“Hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”. Esta cita se le atribuye al polivalente político, filósofo y poeta cubano Jose Martí. Son tres cosas con las que puedes estar más o menos de acuerdo, aunque en los tiempos actuales, yo creo que “escribir un libro” podría ser perfectamente sustituible por “tener un blog o bitácora en Internet”. Con este pequeño cambio, a día de hoy puedo decir que he cumplido las tres, ¿soy por eso mejor persona? Para nada…y tampoco tengo entrada en la Wikipedia, cachís…
Ésa es la primera de mis apreciaciones sobre esa más que discutible frase; la segunda, simplemente añade como coletilla una cuarta nueva acción/actividad que habría que hacer al menos una vez en la vida: “Vendimiar y pisar uvas”. Es más, me permito incluso desligarme ligeramente de tal mítica frase y adquirir cierto ego-protagonismo vaticinando aquello de “No dejaré este mundo…sin haber vendimiado y pisado uvas como un oriundo”. Sí, lo sé, el chiste no es como para ir al Club de la Comedia…
Rioja Alavesa con niños: vendimia y pisado de uva
Muchos de vosotros conocéis mi interés y gusto por el mundo del vino, que viene acrecentado e influenciado por el link especial que mantengo con La Rioja, tierra que visito muy a menudo; gracias a ese link, desde bien pequeño he tenido la oportunidad de participar, en clave festiva y testimonial, de la vendimia. He vendimiado a mano, e incluso he ido sentado en el tractor de turno con el remolque cargado de uva, a volcar las uvas en la tolva de la cooperativa de vino de la zona. Lo recuerdo, vagamente, como una experiencia divertida, pero lo vivido hace apenas dos semanas ha engrandecido y completado mi pasión por este mundillo. Sí, recientemente, tuve la ocasión, gracias a la agencia de enoturismo Thabuca, de vivir una experiencia sin igual: vendimiar y pisar uvas con niños en Rioja Alavesa, ¡en un antiguo lagar rupestre!
Lagares rupestres en Labastida
Significar que esta región al sur de Araba, perteneciente a Euskadi (dato importante), que linda con la vecina La Rioja, y Labastida en especial, cuenta con numerosos lagares rupestres; en ellos se pisaba antiguamente la uva para a posteriori dar comienzo al proceso de prensado y fermentación de la misma y a la consiguiente producción del vino.
En nuestro caso concreto, tuvimos la suerte de vivir esta experiencia en el el Lagar de Montebuena Norte, al que se accede tras caminar 10 minutos desde el centro de la Labastida, primero por la carretera dirección a San Vicente de la Sonsierra, y luego por un camino que sale a mano derecha. El camino desemboca en un antiguo lagar, entre viñas, bien conservado y de origen medieval, y construido aprovechando un afloramiento rocoso existente en la zona.
Vendimiar con niños en Rioja Alavesa
Tras inspeccionar el terreno y situarnos, atendemos a las interesantes explicaciones que nos enseñan cómo vendimiar, cómo recoger los preciados racimos de uvas de esas cepas que en otoño adquieren ese espectacular tono multicolor; ataviados con las herramientas pertinentes y siguiendo atentamente las instrucciones de nuestra guía Carol, pudimos cortar unos buenos racimos de uva tempranillo de las viñas de la zona, experimentando en primera persona lo dura que es la vendimia manual, un proceso actualmente bastante automatizado para producciones de vino a media y gran escala.
Tras probar in situ y llenar algunos cestos con varios racimos y kilos de uva, y con la repentina, pero indispensable, aparición de otros cestos repletos de uva traídos para la ocasión, el siguiente paso es volcar dichos cestos en la parte superior del lagar, en una especie de pileta circular en ligera pendiente.
Pisar uva con niños en Rioja Alavesa
Con la materia prima ya depositada, sólo queda descalzarse, remangarse los pantalones y…¡pies a la obra! Nos comentaban que el pisado de uva tenía que ser lo más natural posible, pero con un movimiento acompasado de ambos pies, en ligero vaivén, sin pretender pisar fuerte ni destrozar la uva, girando de vez en cuando sobre nosotros mismos.
Os juro que es una sensación muy agradable para los pies, es una especie de masaje natural continuo que te invita a seguir pisando, en plan adictivo, chof-chof, chof-chof…
Vamos a ser sinceros, cada uno hizo lo que pudo, algunos mejor que otros, pero el caso es que el grupo que estuvimos, disfrutamos un montón, y se revivió ese antiguo espíritu de hermandad y de festividad que celebra la próspera recogida de la cosecha e intenta evocar buenos augurios para la posterior producción vitivinícola. No faltaron los abrazos y las risas, tampoco los traicioneros resbalones, pero nadie se tiñó completamente de morado y el mosto empezó a fluir rápidamente para disfrute y emoción de todos.
Beber el primer mosto
Aunque aparentemente no había tanta uva, es una pasada la cantidad de mosto, ese primer zumo de uva, que se extrae de un simple pisado realizado por aficionados como nosotros.
Aprovechando la gravedad, de una forma totalmente artesanal pero muy inteligente, desde la pileta, a través de un estrecho canal, que en su entrada tiene varios racimos de uva sin pisar que ejercen como ‘filtro’, el mosto pasa a un compartimento bastante hondo llamado ‘torco’ o depósito (parece una tumba).
Sólo quedaba recoger el, nunca mejor dicho, fruto de nuestro trabajo, un excelente primer mosto, dulce, que tiene un sabor de autenticidad alucinante.
Después de probar este mosto, opino que deberían cambiar el nombre a esa bebida que pedimos como ‘mosto’ en los bares, ¡nada que ver, por favor!
Didáctica experiencia de enoturismo con niños en Rioja Alavesa
Tras disfrutar de ese primer caldo, la experiencia vitivinícola termina con la recogida de los restos de uva, que se utilizan como abono natural, la recogida en botellas del mosto, que te lo puedes llevar a casa para degustarlo, y la limpieza, con agua, del lagar y de los gustosamente manchados y pegajosos pies y piernas de los participantes.
A posteriori, siguiendo con el ambiente festivo y distendido, completamos la jornada con un pequeño almuerzo en las inmediaciones del lagar, con embutido y vino de por medio, como no podía ser de otra manera, redondeando así una experiencia de enoturismo en familia auténtica 100%.
Es una actividad que recomiendo a todo el mundo, da igual la procedencia, sexo, edad, idioma, situación familiar, nivel cultural, tipo de viajero que seas…vendimiar y pisar uva es una experiencia única, de las que gusta vivir al menos una vez en la vida, sintiéndote partícipe de esos primeros pasos en la producción ancestral del caldo divino que tanto gustaba al Dios Baco. Tonto no era el jodío no…
Nosotros tuvimos ocasión de hacer este plan en familia, con una cría de menos de año y medio. A algunos niños al principio les dará un poco de yuyu pisar la uva, pero tarde o temprano, bien pisando uva o bien chapoteando en el torco lleno de mosto, acabarán disfrutando, como enanos, de la experiencia, al igual que los padres. La probabilidad de que la ropa de los pequeños tenga que ir luego directamente a la basura no es alta, es altísima. Aún así, esta actividad lúdica y formativa, de las que ya no se enseñan en el colegio, merece mucho la pena. Vendimiar y pisar uva con niños en Rioja Alavesa es una experiencia de enoturismo en familia que no se te olvidará nunca.
Información práctica:
- Experiencia ofrecida por Thabuca Wine Tours
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