven una pequeña pero contundente tapa en forma de rodaja de pan rellena de chorizo y panceta. Y un platillo de gominolas para Izaro.

¡Puxa Asturies!

Callejeamos por el casco histórico de Tineo, otrora población muy rica debido a su actividad minera. Estratégicamente situada frente a la iglesia, el escaparate de una vieja panadería llama nuestra atención. “Me pareció haber visto una linda empanada. ¿Hay que comprar pan para la cena, verdad cariño? Al otro lado del mostrador, nos atiende un hombre, entrado en años, “currela”, con cara de bonachón.

¡Qué buena gente!

Compramos media empanada de carne y preguntamos por esa barra de pan que parece esconder algún tesoro gastronómico en su interior. Es pan de trigo relleno de chorizo y panceta. ¡Bingo, es el mismo que hemos probado en el bar, una bomba de relojería!

¡Este pan de trigo es la bomba!

Pero no nos vamos a llevar la barra de pan entera, es demasiado. Aunque inicialmente se resiste, se lo piensa y nos ofrece llevarnos medio pan. “Venga, anda, lleva medio; el otro medio, si no lo vendo, ya lo comeré yo” dice resignado. Y de regalo, una galleta artesana para Izaro. ¡Gracias!

Muy apetecible, y a rebosar de carne

La chica que nos animó a visitar las Hoces del río Esva

Circules por donde circules en esta zona de Asturias, toparás una y otra vez con el río Esva. Río salmonero por excelencia, su cauce es reconocido como importante hábitat de la nutria. Tanto cruzar sobre él, nos ha llamado la atención leer acerca de la bonita ruta de senderismo por las hoces del río Esva, una excursión que no nos han recomendado hacerla con niños. En nuestra incursión por el precioso valle de Paredes, pueblo ejemplar de Asturias en 2001, nos topamos en Agüera con el centro de interpretación Hoces del Esva. ¡Ésta es la nuestra!

En pleno valle de Paredes

Al lado de la carretera, bien indicado y con aparcamiento. Así todo, allí no se ve ni percibe mucha afluencia de gente. La inicialmente tímida chica al frente del centro de interpretación queda sorprendida por nuestra curiosidad (de geógrafo frustrado) en torno al río Esva. Al rato, su discurso se vuelve jovial.

Una pena que se vea poco movimiento

Nos enseña todos los paneles de interpretación y vídeos disponibles. Tras preguntarle por rutas para hacer con niños, a diferencia de todo lo que habíamos leído y oído, nos dice que sin hacer todo el recorrido circular de la famosa ruta, que efectivamente es largo y complicado, podemos hacer el primer tramo de la ruta y volver por el mismo camino.


La ruta de senderismo discurre por un cañón calizo y bosques frondosos

A pesar de alguna que otra fuerte pendiente, es viable para hacerlo con niños pequeños, y en sus propias palabras, es el tramo más bonito.

Alguna que otra fuerte pendiente, pero viable para hacer con niños el primer tramo

Por supuesto, allí fuimos al día siguiente y allá que hicimos el tramo inicial de la ruta por las hoces del río Esva. Espectacular, ¡gracias!

El río Esva, un río salmonero

Atentos camareros que se empeñan en que todo el mundo coma bien

No en todos los restaurantes de España te dejan pedir medias raciones, algo habitual y natural en Italia, en la Toscana por ejemplo. Sinceramente, nos parece una fórmula muy socorrida cuando viajas con niños. En el restaurante Miramar de Luarca, pedimos media ración de croquetas caseras. Un simpático camarero, sudamericano pero muy asturianizado, viene a la mesa y nos dice por lo bajini: “Al final os he sacado una ración de croquetas entera, pero tranqui, os cobro media”. Guiña el ojo y se vuelva a cocina. Otro detalle: nos dio a probar un albariño de la casa, con la condición de que si no nos gustaba, nos lo cambiaba por otro. No hizo falta. Y el chupito de orujo, invitación de la casa. Así da gusto.

Una “media” que en realidad fue una entera

Volvemos a San Pedro de Paredes, al restaurante Casa El Obispo, donde aunque sea agosto, lo suyo es comer pote asturiano o fabada asturiana. “¿No te gusta el pote, ni la fabada, ni la carne en general? No te preocupes, te hacemos en el momento lo que sea: Ensalada, huevos con lo que quieras, etc.”. Dicho y hecho, pote asturiano para uno y platos alternativos para el resto.

Una bomba de relojería asturiana

El dueño sabe que somos de fuera y no duda en preguntarnos quién nos ha recomendado ir hasta allí a comer. Se lo decimos con total confianza, ¡el gran Ceferino! Al despedirnos, nos estrecha la mano mostrando agradecimiento y nos invita a que volvamos otro día a probar la fabada, la otra especialidad de la casa. Yo, Hulk, ¡estoy deseando volver!

Un honrado chigre asturiano

Nos vamos fuera de la comarca Vaqueira, concretamente a Lastres, hasta el restaurante El Mirador. Allí tampoco tuvieron ningún problema en servirnos media ración de fabada asturiana para la peque. Es más, asintieron con la cabeza nuestra decisión y nos dijeron que era más que suficiente. Al igual que con el resto de platos para compartir. En Asturias se come muy bien, y las raciones tienden a ser generosas. ¡Gracias!

Fabes de buen tamaño, ¿verdad?

La mejor embajadora de la arquitectura popular de Brieves

Nos habían hablado de la peculiar arquitectura de Brieves, con sus puentes/arcos de piedra que unen casas con hórreos y paneras. Este hecho le hizo merecedor de una visita y paseo fotográfico. En pleno apogeo del clic, una mujer me pilla in fraganti fotografiando las flores y los detalles de su preciosa terraza.

Se siguen utilizando para almacenar y secar alimentos

Dejo de sacar fotos y retrocedo unos pasos al verme sorprendido. De repente, una voz cordial, con cerrado acento asturiano, me dice: “Tranquilo, saca las fotos que quieras. Y por ahí abajo, tienes unos arcos y unos hórreos muy guapos”. Vaya pueblo rural más chulo, y ¡qué gente tan maja! ¡Gracias!

Un pueblo precioso

Cachopo “to take away” en la playa de Cueva

¿Un cachopo que nadie ha sido capaz de comer de una tacada? Eso lo tengo que ver con mis propios ojos. Y vaya que sí lo vi, aunque desgraciadamente, en la mesa de al lado, el día que comimos en el chiringuito de la playa de Cueva.

¿Y el cachopo?

Ese día comimos más light, no entraba en el plan desafiar los límites de lo imposible emulando a Gargantúa. Se agradece el detalle de la camarera del chiringuito, que nos advirtió desde el inicio que todas las raciones eran muy grandes. Conocida nuestra duda en torno al famoso cachopo gigante, con naturalidad, insiste en que si sobra algo, cachopo, atún o lo que sea, nos lo pone para llevar en un táper.

Debe ser algo típico con el cachopo, plato que vimos servir para cuatro (sí, para cuatro) personas. Juro que volveré a probar el cachopo de la playa de Cueva, y espero llevármelo entero en el estómago ;). Luego ya lo bajaré nadando o remontando el río Esva (¡hombre, tú otra vez por aquí!) en kayak. ¡Gracias!

¿Unas paladas para bajar el cachopo?

El vidente de Tineo que susurraba a los guiris que miraban mapas

Después de dar un paseo por Tineo, nos montamos en el coche sin saber muy bien qué hacer. ¿A que a vosotros también os pasa? Tras 5 minutos de absurda conversación que desemboca en el típico “vete hacia donde quieras” bidireccional, un hombre que fuma apaciblemente fuera de un bar se acerca al coche y nos pega un golpecito (la fuerza de un asturiano es similar a la de un vasco) en el cristal de la ventanilla del copiloto. Laura pega un bote serio. No, no es una película de terror.

…y pote asturiano, y fabada y…

Bajamos la ventanilla. El hombre nos dice que nos ha visto “mirando el mapa” y que ha adivinado que “no teníamos claro hacia dónde ir”. ¡Este tío tiene una bola de cristal, es el verdadero Rappel, y sin capas ni vestimentas horteras!

Azul y verde, mar y montaña

Nos indica que es día de fiesta en Navelgas, por eso hay poco movimiento en Tineo; nos dice qué pueblos de la zona no merecen mucho la pena, y nos recomienda un sitio para comer en Pola de Allande, un sitio de los de ‘ponerte hasta las cartolasCon el mapa lleno de apuntes, arrancamos el coche, ¡gracias!

Entrenadores y ojeadores de Champions en Brieves

Brieves tiene un pequeño parque infantil al lado de la carretera, un objetivo demasiado fácil para cualquier radar infantil que se precie. Ese día, casualidad, parece que somos varias las familias viajeras que hemos decidido hacer un alto en el camino para satisfacer la “hambruna de parque” de los pequeños de la casa. Estamos nosotros tres, una familia de Madrid, y otra del mismo Brieves. Un padre saca un balón y orquesta él solito un partido de fútbol mixto (¡bravo!) digno de la previa de la Champions, con varios diablillos y diablillas que no paran de correr y de gritar. El resto de adultos, presenciamos el partido desde el banco, sin calentar en la banda. Momentazo adults-only.

Y porque los niños no vieron esta canasta…

Debemos montar cierto alboroto, inusual en la zona, porque una señora entrada en años se acerca al parque y se sienta al lado nuestro. La señora disfruta viendo a los niños jugar, entabla conversación con nosotros y le terminamos contando que somos de Eibar, que estamos de turismo rural por la zona, etc. Nos dice que ha salido al parque “porque hoy había mucha actividad y mucha juventud, y eso no es lo normal por aquí”. Nos despedimos cordialmente de nuestra cuadrilla de Brieves, a quienes por supuesto, tocamos la bocina al pasar con el coche.

El parque infantil donde se organizan partidos de Champions

Personas de marcado carácter, territorio slow travel

Puede que todos estos ejemplos te hayan parecido tonterías, pero en realidad, no lo son. Los viajes, al igual que otras muchas facetas de la vida, están llenos de pequeños detalles y momentos. Por falta de tiempo, interés o porque implica salirse de la ruta turística habitual, muchas veces no reparamos en ellos, no los vivimos en primera persona. Craso error.


De buena tertulia mañanera

Este último viaje a Asturias con niños nos ha enseñado a valorar, más si cabe, este tipo de pequeños momentos en familia, tímidas incursiones y anécdotas viajeras de contacto con la gente local. 

Go local!

Hemos recuperado esa anhelada sensación de viajar sin prisa, en clave slow travel (Slow family travel “en nuestro caso);  de tener la oportunidad de realizar inmersiones en la cultura y vida local de pueblos y gentes, en entornos remotos y eminentemente rurales.

¡Gracias por la cordial bienvenida!

Hemos tenido la gran suerte de experimentar la cercanía y la calidad humana de las gentes de Asturias. Principalmente en la comarca Vaqueira, pero por anteriores viajes a otras zonas asturianas, sabemos que estos valores humanos son extensibles a todo el Principado. Y creednos, ese valor añadido, intangible y emocional que no todos los destinos tienen, es muy alto en Asturias. Difícilmente medible,  y por descontado, igualable.

Seguro que Angelón era generoso y honrado, buena gente

Al igual que es imperdonable que nosotros no nos acordemos, o ni tan siquiera sepamos, el nombre de muchas de estas personas que se han cruzado fugazmente en nuestro viaje, en nuestras vidas. Todos ellos han hecho que nuestro viaje haya sido un gran viaje, un viaje memorable.

¡A faenar, a vivir nuevas historias!

La generosidad y honradez asturiana nos han emocionado sobremanera en este viaje, unas cualidades en las que Asturias está muy por encima de la media española. Asturianas y asturianos, creéroslo, hablamos en serio. Porque por mucho que un territorio tenga playas kilométricas y le pongas campos de golf, alta gastronomía y hoteles de lujo, sin personas locales honradas, sin personas aferradas a sus raíces y tradiciones, ese territorio nunca conseguirá conectar y emocionar, “enganchar” al viajero. 

¿Cuánto pesará cada “zapatito”?

Sabíamos que Asturias era un paraíso natural, porque ya lo conocíamos y porque es lo que nos han “vendido” durante años como campaña y lema turístico. Sin embargo, ahora podemos completar dicha frase marketiniana y afirmar que Asturias es el paraíso natural de la honradez, algo que vale infinitamente más que un paisaje bucólico aderezado con fabada, sidra, vacas, verdes pastos, Picos de Europa y sellos de la reserva de la biosfera. Gracias Asturias por ser como eres. Gracias asturianos por ser como sois. Y tú, ¿cuándo vienes?


Información práctica:


Saludos!

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