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Pucherazo de cocido montañés en un restaurante kid-friendly de Cabárceno


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Hay gente y locales que saben jugar muy bien sus bazas. Gente que aunque no tenga una buena mano o no vea hace años un póker de reyes, juega en la mesa con las cartas que le han tocado, con temple y astucia, con algún que otro farol, analizando siempre las posibles jugadas de sus compañeros de mesa.

Ésa es la liga y así la juega el Restaurante Los Elefantes, en pleno Parque de la Naturaleza de Cabárceno, en Cantabria. ¿Repartimos las cartas para ver cómo juega el equipo de los elefantes?

¿Tendrá hambre él también?

Restaurantes para comer en Cabárceno

Tienes tres  opciones principales para comer en Cabárceno:

  1. El propio parque cuenta con varias áreas de descanso donde hay cafeterías y restaurantes. Sin entrar en detalles, y por lo que vimos en los carteles de fuera, ofrecen bocadillos, hamburguesas y platos combinados. Supongo que incluso alguno ofrecerá menús.
  2. Llevarte tu propia comida de casa y comer al aire libre en el parque, en las zonas de descanso habilitadas con mesas y bancos de madera. No tiene que ser mal plan, especialmente en verano, a la sombra. También se ve a mucha gente comiendo alrededor de su coche, con el maletero abierto, lleno de delicias caseras varias.
  3. Restaurantes en Cabárceno pueblo. Junto a la entrada/salida Este del parque, el pueblo de Cabárceno cuenta con numerosos restaurantes, todos ellos muy orientados a captar ese público que sale cansado y hambriento del parque. Hay de todo, como en botica: menús de todo tipo y para todos los públicos, bocadillos, platos, raciones, pintxos, etc.
Opciones hay…

La baza que juegan muy bien algunos de los restaurantes del pueblo es la de entregarte un flyer del restaurante en alguna  de las dos entradas del Parque de Cabárceno. Es habitual ver a personal de los restaurantes plantados 100-200 metros antes de la propia taquilla donde tienes que parar con el coche y pagar los 25 € que vale la entrada de adulto a Cabárceno.

25 €azos vale la entrada de adulto al parque

Inconscientemente, piensas que es personal del parque repartiendo algo de información, para agilizar el pago en taquilla y la entrada al parque. Y si el coche de delante para y todo el mundo coge lo que le entregan, tú también lo haces; por cortesía, acabas bajando la ventanilla y recabando un par de gastroflyers. Nosotros entramos por la entrada Norte, por Obregón. Es el método tradicional, primo-hermano del ya clásico publi en el limpiaparabrisas del coche, pero funciona, es bastante efectivo. Damos fe.

¿Se puede salir y comer fuera del parque de Cabárceno?

Toda la gente tiene la misma duda respecto a estos restaurantes situados en Cabárceno pueblo: ¿Puedes salir del Parque de Cabárceno y volver a entrar más tarde? Sí. Puedes salir tantas veces como quieras o te haga falta, siempre que te acuerdes de conservar el ticket de entrada, que será necesario mostrarlo en taquilla para que te abran la barrera. Por cierto, en los flyers también subrayan este punto de forma muy clara, un detalle que inevitablemente capta tu atención. Bien jugado.

Un método de marketing 1.0…¡que funciona!

Deambulábamos nosotros con nuestro coche por la zona de los elefantes, área cercana a la entrada/salida Este del parque. Tras sacar las correspondientes fotos, nos percatamos que el estómago de Izaro ruge bastante más que los adormilados leones del parque. Surge la duda: ¿Volvemos a comer a alguna de las áreas de servicio dentro del parque o salimos fuera a comer un menú, más tranquilos, y luego ya veremos qué hacer?

El carácter foodie, ayudado por el ‘efecto flyer‘, nos guían hasta la salida. Nada más pasar la barrera de salida, a mano derecha, un aluvión de locales, letreros, pizarras y anuncios de restaurantes nubla nuestra vista en el pueblo de Cabárceno.

Recetas infalibles para niños

Comer con niños en Cabárceno

Parcialmente cegados por tanto marketing 1.0, aparcamos el coche e inevitablemente buscamos los dos restaurantes de los dos flyers que nos han ‘endiñado’. Los dos son parecidos a nivel de propuesta de menú, el precio es ligeramente superior en Los Elefantes. Sin embargo, éste tiene algo que llama poderosamente nuestra atención. La culpa la tiene el cartel y el texto sobreimpreso de ‘Zona de juegos infantiles‘ o ‘Parque infantil de bolas’. Jugada maestra para captar a gente que viaja en familia. De enseñar en las mejores escuelas de negocios.

Habiendo salido de la zona de los elefantes, valga la redundancia, estos detalles hacen que decidamos comer en el restaurante Los Elefantes en Cabárceno. ¡Qué simples somos!


Concepto ‘sidrería cántabra’

El local es agradable, tanto la parte exterior de la terraza como la parte interior. Está renovado recientemente, tiene un aire moderno para estar donde está, sinceramente nos esperábamos algo peor, especialmente en el interior.

Tiene un comedor en la zona de la barra, otro pequeño en un piso superior, y uno más grande en el piso inferior. Preguntamos por sitio para tres y nos redirigen al piso inferior, la parte de arriba está llena.

Comedor amplio y luminoso

¡Qué pena! Ya no vamos a poder dejar luego a la peque jugando en el parque infantil de bolas :(, mientras nosotros disfrutamos de la comida tranquilamente. Qué decepción, ¿donde quedarán aquellos tiempos en los que Izaro se echaba la siesta?

Entretenimiento y diversión asegurada

¡Error, estábamos confundidos! La ‘salvación’ llega en forma de grandes pantallas a lo largo y ancho del comedor del piso inferior, a través de las cuales se puede ‘monitorizar y controlar’ a los peques de la casa mientras juegan en el parque de bolas del piso superior.

Siéntate y come tranquila…

Ruta de los Pucheros de Cantabria

Con la peque ‘controlada’, nos hacemos con el entorno gastronómico mientras leemos las diferentes propuestas de carta y de menús. Hay un menú infantil por 8 €, un menú de 13,90€ con bastante variedad y un ‘Menú Jornadas‘, que a un precio muy majo, tiene como principal aliciente la posibilidad de degustar el sagrado cocido montañés.

Suena (y casi huele) bien

Los platos del menú normal, por ese precio, prometen bastante, y hay variedad como para satisfacer a todo el mundo. También se ofrece cocido montañés dentro del menó normal. Sin embargo, nosotros, remando a la contra como siempre, optamos por degustar dos ‘menús Jornadas’. Es la forma de que Izaro coma unas pocas alubias del típico plato de cuchara por excelencia en Cantabria.

El ‘menú Jornadas’ cuesta 11,5 €, e incluye entrante a compartir, cocido montañés, postre, agua y vino. Éste último, lo traen abierto y lo sirven helado. La gaseosa va aparte, aunque es posible que ni así se arregle ese teórico zumo de ¿uva?

Pan y ¿vino?

Mala pinta. No nos atrevemos ni a probarlo, y pedimos una botella de sidra cántabra. Realmente, el restaurante es también una sidrería cántabra. Se paga fuera del menú, pero qué menos que acompañar un buen cocido montañés con algo de alegría, no es cuestión de beber algo a disgusto. Nos traen la botella de sidra con parafernalia para escanciarla automáticamente included. El artilugio ocupa media mesa, pero es útil.

Un “trasto” que ocupa pero que es bien práctico

Comenzamos con una ensalada de bacalao y langostinos, para compartir. Langostinos sí que hay, el bacalao hay que buscarlo y la lechuga es “de bolsa”. Ah, va todo cubierto y recubierto de mayonesa y chorretones de vinagre de Módena, a cascoporro. Cuando un plato se cubre de tanta mayonesa, sin ser un plato de ensaladilla rusa por ejemplo, mala señal.

Poco bacalao veo yo ahí…

Para empeorar la primera impresión visual, el primer bocado delata que la mayonesa no es una mayonesa de calidad, más bien todo lo contrario. Comemos a duras penas los míseros trozos de bacalao que conseguimos encontrar entre tanto revoltijo gastronómico, también las gambas. Las hordas combinadas de Módena y mayonesa acompañadas de lechuga lowcost se quedan en el plato. Vemos en otra mesa que también algún que otro plato del menú normal lo sirven desbordando mayonesa. Como sea la misma mayonesa que la nuestra, malo. Si le sirven este plato a uno que yo me sé de Lo que Coma Don Manuel…, ¡arde Troya, y Cabárceno!

Chorretones de vinagre de Módena y mayonesa

Cocido montañés, un plato de cuchara atemporal

No problem, la clave de este menú es el otro plato, ¡el ansiado y atemporal cocido montañés! ¡Qué más da que sea Junio para comer un buen potaje!

Mítico puchero de antaño

Vale, esto es otra cosa. Alubia blanca bien hecha, acompañada de berza, y un compangu o acompañamiento a base de sacramentos clásicos como chorizo, tocino, costilla y morcilla. Clásica lujuria gastronómica.

Que no falten los ‘sacramentos’

El puchero que sacan para dos personas da para que cada uno se saque dos buenos platos hondos. Comida copiosa y contundente de la que Izaro también se aprovecha, a pesar de tener que apartarle un poco la berza para ingerir las ricas alubias blancas. Me sonaba que el cocido montañés llevaba berza, pero pensaba que era meramente decorativa. Ahora puedo decir que lleva bastante berza, y para quien no le guste, es difícil apartarla y dejar las alubias ‘limpitas’.

Alubia blanca y berza

Tradicionalmente he sido más de alubia pinta/roja/negra, la alubia blanca la he tenido abandonada durante muchos años. Bien, hay que decir que mis prejuicios sobre el color de la alubia se han disipado tras esta gastroexperiencia. Atrás quedaron aquellos tiempos en los que me obligaban a probar la alubia blanca en el comedor de la ikastola, donde comía tres alubias, literalmente. Y eso que por las fotos, parecía de buen comer. Postureo gastronómico infantil.

Esta alubia blanca, ingrediente principal del cocido montañés, estaba riquísima. Es un potaje hecho con cariño, con know-how de fogón cántabro. Me da un poco de vergüenza decirlo, pero a mis 36 añazos, era la primera vez que me daba por comer cocido montañés en Cantabria; bueno, en realidad, en todos los lados, porque es un plato al que le tenía cierto reparo desde crío, totalmente injustificado como veis.

Llegamos a los postres saciados, cocidos (y no por la sidra). Antes de que nos traigan la carta, Izaro ya ha subido al piso de arriba a jugar en el parque de bolas. Hay postres caseros y postres comerciales. Optamos por unas natillas (debilidad de padre e hija) y por una tarta de queso.

Qué pena que luego nos sentaran mal..

Izaro baja rauda y veloz cuando avisamos que hay natillas de postre. Arrampla con el plato de natillas y da buena cuenta de medio platillo; luego las aparta y decide probar la tarta de queso. Las prueba el padre, pero entre el llenazo, que no le parece que están muy buenas y que no están bien cuajadas, allí se queda parte del postre.

Luego, visto que a la noche y al día siguiente Izaro se pone mala, vomitando y con descomposición, y que el aitatxo no anda muy allá, caemos en que aquellas natillas estaban probablemente ‘cortadas’. En el momento no caímos en la cuenta, pero el análisis de todo lo que ocurrió en aquella mesa y durante el resto del día, nos lleva a concluir eso. Por algo Izaro dejó de comer natillas y yo tampoco las terminé. Si hubiéramos caído en el momento de que aquellas natillas estaban cortadas, se lo hubiéramos dicho al camarero que nos atendió durante toda la comida. Tipo majo, y muy atento por cierto.

Sencilla correción

En cambio, la tarta de queso, servida coquetamente en un vaso pequeño, está bien buena. Es un postre sencillo y pequeño en cantidad, pero de los que deja buen sabor de boca. Se come fácil.

Formato pequeño pero correcto, rico

Tomamos dos cafés y pagamos la cuenta, que roza los 30 €. No hay sorpresas, cobran aparte los cafés y la botella de sidra, lo acordado. No se puede pedir más por ese precio. El comedor se ha llenado de gente, al igual que el parque de bolas de niños. El ‘gancho’ funciona, muy pero que muy bien.

Con la tripa llena, y con un ‘chute’ de parque infantil más que reconfortante, ya hemos cogido fuerza para ver más animales en Cabárceno. Efectivamente, no hay ningún problema en salir y entrar de Cabárceno con el ticket. Se presenta en taquilla desde la ventanilla del coche y te abren la barrera.


Si estás buscando restaurantes donde comer en Cabárceno con niños, el restaurante Los Elefantes no es una mala opción. Es probable que todos los restaurantes en Cabárceno sean del estilo, orientados a familias y con una propuesta gastronómica similar. Nosotros tuvimos casualidad esa anécdota y mala suerte con las natillas, pero queremos suponer que fue algo puntual.

La “mascota” del restaurante estaba clara, ¿no?

Está claro que el entrante del ‘menú Jornadas’ es también manifiestamente mejorable. La ensalada con poco bacalao cubierta de una pobre mayonesa hace ‘malo’ este menú, y el rico cocido montañés no se merece ni la más mínima sombra de duda. Sale mejor poner una simple ensalada mixta de lechuga, cebolla y tomate. Si me apuras, con un poco de atún, que tampoco estoy pidiendo que vaya en aceite de oliva virgen extra ni que sea de Santoña.

Al César lo que es del César. Es más, incluso estaría dispuesto a pagar el mismo precio de este menú si sólo me sacaran el puchero de cocido montañés, sin entrante, con un poco de agua, sidra o vino un poco más decente.

#YoSoyDeCuchara

En definitiva, si los adultos están dispuestos a sacrificar un poco la parte gastronómica al visitar Cabárceno, pero ver felices y contentos a los peques de la casa, este local ofrece un par de menús con platos sencillos, a precio ajustado. Sin embargo, el valor añadido o las tres cartas clave con las que pega el órdago este restaurante kid-friendly son claras:

A ti, madre o padre desconfiado, que hace tiempo que no comes tranquilo, que tienes a ese bichillo que no para quieto ni un segundo, ¿qué punto de los tres anteriores te ha convencido más?  Anda, no mires mucho a la tele, que el cocido montañés se enfría ;).

Valoración @Lonifasiko: 3/5

Información práctica:

On egin!

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